Este artículo se publicó hace 14 años.
La cuarta entrega de 'Millenium' podría quedarse en el cajón
La familia de Stieg Larsson impedirá la publicación del libro si la viuda del autor sueco, Eva Gabrielsson, publica sus memorias
La familia de Stieg Larsson tiene miedo de lo que la viuda del autor de la trilogía que ya ha vendido 30 millones de ejemplares en el mundo pueda contar en sus memorias por eso, si no las retira, impedirá que se publique el remate de Millenium, ha anunciado hoy en Madrid Kurdo Baksi.
Baksi, que ha escrito Mi amigo Stieg Larsson (Destino), con los recuerdos de los 12 años que trabajaron juntos, "un libro de amistad, sin especulaciones", ha explicado que "desde ayer" el conflicto "emocional y económico" entre el padre y el hermano de Larsson y su compañera durante 32 años, Eva Gabrielsson, ha entrado en una nueva dinámica.
"No quiero comentar por qué o de qué se trata, pero pienso que esa flor en el desierto -Eva- que estaba seca va a empezar a crecer normalmente junto a las otras dos -el padre y el hermano-", ha asegurado Baksi. El amigo de Larsson, que ha sido muy criticado, entre otros, por la propia Gabrielsson, por alguas de las cosas que cuenta en el libro, sostiene que a la guerra por la herencia -la ley sueca sólo protege el derecho de los matrimonios- ahora se le ha sumado "otro conflicto": entre las 200 páginas que Eva guarda en su casa del cuarto manuscrito de Millenium y su propio texto.
Temor a las memorias de la viudaSus comentarios "en blanco y negro" sobre Larsson son a veces poco amistosos
"Si Eva publica en noviembre -sus vivencias con Larsson- habrá muchos problemas.
La familia tiene miedo de lo que ella cuente y si, al final, sale no autorizarán que haya un cuarto Millenium", subraya Baksi, que no se recata en decir que a pesar de que la familia "da" a la viuda "dos millones de euros" ella "quiere todos los euros".
Él está confiado en que habrá "acuerdo" y en que Mi amigo Stieg Larsson será el único libro que haya "en mucho tiempo" sobre la vida del escritor, fallecido de un infarto en 2004, a los 50 años, sin que viera publicada la trilogía que ya ha vendido en España 3,5 millones de ejemplares.
Asegura que las duras críticas que le hace Gabrielsson a su libro -cuya salida en España se ha adelantado dos meses ante la expectación que ya ha causado en Suecia, donde en un mes se han distribuido 20.000 ejemplares- son en vacío, porque ella no ha leído el texto, sino su abogado. "Si lo lee cambiará su opinión y me mandará flores", afirma ufano, aunque lo cierto es que sus comentarios "en blanco y negro" sobre Larsson, del que cuenta que asistió con 15 años a la violación de una adolescente y que no fue capaz de reaccionar, son a veces poco amistosos.
Falta de ética o imparcialidad en su trabajo para la agencia de noticias TT; de escrúpulos por mandar a un chico de 17 años a que se infiltrara en un grupo neonazi; o de coherencia en la práctica de su lucha feminista son algunas de las "sombras" aunque también sostiene que su compromiso, su lucha contra el racismo, la pobreza y la desigualdad y su olfato periodístico no tienen parangón.
Una relación "a la sueca"También afirma, en contra de lo que sostiene Gabrielsson, que la relación con su familia era "perfecta" aunque, ha matizado hoy, "a la sueca: se veían pocas veces al año. Lo malo empezó a partir del 16 de agosto de 2005 -cuando se publica Los hombres que no amaban a las mujeres- y se desata el conflicto jurídico y económico".
Kurdo Baksi asegura que se trata de "un libro de amistad, sin especulaciones"
Baksi, que explica que su papel en el libro ha sido "el de cámara que registra los últimos 12 años de su vida sin pensar quién puede enfadarse por ello", ha dicho, aún a sabiendas del "riesgo" que corría, que su amigo es "el Roberto Bolaño" de Suecia, por su dedicación "a los silenciados del mundo, por su muerte prematura, y por la devoción que despierta".
Cuando él editaba los libros dedicados a racismo o derechos humanos que escribía Larsson vendía 810 ejemplares, ahora, dice, se publican en 42 idiomas con lo que su vida ha cambiado radicalmente: "Mi agenda la planifican periodistas de todo el mundo que quieren hablar conmigo pero quiero que quede claro que aunque él era Mozart yo no soy Salieri".
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