MADRID
Si naciste después de los 80, quizá sepas quién crecía y vivía al Oeste en Philadelphia o qué torpe personaje preguntaba "¿He sido yo?" tras causar algún desastre doméstico en casa de los Winslow. Una generación de españoles se hizo mayor riendo a carcajadas con Will en El príncipe de Bel-Air o con Steve Urkel en Cosas de casa. Sin embargo, es muy probable que esos mismos espectadores no recuerden a ninguna familia negra protagonizando una serie de producción nacional. Los negros españoles no se ven representados por las películas que se producen en su propio país. Charlamos con ellos.
La llama del movimiento estadounidense Black Lives Matter, que ha resurgido con la muerte de George Floyd a manos de un policía, ha prendido en países de todo el mundo. En España estalló el pasado junio con una manifestación e hizo emerger para el mainstream los debates que los colectivos antirracistas llevan años trabajando. Si en Estados Unidos han revisionado Lo que el viento se llevó, en España falta un examen a nuestro propio cine. Los actores consultados hablan de pocos papeles para intérpretes negros y, además, muy estereotipados. "España no es blanca. Está compuesta por un mosaico de culturas, razas, colores y personalidades. La ficción debería ser un reflejo de la sociedad", explica el actor Armando Buika.
En España hay 1.122.409 de africanos, según el INE. Son extranjeros, ya que este organismo oficial no distingue a los ciudadanos por su color de piel. Por ello, a esa cifra habría que sumarle a los americanos y a los españoles negros para tener una fotografía de esta amplia y variada comunidad en nuestro país. "En el Estado español conviven sociedades diversas, pero sus producciones culturales no lo son tanto. Un ejemplo reciente y muy evidente es la serie Merlí, que me gustó, dónde las personas que no son blancas ni siquiera hablan", explica Rubén H. Bermúdez, fotógrafo y gestor cultural. En su opinión, las causas son diversas y complejas, pero apunta a tres pistas: el rechazo que se tiene en España a los debates en torno a la raza o el racismo, la falta de diversidad en los espacios de la cultura, especialmente en las posiciones de poder y/o de creación, y la percepción mayoritaria de que España y Europa son blancas.
Sí hay actores negros que triunfan en la gran pantalla, desde Jimmy Castro hasta Berta Vázquez, pasando por Ricardo Nkosi, que hace de Ongombo en la serie La que se avecina, o Emilio Buale, actor del film El Hoyo. Pero siguen siendo excepciones. "¿Para cuándo un personaje protagonista?", se pregunta Buika. Por ello, hace unos años fundó junto a la representante Pilar Pardo la plataforma The Black View, en la que confluyen artistas negros con el objetivo de que la ficción española se parezca un poco más a la realidad. "Tenemos un techo de cristal", reconoce Pardo, que confiesa echar de menos tramas con más "negros de Zaragoza, Salamanca, Sevilla y del País Vasco".
Aunque los medios de comunicación solo se interesen cuando salta un caso mediático o una protesta al otro lado del charco, en The Black View llevan un trabajo lineal y constante. La representante asegura que en muchos casting, cuando no se menciona la raza, se sigue dando por hecho que se busca un actor blanco. Se presupone. "Cuando te mandan un casting te dan cuatro características del personaje. Si cuadra un actor negro, ¿por qué tenemos que decir que es negro? Si lo que necesitas lo tenemos, ¿por qué no? Nosotros empezamos a darle esa vuelta", asegura la representante, que lleva años estudiando en qué momento del eslabón de la producción se produce ese clic para que no se dé paso a los actores racializados, incluso cuando las tramas nada tienen que ver con el color de piel, como podría ser la historia de cualquier familia.
Esta falta de variedad en los elencos españoles se traduce en que los niños negros crezcan sin referentes mediáticos. Armando Buika confiesa que es muy cansado recordar que los negros españoles "existen y forman parte de la sociedad". "Si hay un personaje racializado siempre tienes que justificarlo. Si es negro hay que explicar por qué ha venido en patera. ¿No puede ser un negro que haya nacido aquí tranquilamente? Es una labor que queda por hacer", se queja. Su socia coincide en el planteamiento y avisa de que ocurre incluso en "producciones grandes" .
