Este artículo se publicó hace 4 años.
Javier Gutiérrez: "'Vergüenza' es muy atractiva para el espectador porque no tiene límites"
Movistar+ estrena este viernes una tercera temporada de 'Vergüenza' en la que sus creadores han logrado reinventar el formato firmando la mejor hasta la fecha.
María José Arias
Madrid-
La capacidad de Jesús y Nuria para provocar vergüenza ajena y bochorno es infinita. Y la de sus creadores, Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany, para darle un giro de tuerca a su historia y renovar una serie cuyo formato perecía que no podía ir a más, también. En su tercera temporada Vergüenza se ha reinventado por completo y, sin perder esa esencia suya que la convierte en una rara avis dentro del panorama de la comedia en España, ha firmado su mejor tanda de episodios. En total, seis capítulos en los que se juega con ese formato de interrogatorios que otras como True Detective, Big Little Lies y Élite, por mencionar algunas, han explorado antes.
"Es un giro que le da otro tono siendo fieles a los personajes y a la historia, porque no dejan de ser dos infelices metepatas, pero sí que hay algo dentro de la trama que gira y la hace más interesante, más atractiva", avanza Malena Alterio en su conversación con Público poco antes del estreno. Su compañero de reparto y marido en la ficción, Javier Gutiérrez, añade que "es muy inteligente cómo se reinventa. Cuando la fórmula parece que ya no da más de sí se convierte en un thriller, en una de suspense, casi cine negro, en la que hay entregas y el espectador va colocando las piezas para ver quién es el asesino, quién es el muerto. Siempre sin perder la identidad de la serie, que son las situaciones incómodas, la carcajada o la risa helada, la mueca que se le queda a uno en la cara".
Sí, thriller. Esa es la novedad de una temporada que arranca con Jesús convirtiéndose en el hombre más odiado de España. Ha metido la pata con su hijo, su acción ha quedado registrada ante las cámaras y en la época de los virales este fotógrafo con aspiraciones artísticas y Mariló Montero como amor platónico se ha convertido en uno de ellos. Cualquier otro en sus circunstancias habría intentado esconderse, meterse en un agujero y no salir hasta que pasase todo y la nube de periodistas a su puerta se disipase, pero Jesús no es así. Fernández-Armero y Cavestany aprovechan esa forma de ser de su protagonista para lanzar una crítica mordaz a la facilidad con la que cualquiera puede alcanzar el rango de celebridad.
Para Gutiérrez, este tema en el que se adentra de lleno Vergüenza esta temporada es algo que da mucho en lo que pensar y refleja esa capacidad para ‘elevar’ a quien en realidad no ha hecho nada para estar ahí. El también protagonista de Estoy vivo, a quien "la etiqueta de famoso me espanta", pone de manifiesto el hecho de que en España los realities, lejos de perder fuelle, cada vez cuentan con más seguidores. "Un país en el que llegamos a la 20 edición de Gran Hermano a mí me pone los pelos de punta. Pero es así, es el país que tenemos", comenta. Y eso es lo que usa Vergüenza, "esta cosa de hacerse famoso al tiro". En el caso de Jesús, "por algo negativo como es golpear a un niño". Aunque esa no fuese "la intención de Jesús y mucho menos que se convirtiese en viral". Sin embargo, la fama que le viene dada al personaje por ese acto en público "habla mucho también del momento que vivimos en este país, que cualquiera puede ser famoso y está dispuesto a hacer cualquier cosa por llegar a serlo".
Pero esa fama nacida del viral según viene se va, con la misma rapidez. Dura lo que tarda en llegar el siguiente. Y eso, a juicio de Malena Alterio, es algo muy cruel. "Es una crueldad tremenda la mires por donde la mires. Esto de encumbrar a alguien por nada y de repente olvidase de él. A ver cómo se gestiona eso. Si uno no está bien amueblado y acompañado, te puede volver tarumba. Creo que eso es lo que muestra la serie, que de repente hay alguien al que encumbran y no puede salir a la calle y de repente te olvidan, independientemente de por el hecho que haya sido. Bueno, los políticos corruptos agradecen que no les persigan, pero en el caso de Jesús y su fama es cruel", comenta.
Esto, sumando al tono de thriller, hace que esta temporada sea "especial", como asegura Alterio. "Quien entre de primeras a ver la serie le va a sorprender igualmente y quien nos haya seguido va a alucinar", avisa Gutiérrez, para quien esta "quizá sea la mejor porque la primera es como la presentación de los personajes, hay una novedad y una cosa sorprendente para el espectador. En la segunda ya van siendo las peripecias de este matrimonio y disfrutas de ellas. Y esta tercera, como el giro es tan radical, tan absolutamente extremo, pero sin perder esa cosa incómoda, bochornosa… Se convierte en una serie de asesinatos, de juicios… Es muy sorprendente para el espectador".
Mientras los personajes intentan averiguar quién ese el asesino y el espectador adivinar quién ha muerto, Jesús y Nuria, en medio del caos de su recién adquirida fama, deben lidiar con el día a día de las reuniones del colegio, los problemas laborales de uno y otra, un triángulo amoroso que despierta, los hijos, los abuelos… Toda esa carga partiendo de un problema que esta pareja tiene de base, su carencia de habilidades sociales. En todos los ámbitos, pero en especial para relacionarse con esos otros padres de alumnos con los que ninguno de los dos tiene nada que ver, pero con los que están obligados a comunicarse.
De temporadas anteriores se mantiene la esencia y se sigue explorando, además, esa soledad en la que se encuentra Nuria, que, como resume quien le da vida, "no tiene a nadie con quien compartir todo lo que le está pasando, solo con su madre muerta". De ahí que se le aparezca en cualquier parte. Y eso, aunque muy triste, es otro filón para los guionistas. "Eso [por lo sobrenatural] es muy atractivo para el espectador porque demuestra que la serie no tiene límites. Se convierte en un thriller, pero también tiene sus escenas paranormales, sus ‘cuartos milenios’. En ese sentido no deja de sorprender y a pesar de ser la tercera temporada no se ha asentado en el territorio ya conocido en el que el espectador sabe qué se va a encontrar. Es una serie en la que el espectador nunca sabe qué va a ocurrir", concluye Gutiérrez.
Y luego está el final. Ese final en el que se abre una nueva puerta para Vergüenza llena de posibilidades. Nadie sabe de lo que puede ser capaz Jesús en un entorno como el que se avecina.
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