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'La infiltrada', la mujer que logró desarticular uno de los comandos más sanguinarios de ETA

Arantxa Echevarría recupera desde el cine esta figura, la de la única persona, una mujer, de la policía que se infiltró en ETA y consiguió terminar con el Comando Donosti. Carolina Yuste y Luis Tosar son los protagonistas de este thriller político inspirado en una historia real.

La actriz Carolina Yuste es la protagonista de la película.
La actriz Carolina Yuste es la protagonista de la película . (Beta Fiction)

Aranzazu Berradre Marín salió de la Academia de Policía de Ávila a los 22 años y muy poco después fue elegida para que se infiltrara en ETA. Los siguientes ocho años los pasó dentro de la banda terrorista, brindando con etarras por la muerte de sus compañeros policías, trabajando en una herriko taberna, constantemente en tensión temiendo cada día por su vida... Fue el único miembro de la Policía Nacional que logró infiltrarse en la banda terrorista ETA y fue la persona que consiguió la desarticulación del Comando Donosti. "A pesar de todo lo que hizo, pasó desapercibida, probablemente porque era una mujer".

Arantxa Echevarría enmienda ese olvido ahora con La infiltrada, película que ha coescrito junto a Amelia Mora y en la que cuenta la historia de esta mujer, que tras aquella experiencia extrema se mantuvo y aún sigue en la Policía Nacional, aunque ya fuera de España, en una Embajada, con una nueva identidad y con su familia. En la ficción, la actriz que da vida al personaje es Carolina Yuste. Con ella, Luis Tosar, en el papel del 'manipulador', que es la persona de contacto de la policía con una o un infiltrado.

"La película es fundamentalmente la historia de Aranzazu, de esta persona, de una mujer, una policía muy novata, que tenía poco más de 20 años y que, de pronto, estaba infiltrada en ETA. Es ese viaje, pero también es la historia de la primera persona, no solo mujer, policía que se ha infiltrado en la banda terrorista", explica la cineasta, bilbaína, que ha querido a través del personaje retratar social y políticamente una época especialmente conflictiva en el País Vasco.

"Este es un muy buen momento para no olvidar nada de la historia reciente", dice Echevarría, que insiste en la necesidad de contar a los más jóvenes lo que pasó en España hace muy poco tiempo, para que entiendan que en democracia "no tiene sentido una pistola en la mano". A estos espectadores está especialmente dirigida la película, una historia en la que no se han escatimado explicaciones.

Nausicaa Bonnín, Víctor Clavijo y la directora Arantxa Echevarría, durante el rodaje de 'La infiltrada'.
Nausicaa Bonnín, Víctor Clavijo y la directora Arantxa Echevarría, durante el rodaje de 'La infiltrada'. Beta Fiction

Entender el conflicto

Además, la cineasta subraya su intención de que a través de la película se entienda mejor hoy el conflicto que vivió el País Vasco, "porque en ese conflicto los buenos no eran todos buenos, ni los malos, todos malos. Allí había mucha gama de grises. En aquellos años, en ETA se metía mucha gente de una forma idealista. Entonces si eras feminista y antisistema, eras carne de cañón para estar en la izquierda abertzale o si no, eras de los que no tenían cuadrilla".

Aranzazu Berradre Marín, seudónimo de esta policía, era muy joven cuando vivió aquella experiencia, pero cambió la vida real -disfrutar de los amigos, los novios, las fiestas, invertir en un futuro...- por un servicio que la apartó de su mundo. Se quedó ocho años en el universo del movimiento vasco, conviviendo con etarras y con una incertidumbre diaria.

Una doble vida

La motivación, por qué aceptó meterse en una aventura como ésta, es una de las respuestas que persigue Arantxa Echevarría en la película. Según la cineasta, lo hizo por "el bien común", pero "eso hoy es difícil que lo entendamos". Podemos, dice la directora, comprender a alguien que viaja a los lugares más peligrosos del planeta como médico, para ayudar a los demás, "pero ser policía e infiltrarse en una banda terrorista…".

Luis Tosar, en una secuencia de 'La infiltrada'.
Luis Tosar, en una secuencia de 'La infiltrada'. Beta Fiction

Aranzazu Berradre Marín llevó doble vida durante ocho años, por momentos era policía, cuando hablaba con su contacto o investigaba dentro de la banda, y en otros era parte de ETA. Ese fingimiento que debía convencer a todos se extendió al trabajo de Carolina Yuste en la película. Hubo días en el rodaje en que preguntaba a la directora quién era en alguna escena concreta, "¿la policía o la que se hace la simpática con los de Herri Batasuna?".

La infiltrada se escribió tras un trabajo minucioso de investigación, en el que la directora habló con muchas de las personas implicadas en aquella operación. Estuvo en contacto con el 'manipulador' y con otros policías que participaron en la misión, y con varios miembros de la izquierda abertzale, pero nunca accedió a la auténtica Aranzazu Berradre Marín, aunque tuvo la oportunidad de hacerlo. Entonces, el guion ya estaba avanzado y conocer a la persona real, en palabras de la directora y guionista, hubiera cambiado todo, porque "yo ya me había imaginado a nuestra Arancha".

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