Los estereotipos: el migrante
Muchos de los españoles negros siguen encontrándose con situaciones como la del personaje Ngé Ndomo, de Amanece que no es poco, el único negro del pueblo. "Habla usted español?", le pregunta Jimmy al encontrárselo por el pueblo. "Es lo único que hablo", responde él. Aunque la película se rodó en 1989 hay aún estereotipos que persisten.
La cara B de la falta de referentes son los estereotipos. La representación que muchos espectadores negros ven en la televisión o en el cine español tiene poco que ver con su vida cotidiana. Los actores consultados aseguran que en muchas ocasiones, el rol asignado al personaje negro suele ser el del migrante, con dificultades incluso para expresarse. Es el caso de la serie La que se avecina o la película Lo nunca visto.
El actor senegalés Thimbo Samb llegó a España hace 14 años. Él también ha ido a casting donde no se especificaba la raza y se ha encontrado con que buscaban personajes blancos. "Creo que todavía a España le falta incorporar esta cultura, tener a personas negras en gran pantalla, dirigiendo o siendo protagonistas. El público aún no está acostumbrado a ver esto", reflexiona. El intérprete cree que es mucho más frecuente ver en la pantalla al "pobre" migrante, al que viene en patera, al que vende por la calle o trabaja en el campo. "Nunca he visto una película donde un negro conduzca un metro, un avión o sea médico o abogado, deberíamos normalizarlo", explica. Ahora también es activista como miembro de Limbo y portavoz de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España (CNAAE).
El estereotipo del migrante es uno de los más repetidos en el imaginario de un país que es frontera entre Europa y África. El marco blanco empapa los guiones también de estas historias, donde el protagonista caucásico es el que ayuda al negro. Aunque Samb también nombra excepciones para bien. Las diferencias geográficas se liman con el diálogo y con conocimiento, como sucedió en el caso del cortometraje Barcelone ba Barsakh, donde él participó y que hablaba de la migración: "Hay directores y directoras que sí tienen esa cultura. Nos dijeron: Sois vosotros, contadme vuestra historia y la escribimos".
Aicha Camara es actriz y guionista guineana. Hoy tiene 26 años, pero llegó a España con ocho. Recuerda que su único referente negro con el que creció en España era la cantante Lucrecia, que salía en la serie infantil Los Lunnis. "Le preguntaba a mi madre por qué no había gente negra en la televisión", rememora. Su progenitora, la mayoría de las veces, no tenía una explicación que darle, así que esta joven ha decidido buscarla.
En su camino como actriz ha encontrado también estereotipos específicamente femeninos: "Es muy complicado. Cuando buscan una chica negra para publicidad suele ser para anuncios para fuera de España. Otras veces es para hacer de alguien de una tribu africana o de prostituta", comenta la guineana. La joven cree que aún hay un poso de creencia popular que relaciona a las mujeres negras y a los hombres negros con lo "exótico" o "sensual", en realidad, una herencia de la esclavitud.
Nuevos creadores
Aún así, sigue habiendo muchas dificultades para encontrar financiación en un mundo ya de por sí competitivo. Aicha ha comprobado en carne propia lo difícil que es vender un texto, donde la mayoría de actores son africanos. Ella misma tiene uno escrito: "Piensa en un público español, no en otro público. Si hay una mayoría que somos españoles y una minoría extranjeros, vamos a hacer una serie que abarque el 80% del público para tener más ganancia y visibilidad. Si hacen una serie de una familia negra, piensan que solo la verá público negro. Es erróneo. Todo el mundo conocer El Príncipe de Bel-Air", lamenta sobre las resistencias y prejuicios que se encuentra tras la cámara.
Todos los años surgen nuevos creadores afrodescendientes con una mirada más amplia que la de sus predecesores. El director Santiago Zannou es un gran referente. En 2008 ganó el Goya a mejor dirección novel por El truco del manco (2008) y en 2013 estrenó Alacrán enamorado.
Armando Buika y Pilar Pardo son optimistas sobre el futuro. En su plataforma tuvieron que abrir un espacio de guiones, en el que han florecido muchos proyectos. "Hemos llegado a un punto de inflexión y se va a empezar a ver ahora. Reto a creadores, a guionistas españoles a que amplíen el prisma", anima el intérprete mallorquín.
¿Te ha resultado interesante esta noticia?
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>