'Lumière, la aventura continúa', los orígenes y la promesa de futuro del cine
Thierry Frémaux, director de Cannes, reivindica con esta película el talento artístico de los Lumière, en el 130 aniversario del nacimiento del cine y reconoce que “con el capitalismo, estamos perdiendo la batalla”.

Begoña Piña
Madrid--Actualizado a
"Lumière es uno de los autores más importantes de los orígenes del cine y del cine mismo. No solo fue un inventor, fue un gran creador". Thierry Frémaux, director del festival más importante del mundo, el de Cannes, no desiste en su celebración del cine de los hermanos Louis y Auguste Lumière, y tras ¡Lumière! Comienza la aventura (2017), estrena ahora como cineasta Lumière, la aventura continúa, una felicísima y muy hermosa fiesta del cine cuando se cumple el 130 aniversario de su nacimiento. Estuvo con ella presente en el Festival de San Sebastián.

120 películas, inmaculadamente restauradas y comentadas por el propio Frémaux son la mejor reivindicación posible del talento artístico de los Lumière. "Dar vida a las películas en las salas de cine, en la gran pantalla, que los Lumière inventaron, para luego reevaluarlas y reconsiderarlas como elementos centrales del cine como forma de arte es la razón de ser de esta película".
Director también del Instituto Lumière de Lyon, en el que junto a Bertrand Tavernier se empeñó en la tarea de la recuperación y restauración de las primeras películas de la historia -los Lumière hicieron 2.000 películas, 1.500 oficiales y más de 500 no oficiales, pero todas de la empresa Lumière-, Thierry Frémaux es una de las voces más autorizadas del mundo para analizar el estado de salud del cine en este siglo XXI.
"Lo que hoy necesitamos"
"Thomas Edison era capaz de inventar técnicamente, y él quería también esa máquina por la que se podía cobrar dinero a cambio de mostrar la imagen, pero perdió la partida, porque no intuyó que lo que necesitaba la gente en esa época era estar todos juntos para compartir la emoción de la gran pantalla", dice Frémaux, que sentencia: "Eso es lo que todavía hoy necesitamos".
"¿Y ahora, qué?" se pregunta el cineasta, que confiesa que no puede decir si en la "guerra entre el cine y las plataformas e Internet" hay ganadores o perdedores, pero sí es capaz de asegurar que "el cine sigue en un estado de muy buena salud de creación y también de público, por eso en los cometarios de la película digo que Lumière inventó el público y el público reinventó el cine. Sin el éxito de público, no es posible hacer cine".
La ética del cine
Lumière, la aventura continúa es una película que revela la belleza de estas obras, la audacia y la imaginación de los hermanos Louis y Auguste y de sus operadores. Su cine es la promesa de una estética y, ya que toda estética es una ética, es también el nacimiento de unos valores esenciales en este arte.
"Nunca filmó la muerte, la representación de la muerte, sí, pero la muerte, no. Mientras que hoy en Internet se puede ver gente decapitada, así que ahí no hay ética. Y ¿por qué hay ética en el cine? Porque hay una responsabilidad, la responsabilidad del autor, del director", se contesta a sí mismo Frémaux, que añade la coletilla: "En las series nunca sabemos quién es el director".
"Un día, un hombre o una mujer va a despertarse con una idea de un plano, y a partir de un plano hay una película que es un prototipo, que es única. Los artistas todavía tienen el deseo de hacer eso, pero también el público lo quiere", dice el director, que recuerda sus años de estudiantes, "cuando a veces tenía días sin hacer nada y tenía un sentimiento de culpabilidad, así que iba al cine, porque también ver una película es una manera de conocer más el mundo, de sentirse en el mundo".
Por ello, en sus comentarios para Lumière, la aventura continúa afirma que "gracias al cine sé quién soy yo y quiénes son los otros. Y ese todavía es el deber del cine, demostrarme o enseñarme lo que es el mundo".
"Estamos perdiendo la batalla"
"La gente en sus películas no son nuestros abuelos, somos nosotros. Todavía el cine, si muestra a un ser humano de antes o de ahora, es algo moderno y es otra manera de reconocernos", sentencia Thierry Frémaux, que subraya de las películas de los Lumière "la paciencia con el plano, la capacidad de limpiar sus propios ojos para tener de nuevo la inocencia".
"Pasé toda mi vida para dibujar como un niño, dijo Picasso, es esa inocencia la que tiene Lumière y esa inocencia contando historias es el futuro, no la complejidad ni la inteligencia artificial, ir de vuelta a inocencia de Lumière a mí me parece una promesa grande".
"Hoy el cine es muy rápido porque no tiene confianza en la paciencia ni en la inteligencia del público. Lumière sí creía en la inteligencia del público. Él tenía una inspiración cósmica, metafísica, y yo confío en la capacidad de resistencia del cine frente a todas las invenciones nuevas, porque necesitamos proyectar en la gran pantalla para compartir la ilusión. Eso es inimitable".
Una necesidad que las artimañas del capitalismo están aplastando poco a poco, como a su pesar reconoce Frémaux, "sí, estamos perdiendo la batalla. Algunos países consideran al público como consumidores, el capitalismo está ganando y está convirtiendo a las nuevas generaciones en esclavos".
Es una pelea que ya comenzó en los años 20 y 30, con la dominación del estilo de Hollywood, "que a mí me gusta mucho, yo crecí también en el amor del cine norteamericano, pero hay otras maneras y mi deber en Cannes es demostrar que en el cine hay clasicismo y modernidad, y la suma de ambos es lo que hace que el cine esté vivo todavía".
"Necesitamos a Lumière y a Méliès, la captura de la realidad y la reinvención de esa realidad. Lumière es Rossellini y Mélies es Fellini. Lumière es Kiarostami, el neorrealismo, y Méliès es Hollywood o Pedro Almodóvar".
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.