Este artículo se publicó hace 3 años.
Carlos Saura: "España me ha despreciado"
El cineasta insiste en su cine musical con ‘El rey de todo el mundo’, desde el que reflexiona sobre el proceso de creación. Con 89 años sigue obsesionado con el futuro y dispuesto a hacer "un cine más de autor, pero no me dejan, lo rechazan".
Madrid--Actualizado a
Chavela Vargas enronquecía maliciosamente la voz en una estrofa de la canción El rey de todo el mundo- "Ya vez que no es lo mismo / amar que ser amado / Hoy que estás acabado / qué lástima me das"-. Ahora, un grupo de bailarinas jóvenes la cantan a voz en grito en un bar al terminar las clases de danza. Y se ríen. En su constante indagación de las músicas populares, el cineasta Carlos Saura pone en boca de estas mujeres ese despecho musical y le concede el presente.
Lo hace en El rey de todo el mundo, su nueva película, una más en la larga lista de musicales-Saura, en la que de nuevo trabaja con Vittorio Storaro. Son ya cuarenta años desde que hizo el primero, Bodas de sangre, con Antonio Gades. Y más de sesenta desde su primer largometraje, Los golfos. Medio centenar de películas, decenas de premios y reconocimientos. 89 años y sigue obsesionado con el futuro y los proyectos del mañana, tanto que esta película ya casi se ha quedado en su pasado. Antes de que desaparezca de su universo, Público habla con el mejor cineasta español vivo de la música mexicana, de su cine, de los espejos y del paso del tiempo.
Aprovechando la música popular mexicana, la película habla del proceso de creación, ¿por qué ahora?
Siempre estoy preocupado por cómo se hacen las cosas. Aquí es como si fuese yo el protagonista y pensara en cómo voy a hacer la película y en cómo voy a contar la historia. Es la historia de un autor buscando hacer su obra. Aunque como autor sé que a veces la historia se desborda y sobrepasa la idea que tenía el creador.
¿La elección del tema ‘El rey de todo el mundo’ es porque quiere decir algo sobre las mujeres?
Siempre he estado del lado de las mujeres, desde el principio de mi vida y en todas mis películas. He tenido siete hijos, seis hijos y una hija, pero es la mujer la que es la madre de todos los hombres, y eso es una cosa que se olvida. Por encima de todo está la madre, es el factótum de todo.
La música mexicana es muchas veces excesiva…
…Hay exceso, sí, pero son mucho peores algunos tangos en Argentina, que son feroces. Me interesan más, por ejemplo, los corridos, que cuentan cosas de la revolución. Eso me encanta. Por cierto, que hoy hemos perdido esa idea de contar historias en las canciones. Con los corridos hay algo como de volver al romance antiguo.
Ahora que habla de volver, usted una y otra vez vuelve a los espejos.
Es uno de los milagros del ser humano, nos podemos ver reflejados e invertidos, es un auténtico misterio. He utilizado otra vez los espejos, en los interiores, hay mucho artificio de ese en la película. Todo eso lo he llevado al cine de lo aprendido en la ópera y en el teatro. Cuando empecé en el cine renegaba de trabajar en estudio y mira ahora. También es cierto que entonces no era fácil el acceso a los estudios.
La imaginación, muy presente en esta historia, ¿es el elemento clave del cine?
Sí. Los grandes de la imaginación en el cine son solo tres, Bergman, Buñuel y Fellini. Y luego están Kurosawa, algunos chinos… La imaginación es maravillosa y es más rápida que la luz. Es una maravilla, un invento solo del ser humano, que no tienen los animales, es el gran invento del ser humano.
Y usted ¿no imagina ya películas que no sean musicales?
Sí, sí. Pero es que no me dejan. Tengo un proyecto de hacer una versión nueva de Elisa, vida mía, pero las televisiones no lo quieren, lo ha rechazado todo el mundo, los productores no quieren financiarme ese tipo de películas… Pero sí me gustaría hacer un cine más de autor, más personalista. Aunque debo decir que todo el cine que he hecho, quería hacerlo.
¿Siente que España le ha menospreciado?
Sí. España me ha despreciado, desgraciadamente es verdad. Ha sido gracias al reconocimiento que he tenido fuera que he podido seguir haciendo cine. Cuando presenté La caza en el Festival de Berlín (la película fue Oso de Plata a la Mejor Dirección), un crítico español me dijo: "Vaya una mierda de película que has hecho". Me pasó lo mismo con Cría cuervos y con Carmen. La crítica que hizo El País era tremenda. Tanto que me fui a Canadá, donde Geraldin (Chaplin) iba a rodar con Robert Altman, porque pensé que nadie iba a ir al cine a ver Cría cuervos.
¿La crítica le ha afectado en su carrera?
Lo que pasó con esas películas, me ha pasado muchas, muchas veces con las demás. Nunca he tenido buena relación con la crítica, pero sí hubo un tiempo en que las críticas me hacían replantearme todo lo que había hecho. Luego me remito a la frase de Cortázar: "Hiciste tus errores porque es tu personalidad".
¿Sigue usted tan obsesionado con el futuro como siempre?
Siempre, sí, siempre he estado obsesionado con el futuro, por lo próximo que voy a hacer. Es que eso es lo único importante. El pasado es lo que ya has hecho. Ya no importa. Y con el cine me pasa igual que con las fotografías. Haces una foto y ya es el pasado. Haces una foto con el móvil, que es rapidísimo, y lo que tienes es el pasado. Nunca veo mis películas.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.