La Fuga, 20 años dando guerra en Sevilla: "Toda librería es política"
La librería La Fuga se ha convertido en dos décadas en un punto de encuentro y de intercambio de ideas, en un fluido en el que Sevilla, o al menos parte de ella, conversa.
Sevilla-
Luis Gallego lleva 20 años ya dando guerra desde su librería, La Fuga, ubicada en una bocacalle que da a la Alameda de Sevilla. Su propuesta ha enganchado a una amplia comunidad de gente, no solo de la ciudad, interesada en profundizar en ideas y en estéticas originales, propias y vinculadas sobre todo a movimientos, así llamados, de izquierdas, contraculturales y underground.
La idea que le ha permitido ver pasar la vida, como en la canción de Pata Negra, afirma Gallego en conversación con Público mientras atiende peticiones variadas de sus clientes, desde clásicos como Madame Bovary hasta las novedades más rabiosas y críticas, es "ser útil" a la comunidad a la que pertenece. En la Feria del Libro de Sevilla de este año, La Fuga recibió un homenaje por su trayectoria.
Las secciones en las que se agrupan los libros en La Fuga son toda una declaración de intenciones: poesía, narrativa, antropología, filosofía, feminismos, autonomía, ecologías, anarquismos, marxismos...
"Desde que se abrió hace 20 años la idea es que [la librería] fuera para política, artística y literaria", afirma Gallego. "Toda librería es política. Continuamente estamos tomando decisiones políticas en nuestra vida. Por ejemplo, que esta selección no sea habitual, no significa que las otras, las más habituales, no sean también políticas. La ideología de mercado, elegir según lo que se vende, también es una decisión política", reflexiona.
"Es una ideología —agrega— que está invisible, pero no significa que no exista. Es la idea de mercado, o sea, la ideología capitalista. Se hace una selección según ventas, por ejemplo, según ranking o según determinadas cosas. No todas las librerías lo hacen".
La idea del tornillo
Gallego no se ha hecho rico en estos 20 años —le da la risa cuando se le pregunta— y tampoco era el objetivo. La idea no es exclusivamente vender libros, sino hacer comunidad. "Yo vendo libros para hacer cosas. Vender libros nos permite liberar tiempo para hacer actividades o para hacer cosas". Ahora ha logrado compartir el trabajo con otra persona que acude unas horas al día y ha tenido en este tiempo un apoyo "muy potente" de la familia y de los amigos.
Los libros son el vector, pero la cuestión, reflexiona Gallego, es "hacer encuentros, actividades, cosas que puedan ahondar tanto en los libros que hay expuestos o visibilizados como en las materias o en las herramientas que creemos que pueden ser útiles".
La Fuga se ha convertido en estas dos décadas en un punto de encuentro y de intercambio de ideas, en un fluido en el que Sevilla, o al menos parte de ella, conversa. "Esa es la idea. Eso es lo que se intenta. La fuerza que tiene esta librería es la gente que hay alrededor de la librería. Es un espacio de encuentro y un espacio de visibilización de determinadas maneras de ver el mundo, no solo a nivel político explícito, también es narrativa y es cómic. Es una manera de ver el mundo, esa manera de ver el mundo o esa manera de vivir ya es política en sí", analiza.
Para Gallego, es importante remarcar la idea de comunidad. Cuando se le pregunta si cree que La Fuga es hoy, en tiempos convulsos, de cambios y de gran desasosiego, "un refugio" para mucha gente, plantea lo que se podría bautizar como la idea del tornillo.
Es esta: "Entiendo la idea de refugio, pero tampoco es que la comparta exactamente. No lo tengo muy pensado tampoco, pero sobre todo [mi duda viene] en el sentido de que igual a la librería se le dan esas ideas de refugio y hay muchos comercios, muchos espacios a los que tampoco se les da esa épica y también están ahí. Por ejemplo, una ferretería, una mercería, una tienda de barrio, a lo mejor hace esa labor de cohesión de comunidades y tampoco se le da esa épica que si se le da la librería".
Nadie discute, en efecto, la utilidad de un tornillo: "Nos gustaría llegar a eso, ser parte de determinadas comunidades. Ser útil es eso, cómo hacemos que determinadas comunidades, por ejemplo, políticas, literarias y artísticas vean la librería como algo que les sirve".
El oficio de librero
La diversidad en la propuesta es otra de las claves de La Fuga. "Ese es el oficio de librero", defiende Gallego: la selección de la propuesta y su intención: en su caso ser una herramienta útil para el que busca determinadas temáticas.
Un libro que uno se topa en un lugar destacado cada vez que entra en La Fuga es la novela Canijo, de Fernando Mansilla, un recorrido por la Alameda yonqui y canalla, editado por la sevillana Barrett. Hay además venta de chapas para Palestina. La revista El Topo, el periódico tabernario, es otro clásico de La Fuga.
Hay mensajes por todas partes, como se puede ver en la fotografía que acompaña está crónica: desde el cuadro que remeda el 'prohibido prohibir' del parisino mayo del 68 hasta el humorístico "lee libros y monta en bici, pero no hagas las dos cosas a la vez".
En las mesas centrales, donde en otras librerías aparecen monótonamente los mismos best-sellers de grandes grupos editoriales, junto a las propuestas que Gallego ha querido destacar, se acumulan fanzines, las propuestas más pasionales, experimentales y libres.
"Toda librería al final es una selección. Una librería hace una selección de títulos y una selección de categorías, de cómo elige esos títulos y cómo los distribuye en la librería", expone Gallego.
"Para seleccionar, trabajas tanto por temáticas como por autores o por formas. Por ejemplo, narrativa sería qué tipo de narrativa nos interesa en la librería y trabajas con eso. Te fías de unas editorial y pides el catálogo entero, de otras selecciones más. Y los autores, lo mismo. Un autor te llevan a otro y hace que vayas enganchando con otras cosas", afirma.
A los fanzines, Gallego les tiene un cariño particular. "Yo los hacía a mediados de los 90. Yo hacía fanzine también. En esa línea contracultural hay un hilillo ahí, Ahora es distinto, o sea, no son las mismas sensibilidades, no se hacen ahora en el 2024 de la misma manera que cuando lo hacíamos nosotros en los 90. Lo mismo que nosotros no éramos igual que los que se hacían en los 70".
El 11 de diciembre, La Fuga, se trae a Pepe Ribas, fundador de Ajoblanco, con motivo de un nuevo libro, Ángeles bailando en la cabeza de un alfiler (Libros del KO). "En ese hilo contracultural y todo eso es donde yo me siento cómodo porque lo llevo mamando desde los 15, los 16 años. O sea, desde que yo era un crío antes de tener la librería", afirma Luis
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