Hasta que la música los separe

Los integrantes del grupo, una de las bandas más importantes del planeta, se encuentran en el camerino. El cantante parece muy nervioso y sin aparente motivo, la ha tomado con su hermano, el guitarrista principal y compositor. Todo empezó por una discusión acerca de si era conveniente o no utilizar al grupo para promocionar la marca de ropa creada por el cantante. El líder vuelve con una guitarra en la mano y la utiliza en forma de hacha. Acaba de rozar la cara de su hermano. El resto de miembros se miran entre ellos, agachan la cabeza y permanecen callados. Esto pinta mal. Aparece el mánager: "Cinco minutos para salir al escenario". Los asistentes al concierto nunca llegaron a presenciar la actuación. Nunca más volvió a existir Oasis.

Esto fue lo que sucedió una fatídica noche en París, el origen de la separación de los de Manchester. Así lo relata Noel Gallagher: "Realmente lo lamento porque nos quedaban sólo dos conciertos". El músico reconoce que si esa noche no hubiera obedecido a su instinto para escapar de toda aquella violencia, dando por zanjado el proyecto que llevó con su hermano a recorrer medio mundo durante 18 años, quizás hoy seguiría existiendo el grupo."Es una lástima porque me sentía cómodo en esa banda" lamenta.



Peleas, mujeres, luchas de ego, dinero, falta de creatividad o el agotamiento son algunos de los motivos que pueden llevar a una banda a su disolución. La historia está repleta de ejemplos. Los hay que se separan para siempre o como en las relaciones, los que se dan un descanso. Este último es el caso de Foo Fighters, que esta semana anunciaba que se daban un respiro, como ya hicieron anteriormente grupos como The Killers o Radiohead. Los hay que se van para volver, casi siempre por dinero, los que abandonan un grupo para comenzar una nueva etapa en solitario y los que se marchan para fundar una nueva banda. Los que se separan por enfermedad, como Roxette, o por la muerte de alguno de sus integrantes, como en el caso de Queen. Estos son los motivos que han hecho que la bandas más importantes del planeta se separasen.

Una novia en la banda es multitud

Las mujeres, en especial la odiada Yoko Ono, la lucha de egos y el dinero precipitaron el adiós del, para muchos, mejor grupo de la historia. La madre de todos los grupos tuvo la madre de todas las rupturas. "Cuando John se casó con Yoko, dijo: Yoko ahora es parte de mí. Al igual que tengo manos tengo a Yoko. Soy yo. Donde esté yo, está ella". Esta es la forma en la que George Martin, productor de The Beatles, recuerda el principio del fin del grupo. "Era difícil manejarlo. De pronto ella aparecía en la sala de control. Ni me la presentaron pero se sentaba allí. Todos estaban molestos por ello", recuerda. Let it be fue el último disco de The Beatles y para entonces, el malestar entre los miembros de la banda era más que evidente. La aparición de Yoko Ono, uno de los personajes más odiados en el mundo de la música pudo ser decisiva, pero no fue la única.

"Creo que nos separamos por el mismo motivo por el que se separan las personas. Necesitábamos más espacio vital y The Beatles se habían convertido en un espacio reducido", resumía George Harrison en su autobiografía. La relación entre McCartney y Lennon, para entonces, era insostenible. Una degradación de vínculos que culminó de forma simbólica en el concierto en la azotea del edificio de Apple (su discográfica), el 30 de enero de 1969. Fue el último concierto de la banda en público.

Lío de faldas

Otra mujer estuvo a punto de cargar con la gran losa que hubiera supuesto la ruptura prematura de los Rolling Stones. Su nombre es Anita Pallenberg. Fue novia de los dos guitarristas de la banda. De Brian Jones primero y de Keith Richards después. Con este último protagonizó una de las relaciones más turbulentas de la historia del Rock&Roll. En su autobiografía, Richards confesó cómo la modelo había sido infiel a Jones con él, poniendo en peligro la aventura musical de la banda.

Control financiero

Por lo que respecta a The Beatles, una vez llegado el éxito, John y Paul empezaron a componer por separado, a hacer las cosas a su modo y a distanciarse. Otro de los motivos clave de us separación fue el económico. Una pugna por el control financiero del grupo en el que Lennon y McCartney propusieron a dos mánagers diferentes. Una guerra fría que llegó a colapsar varios proyectos pendientes. Paul McCartney fue quien hizo oficial en 1970 una separación que se veía venir desde varios años atrás (así informó TVE de la separación). El grupo había dejado de funcionar como tal meses antes y los cuatro integrantes estaban inmersos en proyectos individuales.

