Si quieres vivir 500 años, aprende del tiburón de Groenlandia
Un sistema inmune excepcionalmente eficaz permite que este enorme animal submarino viva durante siglos. ¿Qué puede la ciencia aprender de él?
Madrid--Actualizado a
"Parecía muy, muy viejo. Como un animal prehistórico", comentó a la prensa local el biólogo Héctor Martínez cuando se topó con este pez por casualidad en abril de 2022, mientras investigaba a otro tipo de tiburones que viven en los arrecifes de coral en las costas de Belice.
No andaba desencaminado: el Somniosus microcephalus vive alrededor de 400-500 años. Es, con diferencia, el vertebrado más longevo del planeta. Habita a más de 2.000 metros de profundidad en los océanos Atlántico y Ártico, pero nunca antes se había visto en latitudes tan bajas como el Caribe.
Al carecer de espinas en las aletas, tejidos duros en el cuerpo o bandas de crecimiento en las vértebras, hasta hace poco no se podía calcular su edad con certeza. Aunque una buena pista era medir la longitud del animal y hacer la operación matemática, ya que sabemos que crece un centímetro al año.
En 2016, sin embargo, las técnicas de datación por carbono-14 permitieron confirmar que hablamos de una especie centenaria. Con este método, que analiza las proteínas de los ojos del tiburón, el biólogo Julius Nielsen fechó por primera vez la edad de 28 hembras. La más grande tenía 400 años, con un error estimado de más o menos 120 años, tal y como recogió en su día la revista Science.
Su secreto contra el cáncer
Estos descubrimientos llamaron la atención de los científicos que buscan el secreto de la longevidad y la salud humana. ¿Qué es lo que hace que el tiburón de Groenlandia viva tanto tiempo? ¿Por qué apenas padece cáncer? ¿Qué podemos aprender de su genética, de su aparato circulatorio o de su metabolismo?
En el mundo de los humanos, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte. Son, además, disfunciones correlacionadas con la edad: cuanto mayores nos hacemos, más papeletas tenemos para padecerlas.
En el caso de los tiburones de Groenlandia, podríamos esperar que, en proporción a su tamaño –que se sepa, pueden medir siete metros de largo–, tendrían mayores probabilidades de albergar tumores. Pero ocurre todo lo contrario.
La clave podría estar en "la presencia de altas proporciones de genes supresores de tumores en su genoma"
La clave podría estar en "la presencia de altas proporciones de genes supresores de tumores –como el TP53– en su genoma", tal y como señala Holly C. Gates, investigadora de la Universidad de Alabama, en un informe publicado el pasado mes de abril.
Es una línea en que trabajan oncólogos y genetistas de todo el mundo, a la espera de que el genoma de esta especie sea secuenciado por completo. Por el momento, solo se ha secuenciado el de 100 ejemplares, capturados mediante programas de investigación y suelta en libertad.
Otra teoría que se baraja para explicar por qué no se conocen casos de cáncer en el tiburón de Groenlandia es la del hipertumor. Como explica Gates, "ocurre cuando se forma un tumor más grande encima del tumor original, que se alimenta del mismo sistema vascular y le quita los recursos al primero para desarrollarse, por lo que acaba destruyéndolo".
Ejemplo de salud cardiovascular
En cuanto al sistema cardiovascular, "comprender los factores que hacen única a esta especie puede ayudarnos a prevenir una de las principales causas de muerte en humanos", recalca esta experta.
Holly C. Gates, investigadora: "Puede ayudarnos a prevenir una de las principales causas de muerte en humanos"
Por lo pronto, se ha descubierto que, igual que su metabolismo –los procesos por los que transforma y almacena la energía– es muy lento, la presión sanguínea del tiburón de Groenlandia es muy baja, más que la de sus parientes de tiburones y rayas más cercanos.
Encaja en los cálculos médicos que conocemos, pues la alta presión sanguínea está correlacionada con menor esperanza de vida. "El siguiente paso, muy importante, es encontrar un método para estudiar su tejido cardiaco", añade.
Pero no sólo eso. Sabemos muy poco de su comportamiento, ya que, de hecho, nunca se les ha observado durante la reproducción y el nacimiento. "Tampoco conocemos cómo les afectan los estresores antropogénicos, como la minería en el océano profundo, la pesca o la contaminación de las aguas", según apunta la investigadora del Real Instituto Holandés para la Investigación Marina Jena Edwards, en un artículo reciente publicado en Frontiers in Marine Science.
Son incógnitas no demasiado fáciles de resolver, por todos los inconvenientes que representa estudiar y mantener en cautividad a un pez que puede llegar a pesar 1.000 kilos y que nada a profundidades de hasta 2.200 metros.
3.500 ejemplares son capturados al año por accidente
Quizá la solución pase por crear una especie de santuario natural, en una zona costera que cumpla estas condiciones y pueda delimitarse de forma submarina, propone Gates.
Si queremos aprender de sus secretos para mantenerse en forma durante siglos, también nos interesa evitar que se extingan. Son, además, especialmente vulnerables, ya que sus ritmos de crecimiento y reproducción son muy lentos. Para hacernos una idea, un tiburón de Groenlandia recién nacido necesitaría 250 años para alcanzar la madurez sexual, es decir, para poder procrear.
En la actualidad, están catalogados como especie casi amenazada en peligro por la captura accidental en las redes de la pesca de arrastre. Nada menos que alrededor de 3.500 de estas piezas de museo mueren de esta manera cada año, según estimaciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
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