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HBO España'Pose': la nueva serie de Ryan Murphy se zambulle en el mundo LGTB reivindicándolo
HBO España estrena este lunes lo nuevo del creador de ‘American Horror Story’, una serie de ocho episodios en la que da una visión profunda, compleja y reivindicativa de la situación del colectivo LGTB en la Nueva York de los años ochenta con un ritmo frenético y mucho drama personal, familiar y sentimental.
María José Arias
Madrid--Actualizado a
El nombre de Ryan Murphy es como el de una marca registrada con un estilo propio, fácilmente reconocible y con una considerable legión de fans que se enamoran de sus personajes, especialmente los femeninos, con devoción ‘seriéfila’. Por eso sus proyectos siempre se encuentran entre los más esperados de la temporada y entre los más aplaudidos. En Pose une fuerza creativa con Brad Falchuk y Steven Canals y se reserva la dirección de los dos primeros episodios. Un arranque que, si bien peca de una duración excesiva (78 y 70 minutos), plantea interesantes líneas argumentales cargadas de drama en las que el reflejo de una sociedad -la de los ochenta en Nueva York-, una cultura -la llamada ball culture- y una comunidad -la LGTB- se entrelazan para dar una visión detallada de lo que trata de contar y reivindicar.
Pose surge de la colisión entre dos ambientes tan opuestos como el que se cocía en los altos edificios para ejecutivos en la década de los ochenta neoyorquina y lo que ocurría en esas salas en las que transexuales y homosexuales se reunían para participar en competiciones de baile y vestuario. En la contraposición de un ambiente y otro es donde reside la fuerza de una serie con la que Murphy, así lo ha expresado él mismo en varias entrevistas concedidas a medios americanos, pretende abrir un universo desconocido para el gran público. Convencido de que la televisión puede contribuir a hacer del mundo un lugar mejor, el creador de Feud se vuelca de lleno con una parte de la población que no siempre es reflejada de manera justa y realista en la pantalla.
Con el cartel de ser la producción con el mayor casting de actores y actrices LGTB, el caleidoscopio de personajes que se despliega en Pose llega a ser abrumador. Hay tantos y algunos tan magnéticos que es imposible no conectar ya desde el inicio con alguno de ellos dejándose arrastrar a sus vidas. En ese universo de la ball culture que se retrata destacan especialmente tres que aúnan una fortaleza y un fragilidad empáticas. En solo dos episodios -a los que HBO España ha dado acceso a los medios antes de su estreno- Blanca (Mj Rodriguez), Angel (Indya Moore) y Damon (Ryan Jamaal Swain) se convierten en una familia atípica y entrañable.
La primera, que se gana la vida acicalando uñas, ejerce de madre de una de esas casas en las que se acoge a otros miembros de la comunidad, se les da cobijo bajo algunas reglas y juntos, como familia, hacen frente a la vida y a esas competiciones en las que pueden ser ellos mismos y dar rienda suelta a su creatividad. Como figura maternal y mentora que es, a Damon lo saca de la indigencia en la que se encuentra después de que sus padres lo echasen de casa por su orientación sexual. A Angel, con la que comparte una conexión especial desde que conviviesen bajo el techo de su anterior mecenas le abre la puerta cuando decide separarse de su antigua madre harta del trato recibido.
El carácter social de 'Pose'
Las reinvindicaciones de los personajes y de la propia serie siguen estando vigentes tres décadas después: igualdad, respeto, comprensión, oportunidades… Esa es la misión de una producción con la que Murphy se adentra de lleno en un terreno poco explorado en la ficción sin dejarse eclipsar por los trajes exagerados, el baile y la música que, claro, también son parte importante con escenas que derrochan colorido y notas altas. Pero lo importante es que cada personaje tiene una biografía que le acompaña, un drama personal y un arco argumental que se ve trazado con más o menos profundidad ya desde el principio.
El casting, que se realizó a lo largo de toda la geografía estadounidense durante seis meses y fue dirigido por Alexa Fogel, cuenta con nuevos rostros que prometen dar mucho de que hablar, como Ryan Jamaal Swain, y otros poco conocidos como las mencionadas Indya Moore y Mj Rodriguez. Algunos incluso huelen a posible nominación. Entre los consolidados y habituales de las series de Murphy, Kate Mara y Evan Peters, sobresaliente en su papel como enlace entre el mundo LGTB y el de la incipiente era Trump -como se describe en la sinopsis-. Peters interpreta a Stan, un padre de familia de clase media que trabaja para un pez gordo bastante desagradable al que interpreta James Van Der Beek.
Un día su camino se cruza con el de Angel y se ve irremediablemente atraído por la dulzura y tristeza de esa chica que acaba de conocer en la calle. La relación entre ambos, que se va tejiendo en los dos primeros episodios y en la que los gestos y miradas dicen casi más que las palabras, es una de las líneas trazadas más interesantes y prometedoras de Pose. “Estoy cansada de ser humillada, me merezco más”, dice en un momento Angel. Si ese “más” es Stan o no, está por ver. Su relación, desde luego no es fácil ni está bien vista.
Compuesta por ocho capítulos, el principal problema con el que tropieza Pose es la duración excesiva de sus primeros episodios, en los que quizá se recrea en exceso en la parte más festiva y lúdica de la serie y con la que puede perder a los espectadores menos cercanos al estilo de Murphy. Aún así, esta producción de FX es mucho más que poses, es un verdadero drama personal y familiar de personajes en una época no tan lejana reflejada a conciencia con la intención de trascender y cambiar estereotipos.
Para demostrar que es algo más que una serie, su creador anunció hace unos días a través de Twitter que donaría todos los beneficios a organizaciones de caridad que velan por el bienestar y los derechos del colectivo LGTB. Desde entonces, cada día da visibilidad desde su cuenta a una organización. Decía Murphy en una entrevista con Variety que lo que pretende con Pose y las donaciones es ayudar a cambiar “corazones y mentes”. Material para ello hay en los dos primeros episodios, en los que los personajes son mucho más que su ropa y su sexualidad.
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