Lucha de egos

Oasis podría protagonizar este capítulo, pero existen más ejemplos. Las diferencias irreconciliables también fueron el motivo de la desintegración de Guns and Roses. Appetite for destruction fue su álbum más vendido (60 millones de copias) y un concepto que pudo definir a la banda en su máxima expresión. Slash, Duff McKagan, Matt Sorum se fueron de la banda, dejando a Rose como el único miembro original del grupo. Ya nunca más volvería a ser lo mismo (Éste fue el último abrazo entre Slash y Rose). En una entrevista para Rolling Stone, el guitarrista Slash dejó claro su sentir acerca del grupo: "Me importa una puta mierda Guns and Roses". Las cosas empezaban a ir mal cuando a principios de los 90 se multiplicaban los incidentes en los conciertos. Uno de los más sonados fue durante la actuación de la banda en San Luis. El cantante echó a varios periodistas lo que provocó una pelea que acabó con heridos, destrozos y decenas de detenidos. Rose fue declarado culpable por alterar el orden público. No sería la única pelea en la que se vería envuelto el frontman del grupo. Agresiones a fotógrafos y altercados con los fans eran una constante. Autodestrución llevada al límite.

The Police fue otro claro ejemplo de lucha de egos. El trío ni siquiera llegó a emitir un comunicado oficial sobre su disolución. En España, tenemos a Heroes del Silencio. Tras un concierto en Los Ángeles estalló una gran bronca. El fin del grupo sería cuestión de días.

Dos gallos en el mismo corral 

Los problemas en las bandas se suelen multiplicar cuando coinciden dos gallos en el mismo corral. Le pasó a Lennon y McCartney, máximos exponentes en este apartado. Calamaro y Ariel Rot con Los Rodriguez también necesitaron 'espacio' creativo. La unión de Joaquín Sabina con Fito Paez duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks.  Fito Cabrales se marchó de Platero y tú para poder liberar su creatividad y marcar un nuevo rumbo en sus composiciones. El guitarrista Iñaki Antón, Uoho, otro de los miembros de la banda, pasó entonces a formar parte de Extremoduro, junto a Robe Iniesta. Los grupos con papeles muy definidos o con un líder claro suelen tener menos problemas en este sentido. Les ocurre a Coldplay con Chris Martin o a Muse con Matt Bellamy, dos portentos creativos que marcan el camino a seguir sin dejar espacio a pugnas dentro de la banda. 

Cambio de papeles

El caso contrario le ocurrió a La Fuga. "Hay gente que no estaba a gusto en su puesto dentro del grupo y han conseguido agotar a algunos que sí lo estábamos". Son la palabras de Rulo, exlíder de la banda, para explicar los motivos de su ruptura. Decidió marcharse porque no quería dejar de ser el único compositor del grupo: "Con La Fuga cedí en muchas cosas durante el último año, pero en lo principal, que es que yo soy el único compositor, no estaba dispuesto a cambiar, y como no soy quién para echar a nadie, decidí irme".

Demasiadas canciones para un disco

Un problema derivado de que dos miembros de la banda sean compositores reside en cómo realizar el reparto de temas para el siguiente disco. Le ocurrió a Pereza. Tanto Leiva como Rubén Pozo han compartido autoría en los libretos de cada disco. En un principio fue Pozo que el que llevaba el peso creativo pero poco a poco la balanza se fue inclinando hacia su compañero a medida que el grupo ganaba en popularidad. Leiva ganaba terreno hasta el punto de dominar con sus temas el repertorio de la banda. Aviones, su último disco, contaba con 17 canciones, un número más propio de un disco doble. Los dos miembros no estaban dispuesto a sacrificar sus temas para el siguiente disco y se precipitó el adiós, decidiendo seguir sus carreras por separado.

Agotamiento

El cantante Michael Stipe, el guitarrista Peter Buck y el bajista Mike Mills anunciaron su disolución después de 31 años juntos. Fue tan sorprendente, que cogió desprevenido hasta a su ‘jefe', Rob Cavallo, presidente de su compañía de discos Warner Bros. Se enteró de la noticia el mismo día en el que se difundía el último comunicado de REM. En realidad, el grupo ya venía pensando en el fin desde 2008. Tres décadas, 15 discos de estudio, miles de conciertos y la triste sensación flotando en las partituras de que nada de lo que pudieran componer podría superar lo hecho lo anteriormente. Puro desgaste: "Un hombre sabio dijo una vez: ‘la habilidad para acudir a una fiesta es saber cuándo es la hora de irse'. Hemos construido algo extraordinario juntos. Ahora vamos a caminar lejos de ello", sentenció Stipe en su despedida.

Conservar la reputación

Algo parecido pudo ocurrirle a Pink Floyd: "Si se retira (el grupo) ahora de los escenarios aún podrá conservar su reputación, aunque con ello se cierre un capítulo de la historia del rock". Esta fue la declaración de Roger Waters y no deja lugar a dudas. El cantante aseguraba allá por el año 86 que "la capacidad creativa de Pink Floyd" se había desgastado. "Lo más honrado es que el grupo se disgregue y desaparezca de la escena musical". Antes de la demanda de separación de Waters, el grupo ya mostraba su falta de motivación. El punk británico vivió su momento de luto con Los Sex Pistols, que sucumbieron al cansancio hasta su disolución.

El desgaste en una banda es evidente. Compartir giras, furgoneta, ensayos, producciones, puede destruir al grupo más unido. Piratas dijo adiós en 2004: "El grupo se terminó porque tenía que terminar, no pasó nada en concreto, simplemente estábamos saturados y lo mejor era concluir el asunto antes de que empezáramos a llevarnos mal y poder así seguir siendo amigos", aseguraba Ivan Ferreiro por aquel entonces.