Este artículo se publicó hace 7 años.
“La cara de Rajoy es de señorito estupefacto pensando ‘con mi cortijo hago lo que quiero’”
Víctor García León, uno de los cineastas más valiosos y brillantes de nuestro cine, retrata la España desquiciada en 'Selfie', una comedia esperpéntica desternillante ganadora de la Mención Especial del Jurado y el Premio de la Crítica en Málaga.
Madrid--Actualizado a
Un “imbécil”, un pijo canalla de esta España desquiciada, un rico “desconectado”, una “maestro de la negación”, que sale de un chalé de La Moraleja y termina en un mitin de Podemos haciéndose un selfie, es el protagonista de la nueva y esperadísima película de Víctor García León. Es el retrato a pie de calle de un país que hoy “no sabemos cómo definir, que está más allá de nuestra comprensión” y para el que el esperpento de Valle-Inclán “resulta costumbrista”.
Uno de los cineastas más valiosos, ácidos y brillantes de nuestro cine, harto de pelear para que algún productor español entendiera que una película popular puede ser también una película arriesgada, se lanzó a rodar, sin presupuesto, con otros profesionales en idéntica situación. Decididos a vincular su historia con la situación política –en plena campaña electoral- se inventaron a Bosco, el pijo, hijo de un ministro detenido por la policía, “imputado por corrupción, malversación de fondos públicos, blanqueo de capitales y otros dieciocho delitos económicos”.
“La cara de Rajoy hoy es de señorito estupefacto pensando ‘yo con mi cortijo hago lo que quiero’”
Expulsado de su chalé, de su master de Dirección de Empresas y abandonado por familia, amigos y novia, encuentra un rincón en una casa okupa de Lavapiés. “Si esta fuera una comedia romántica, Bosco aprendería una lección… pero al final es el mismo canalla que al principio”.
Y puestos a reflejar el disparate que es el país hoy, el equipo pensó que si ahora los autobuses promocionaban ideas, ellos promocionarían Selfie. “El bus y la política, no hay unión más descabellada que se me ocurra”, dice García León, que se ha subido al Boscobus con Santiago Alverú, un debutante con un talento descomunal para la comedia, que ha conseguido lo imposible, provocar infinita ternura con este ‘imbécil’. Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias también están en la película.
¿Una comedia esperpéntica para retratar la España de hoy?
Para hacer comedias puras hace falta presupuesto. Si te tiras a la calle con una cámara, no hay manera de edulcorar el retrato de España. Te encuentras con lo que te encuentras.
Selfie empezó como proyecto de cooperativa…
"O te quedas en casa quejándote o te lanzas a la calle a rodar"
De eso se pueden sacar conclusiones políticas. Que hay que cambiar el modelo de televisión que está pervertido, la forma en que se invierte el dinero… Pero o te quedas en casa quejándote o te lanzas a la calle a rodar. Cuando no hay otro camino, vas a la cooperativa. Quejarse es un coñazo. Conocemos gente que tiene cámaras, micrófonos, objetivos… así que…
La impresión que queda con la película es casi grotesca, ¿cree que se acerca a la realidad?
Una vez le dijeron a Botero que por qué pintaba esas figuras de gordos y él contestó: “¿Es que no son así?” La España que yo veo es esta, así que no me parece que sea un retrato grotesco. Cuando veo las películas de Berlanga no me parecen una exageración, me parecen retratos naturalistas. Y Valle-Inclán hoy me parece un escritor costumbrista. Selfie me parece una comedia, al fin y al cabo, nadie muere, ni hay moralejas ni… Eso de que la comedia es lo que termina bien es una estupidez.
La película es un ‘retrato’ de España, pero usted lo ha llamado ‘selfie’, ¿por qué?
"La España de hoy es como el final de Cánovas y Sagasta, todo está podrido porque se ha construido sobre raíces podridas"
Es el desconcierto de los selfies, de la exhibición impúdica de la intimidad privada. Todos vemos a Teresa Campos lavándose los dientes y nos parece un espectáculo razonable. La gente exhibe a sus hijos, pone sus fotos en calzoncillos… me desconcierta ese proceso mental de hacer a los demás cómplices de nuestra intimidad. Selfie es el lado salchichero, autorretrato hubiera sido demasiado digno.
¿Tiene una definición para la España de hoy?
No sabemos cómo definirla, está más allá de nuestra comprensión. Por eso hacemos una foto allá donde estemos, no lo entendemos, pero lo retratamos. Creo que eso define 2016 en España. Es como el final de Cánovas y Sagasta, todo está podrido porque se ha construido sobre raíces podridas. No nos podemos fiar unos de otros, por eso existen los sistemas de control de la democracia. La cara de Alfonso Guerra cuando le hablaban de su hermano es la cara de Mariano Rajoy hoy, de señorito estupefacto, pensando ‘yo con mi cortijo hago lo que quiero’.
¿No lo ve usted todo demasiado negro?
