Ser el primero en conseguir el iPad 2 tiene premio: te hacen la ola

Aplausos por conseguir el iPad 2. No importa que la nueva versión de la tableta de Apple se vaya a mantener a la venta por lo menos un año. Lo importante es ser el primero en tocarlo y gastarse los casi 500 euros que cuesta la pieza más barata. Desde las 10.00 horas de esta mañana, ya había varias personas haciendo cola en las tiendas de Madrid para conseguir un aparato que no saldría hasta las 17.00 horas. En el caso de la FNAC de Madrid, la cola alcanzaba la plaza de Callao e, incluso, entre la gente se repartían las labores de avituallamiento. Finalmente, el triunfo a tan ansiada espera, además del iPad 2, es el recibimiento y los aplausos de los encargados de las tiendas, fotografías, abrazos, celebración, fiesta. Todo sea por la manzana.

Poco importa la geografía. Los fanáticos de Apple son universales. En total, el nuevo invento de Steve Jobs ha salido a la venta en 25 países entre Europa, Oceanía y América. Han sido dos semanas de espera después de que apareciera en los escaparates de Estados Unidos. Los cálculos para los dirigentes de la manzana con el mordisco más famoso del mundo no apuntan nada mal. Se espera que los beneficios se mantengan o incluso se superen, ya que este iPad cuesta más que su predecesor, que arrasó en las compras de navidad.

Hoy es el día de las segundas partes, sin embargo, las primeras también han tenido protagonismo. Aprovechando el lanzamiento, el iPad se situó en su precio más bajo, por lo que un gran número de personas ha preferido hacerse con él, ya que las diferencias, al fin y al cabo, son escasas. En la FNAC, a las 11.00 horas ya estaban agotadas las versiones más básicas de la primera tableta. El problema, las miradas amenazantes a la salida. "¿Tiene un iPad 2?" "Oye, eso que lleva es un iPad..." "¿Pero no era hasta las cinco?"

Quizás la mejor fecha para hacerse con el iPad 2 sea el día en que salga el 3. Sin colas. Sin esperas. Eso sí, no te harán la ola, no habrá aplausos ni felicitaciones a la salida. Quizás todo lo contrario.