Este artículo se publicó hace 3 años.
Gervasio Sánchez: "Nunca en mi vida de reportero he visto morir con tanta soledad como en mi país"
Gervasio Sánchez y Ricardo García Vilanova se rodean de otros 24 fotoperiodistas latinoamericanos y españoles para publicar 'Pandemia. Miradas de una tragedia', un libro que retrata la trágica realidad de la covid-19 en distintos países y regiones de España. La recaudación irá destinada a ayudar a las familias de los fotógrafos fallecidos tras contraer el virus mientras cubrían la pandemia en Latinoamérica.
Madrid-Actualizado a
Dicen los que le conocen que Gervasio Sánchez (Córdoba, 61 años) siempre trama algo. Con cientos de tragedias a sus espaldas y más de treinta años captando con su cámara la vida, la dureza de la vida, no podía quedarse parado ante una de las mayores crisis sanitarias de nuestra historia reciente. Había que hacer algo; una memoria visual que nos diga, pasados los años, que hubo un tiempo en el que habitamos el dolor y la soledad.
Contar la vida era eso. Salir a tropezarse con ella, por difícil que nos lo pongan. Y en esa búsqueda por tomarle el puso a la tragedia, Gervasio Sánchez y Ricardo García Vilanova, coordinadores del proyecto, tuvieron a bien rodearse de un equipo de lujo, otras 24 fotógrafas y fotógrafos procedentes de Latinoamérica y España, cuyas miradas han testimoniado la catástrofe a ambos lados del Atlántico. Trece mujeres y trece hombres, entre ellos dos Premios Nacionales de Fotografía: Cristina García Rodero y Juan Manuel Castro Prieto; y consagrados fotoperiodistas latinoamericanos como el argentino Rodrigo Abd o la peruana Silvia Izquierdo. Un libro, además, prologado magistralmente por la mexicana Elena Poniatowska y la española Irene Vallejo. El resultado estremece.
Así nace Pandemia. Miradas de una tragedia (Blume), un libro que busca remover conciencias cuyos beneficios irán destinados a ayudar a los familiares de fotoperiodistas fallecidos a causa del nuevo coronavirus mientras trabajaban. Un libro necesario. Alrededor de 300 fotografías y 300 páginas que nos conmueven e interpelan desde el silencio y la distancia interpersonal. La misma mirada de desconcierto a miles de kilómetros de distancia, el mismo vacío.
"La libertad de información ha sido dilapidada y talada en muchos de los países que aparecen en el libro, así me lo aseguran la mayoría de los fotógrafos que han participado en este proyecto documental", lamenta Gervasio. Una coerción que, dice, no esperaba encontrar en su propio país tras tantos años de carrera. "Ha habido un apagón informativo notable, se han ignorado las preguntas más incómodas y se han impuesto formatos de prensa absurdos tratando de maquillar errores e intentando edulcorar el drama diario".
El recelo de las autoridades hacia el fotógrafo ha sido mayúsculo. Así lo denuncia Gervasio, incapaz de callar ante ese burdo intento por ocultar lo evidente. "Cuando escuchas a algunos políticos justificar la censura en aras de proteger el derecho a la intimidad y la dignidad, a mí me parece una falta de respeto a personas como las que están en este libro, fotógrafos que llevamos décadas trabajando en contacto con el sufrimiento y tratando a los seres humanos con todo el respeto que se merecen".
En ese sentido, Pandemia. Miradas de una tragedia es también un libro de denuncia, una vindicación del fotoperiodismo y un alegato frente a quienes prefieren una sociedad anestesiada: "La infantilización de la población ha provocado la multiplicación de las actitudes negacionistas e irresponsables en algunos sectores y ha fortalecido una cínica doble moral, que nos permite por un lado ignorar a nuestros muertos mientras aceptamos sin rechistar lo que ocurre en otras catástrofes y en otros lugares".
El compromiso con la verdad es irrenunciable. Así lo entiende Gervasio y así lo refleja en cada una de sus instantáneas el plantel de fotógrafos que él y García Vilanova han convocado para este proyecto. Diferentes miradas, diferentes sensibilidades, pero un mismo objetivo: ayudar a las familias de quienes perdieron lo más preciado por acercarse a la zona cero del dolor.
"Nunca en mi vida de reportero he visto morir con tanta soledad como en mi país", evoca Gervasio. Sorprende oír eso. Tres décadas de fatalidades avalan sus palabras. Él, que ha visto el horror de frente, que no lo ha eludido, que como mucho se ha parapetado tras un objetivo, ha vuelto para decirnos que este fin es, quizá, el más inhumano de todos.
"He visto morir de hambre a los niños en Sudán o en Somalia, y lo hacían junto a sus madres, he visto a los que morían de cólera en Ruanda y Burundi, y lo hacían con los suyos, he visto morir bajo los bombardeos de Croacia, Afganistán o Irak, y morían junto a sus seres queridos. Aquí, en mi país, he visto lo contrario, nunca lo habría imaginado", zanja Gervasio.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.