"Todos votamos con la sensación de que van a divertirnos"
Pero si es que España… Aquí nadie quiere ser presidente de su comunidad de vecinos, así que ya lo del país nos queda lejísimos. En España vivimos todos esperando que alguien tire de la cadena. Yo no sé cómo se afila este lápiz, no sé cómo esta realidad admite un retrato.
Ya casi en cualquier movimiento político la gente elige la parte más literaria y graciosa, el Brexit, Trump… Todos votamos con la sensación de que van a divertirnos. Además, ¿cuándo ha tenido España una visión positiva de sí misma? Sufrimos de desesperación crónica. Ni Calderón ni Buero ni Miguel el Arco.
¿Para dibujar este momento político estudió opciones: parodia, sarcasmo…?
Para hablar de España hoy no vale la ironía más sutil, éste es un país de algarrobos. El sarcasmo encierra demasiada amargura. La parodia se queda corta. Así que el esperpento, el retrato grotesco de costumbres, es lo que se acerca más a la verdad. Lo que no existe en este país es Bergman.
¿Promocionar la película en un Boscobus ya es bastante…?
¿Descabellado? El bus y la política, no hay unión más descabellada que se me ocurra. ¿Por qué hoy los autobuses promocionan ideas?
El personaje es un pijo memo, pero enternece. ¿Cómo lo ha conseguido?
"La película es el retrato de un imbécil, pero ese imbécil somos todos"
La película es el retrato de un imbécil. Lo que pasa es que ese imbécil somos todos. Y en España nos enternece cualquiera que esté jodido. Al principio la idea era contar la historia de un pijo en Lavapiés, pero estaban muy cerca las elecciones y decidimos vincular la película al momento político sin meter ninguna moraleja.
Pensando cómo lo hacíamos, en la España de la corrupción encontramos la única forma, vincularla al delito. No sólo el que comete el delito, sino las consecuencias que tiene para el que tienes al lado, las familias, los amigos. Me interesa más el entorno de la corrupción que la corrupción en sí.
¿El personaje de Bosco a quién representa?
En España hay maestros de la negación. Es una cosa muy del pijo madrileño clásico, están desconectados, no empatizan con nada. Yo veo en la misma cara a Ramón Espinar y a Albert Rivera, no se me diferencian tanto. Todos somos producto de nuestro entorno, respondemos a un modelo, nos domina la cosa emocional.
Pero usted quiere a Bosco.
Sí. Queremos a los personajes y a las personas por sus defectos, a pesar de sus virtudes. Superman no provoca ninguna ternura. Si te encuentras con uno lleno de miserias que conecta con tu personalidad más oscura… Al final, en la vida, te quedas con quien compartes vicios. Y creo que el personaje de Bosco es el más lleno de defectos de todos los que he escrito.
Bosco va de Esperanza Aguirre a Pablo Iglesias ¿y se queda igual?
"Queremos a los personajes y a las personas por sus defectos, a pesar de sus virtudes"
Pues como todos nosotros, los españoles, ¡hacemos el tránsito con una naturalidad! Pensamos mucho en la serie británica The Office para el personaje, al final no le convence nadie y no ve la luz, es el mismo canalla que al principio.
El selfie con Pablo Iglesias es en un mitin, el de Esperanza Aguirre es más directo.
Yo estaba con Jaime (Gona, productor) haciendo algo y Santi (Alverú, protagonista) se fue hacia ella. Yo creo que se reconocieron como miembros de la misma familia y se abrazaron. Consultamos a abogados a ver si podíamos utilizarlo en la película. Parece que sí. Y si nos demanda Esperanza Aguirre pues será un acto promocional estupendo.
Bosco se aprovecha de que la chica es ciega, pero ella se aprovecha de su ceguera… ¿No salva usted a nadie?
Sí, ella es… Se aprovecha de su ceguera y juega con los dos chicos, está dudando entre los dos. Es como si España estuviera dudando entre Podemos y el PP, no tiene defensa.
La película es muy agria, ¿cuánto tiene que ver eso con las dificultades que ha tenido el proyecto y con su propio estado de ánimo?
Cuando haces una película, si no tienes reparto, no hay explosiones, ni persecuciones, no tienes dinero… o le pones mucha mala leche o nada. Es verdad que puede ser un retrato un poco agrio, pero es que mi personaje preferido de Goya es una infanta de Carlos IV que tiene bigote. Y pienso que es un señor con muy mala leche el que hizo eso. Es una tradición española que nos ha dado muy buenas películas, eso de reírnos de lo que no tenemos que reírnos.
Parece que después de esta aventura sí va a poder rodar una película con una producción convencional, ¿no?
Parece que sí. Sería la adaptación de la novela de Rafael Azcona Los europeos. La idea es hacerla con Raúl Arévalo y Juan Diego Botto el año que viene. Es una historia ambientada en los sesenta en Ibiza, donde llegaba el aire de la primera apertura. Es la historia de cómo los españoles tuvimos la oportunidad de ser europeos y hemos fracasado.
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