La insurgencia susurrada de Manuel Rivas

Las palabras se le amotinan a Manuel Rivas (A Coruña, 67 años), flamante Premio Nacional de las Letras 2024. Su obra, a caballo entre el periodismo, la literatura y la poesía, se lee como a susurros, consciente del poder que entrañan las palabras, de ese extraño sortilegio que esconde el verbo y nos conduce, si es menester, a la insurgencia, la manipulación o el enredo.

"A veces olvidamos que escribir compromete de cojones", explicaba en una entrevista a Público hace unos años. "En ese lento hundimiento en el bochorno que nos acuna, todo lo que escribimos –incluso lo que eludimos– se ha vuelto comprometido", denunciaba el autor de obras tan icónicas como La lengua de las mariposas (Alfaguara, 1997) o El lápiz del carpintero (Alfaguara, 1998).

Compromiso y belleza. O mejor; compromiso con la belleza. De eso va la obra de Rivas, de una poética propia que bebe de la tradición oral y no renuncia a contar lo que nos identifica y nos duele. No en vano su trayectoria "versátil y coherente" –como detallaba este martes el jurado del galardón– se construye con "la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega". 

Y ahí se mantuvo, implacable ante el sálvese con pueda neoliberal y ante un mundo que deviene en distopía. No en vano acaba de publicar Detrás del cielo, "un noir que aborda el poder, la violencia, la corrupción, la defensa de la naturaleza y las relaciones humanas", según reza la sinopsis en la web de Penguin Random House, que publica sus obras bajo el sello Alfaguara. 

Pero volvamos a las palabras, porque desde ahí urde Manuel Rivas su particular insurgencia susurrada. Una revuelta que se mira en los otros y que le araña a ese vacío que es la desmemoria un poquito de lo que fuimos y otro tanto de lo que debiéramos ser. Y lo hace a vueltas con la palabra, indómita y poderosa.

Rivas hace suyo ese pensamiento de Albert Camus que decía que no era el compromiso el que le llevaba a escribir, el que le llevaba a las palabras, sino que es el trabajar con las palabras lo que le llevaba al compromiso. En Público nos gusta pensar que eso es lo que se premia este lunes, el poder de Rivas para (con)jugar las palabras en pro del compromiso.