'Asteroid City': marcianos, pruebas nucleares y amor de padre en el desierto de Chinchón
Wes Anderson viaja a la América de la Guerra Fría, el pánico nuclear y la invasión de los 'marcianos' y rinde homenaje al cine, la televisión y el teatro de esos años cincuenta en su nueva película, 'Asteroid City', estrenada en el Festival de Cannes.
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Asteroid City. Ruta 6, milla 75. El 27 de septiembre de 3007 antes de Cristo, en ese lugar impactó un meteorito contra la Tierra. Ahora se celebra el Día del Meteorito de las Llanuras Áridas y, coincidiendo con la fiesta, el ejército de los EEUU y los astrónomos allí destinados reciben a cinco jovencísimos científicos para que muestren sus descubrimientos. Es la historia dentro de la historia dentro de la historia de la nueva película de Wes Anderson.
Asteroid City, presentada en el Festival de Cannes, es una comedia visualmente impecable, puro estilo Anderson, infestada de estrellas del cine, que replica la atmósfera de América durante la Guerra Fría, del pánico a la guerra nuclear y a la invasión de los marcianos, y que rezuma nostalgia por los años dorados del Actors Studio, los dramas televisados y los grandes dramaturgos del siglo pasado. Una comedia de personajes aislados en una ciudad de 87 habitantes en medio del desierto, testigos de la llegada de un extraterrestre. "El alienígena ha robado el asteroide".
El alienígena y el correcaminos
Éste, delgado, negro, de ojos grandes, y la aparición ocasional de un correcaminos solitario son dos de las mejores bazas de una película que de tanta armonía y tanto equilibrio se ha olvidado de la humanidad de sus personajes. Un descuido espinoso si se tiene en cuenta que ésta es, entre otras, una historia de familias, de relaciones de padres e hijos, de amores y de pérdidas. No afecta tanto a las otras ficciones dentro de esta ficción, la del programa de televisión -en blanco y negro- que presenta la creación de una obra de teatro -segunda ficción- o la de las actrices y actores que van a interpretarla. Asteroid City es la ficción.
"Creía que iba a hacer una película en torno al teatro. Pensaba en Paul Newman y Joanne Woodward…", dijo Anderson, que terminó imaginándose en un desierto, con el olor y el sabor de años cincuenta, donde conviven, o lo contrario, el ejército y la ciencia, al que llegan los extraterrestres, y donde toda la vida se hace alrededor de una gasolinera, una cafetería, una cabina de teléfonos, un motel, el cráter que dejó el meteorito y el observatorio astronómico con sus pequeños radiotelescopios.
Un desierto plagado de estrellas
"Asteroid City no existe. Es un drama imaginario creado expresamente para un programa. Los personajes son inventados, el texto es una mera hipótesis, los acontecimientos una fabricación apócrifa, pero en su conjunto representan de forma fidedigna el funcionamiento interno de una producción teatral moderna", dice el presentador del programa de televisión, interpretado por Bryan Cranston, primera de la impresionante lista de estrellas de la película.
"El programa de esta noche nos llevará entre bambalinas para darnos la oportunidad de ser testigos de primera mano de la creación, de principio a fin, de la nueva obra que se estrenará en los escenarios americanos", continúa para dar paso a Edward Norton, el dramaturgo, y a su plantel de actores.
Y ahí están Jason Schwartzman, que es el actor Jones Hall, que dará vida al personaje de Augie Steenbeck, un padre que tiene que decir a sus cuatro hijos que tres semanas antes murió su madre y han viajado con sus cenizas metidas en un tupperware de plástico. Con él, Tom Hanks, el abuelo de los niños y suegro de Steenbeck. Y Scarlett Johansson, que es Mercedes Ford, una gran actriz que interpreta en la ficción de Asteroid City a una actriz, Midge Campbell, que acompaña a su hija, una de las adolescentes cerebritos invitadas por los astrónomos.
Jeffrey Wright, Tilda Swinton, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Steve Carell, Matt Dillon, Margott Robbie, Liev Schreiber, Rupert Friend… y la lista sigue y sigue, y en ella habría que destacar a los jóvenes intérpretes, los cinco adolescentes científicos y las tres hermanas pequeñas de uno de ellos.
"Como si estuviéramos condenados"
"Supongo que la muerte, las muertes que encontramos en nuestro camino son los mayores jalones. Las pérdidas. De eso trata la película, me parece. De la fuerza cósmica de las personas que perdemos", ha escrito Wes Anderson en las notas de producción de la película, en las que el cineasta se deshace en elogios a los grandes del cine y el teatro americanos del siglo XX.
"Cuando empecé a querer hacer cine, este periodo era el corazón de todo. Veíamos El padrino, Taxi Driver, a Brian De Palma. Y quizá más a Marlon Brando y James Dean, Montgomery Clift y Elia Kazan. Eran películas que tenían una relación con los escenarios. Este grupo de películas a las que me refiero probablemente se forjó con Un tranvía llamado deseo. Tennessee Williams es una de las voces importantes de ese periodo y la herida abierta de esos personajes", apunta.
Referencias a 2001: odisea del espacio, Encuentros en la tercera fase y a algunos clásicos más antiguos, como la acidísima y certera El gran carnaval que rodó Billy Wilder en aquellos años (1951), se suceden en Asteroid City, una ciudad construida en los campos de alrededor de Chinchón, donde el equipo de la película encontró la luz y las llanuras perfectas. Ni rastro del pueblo, de sus calles y su famosa plaza, aunque sí tropezó con un paisaje que les conectaba con la tensión de la era Eisenhower, de las pruebas nucleares en el desierto y con el espejismo de una vida mucho mejor. "No me gustó cómo nos miró el alienígena. Como si estuviéramos condenados".
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