Este artículo se publicó hace 13 años.
Guerra por resucitar al mamut
Un grupo japonés desata la polémica al asegurar que podrá clonar la especie extinta usando elefantes en África
Los anhelos de resucitar al mamut siempre comienzan como una película de aventuras. En verano de 2002, una expedición ruso-japonesa se adentró en el noreste de Siberia (Rusia), cuyo suelo helado esconde la mayor reserva de cadáveres de mamut de la Tierra. A orillas del río Maxunuokha, el grupo halla un tesoro: las patas heladas de un ejemplar que murió hace 15.000 años. Los restos se envían al Museo del Mamut de Yakustk, capital de un vasto territorio seis veces más grande que España. Allí se extraen muestras de piel, músculo y hueso que viajarán 3.000 kilómetros hasta el laboratorio de Akira Iritani, el investigador de la Universidad de Kinki (Japón) que se ha convertido en el nuevo doctor Frankenstein de los mamuts.
El 13 de enero, Iritani aseguró al diario Yomiuri Shimbun que su equipo podrá clonar un mamut en cinco o seis años. Lo hará con una técnica similar a la que se usó para crear a la oveja Dolly en 1996 y que en este caso resucitaría una especie extinta, el mamut lanudo (Mammuthus primigenius). Iritani detalló que usará óvulos de elefante y una madre de esa especie para llevar en su seno al clon. La noticia dio la vuelta al mundo en una espiral de misterio que casi nadie se preocupó en aclarar.
"No es difícil obtener un embrión de mamut clonado", dice Iritani
"Es la típica mierda que sale a la luz cada dos años para atraer atención", opina Michi Hofreiter, experto en ADN fósil de la Universidad de York (Reino Unido). La posible obtención de un mamut vivo a partir de su ADN no ha sido hasta ahora mucho más que un sueño. Al igual que Hofreiter, la mayoría de expertos asegura que es imposible recobrar suficiente ADN como para lograr una cría. Pero también reconocen entre dientes que, si se lograse obtener ese material, la hazaña es técnicamente posible.
Uno de los mayores obstáculos es extraer el núcleo intacto de una célula de mamut, que contiene todo el genoma nuclear del animal. Es algo que muchos expertos creen imposible, pero Iritani proclama haberlo conseguido. Lo ha hecho, según explica a Público, a partir de aquellos trozos de hueso, médula ósea y músculo que logró en Siberia hace casi diez años.
"Hemos obtenido con éxito núcleos celulares", dice el investigador. "Luego intentamos transferirlos a óvulos de ratón, pero no funcionó, probablemente por la gran diferencia entre especies", señala. Ahora quiere hacer lo mismo con óvulos de elefantes, primos cercanos del mamut lanudo. Estos gigantes cubiertos de espeso pelaje y dotados de enormes colmillos de marfil desaparecieron al final de la última glaciación, hace unos 10.000 años. Nadie sabe si se debió al cambio climático o fue el hombre el que lo cazó hasta la extinción. El ADN de mamut, pero también las marcas del tiempo en sus colmillos y pelaje, son claves para entender qué sucedió, y ya han permitido obtener un borrador de su genoma. Pero, al igual que con los neandertales, del borrador al clon hay un abismo.
"Es una campaña publicitaria para obtener dinero", sostiene un rival
"No hay problemas éticos en clonar al mamut", explica Stephan Schuster, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y líder del equipo que en 2008 secuenció el 80% del genoma del mamut lanudo. Señala que Siberia sigue siendo hoy muy similar al ecosistema en el que vivieron estos paquidermos, por lo que un ejemplar clonado apenas encontraría diferencias. El único problema "es que es absolutamente imposible clonarlo a día de hoy", asegura. Su equipo lleva años analizando muestras de hasta 30 ejemplares. Ni una vez ha logrado extraer un núcleo completo. "Ninguno de nosotros ha visto nunca una muestra en la que los cromosomas no estén destruidos", explica Schuster, que aportará la secuencia completa (al 100%) del genoma del mamut lanudo "en unos meses".
La congelación en el permafrost de Siberia o en un congelador casero acuchilla las células y daña el ADN si no se han añadido sustancias protectoras. Esto cambió en 2008, cuando un equipo japonés clonó ratones a partir de los núcleos de células que habían estado heladas a -20º durante 16 años y sin protección. Iritani dice haber diseñado su propia alternativa que permitiría hacer lo mismo con núcleos de mamut. Como aperitivo, en 2008 logró clonar un toro semental cuyos testículos habían permanecido helados y sin conservantes a -80º durante diez años. Estos estudios aparecieron en revistas como Proceedings of the Japan Academy o PLoS One, pero no alcanzaron las revistas internacionales más prestigiosas, lo que hace sospechar a sus detractores.
ADN helado
"Es imposible a día de hoy", asegura el padre' de su genoma
"Sus declaraciones no tienen ninguna base científica, son sólo una campaña publicitaria para obtener dinero y popularidad", asegura Alexey Tikhonov, investigador del Instituto Zoológico de San Petersburgo y coautor del genoma del mamut. Los fósiles de estas bestias se suelen encontrar en Siberia saliendo del permafrost, una capa de terreno helada que se derrite en verano. "Los fósiles del permafrost no tienen células intactas porque se han derretido y congelado muchas veces", advierte Thikonov. Schuster tampoco cree que los genes sobrevivan intactos miles de años en el permafrost, pero hace una concesión: "técnicamente, si el ADN está intacto, podría hacerse una clonación".
Iritani, que se acerca a los 80 años, no se baja del burro. "No es muy difícil obtener un embrión de mamut clonado", asegura. "Ahora necesitamos urgentemente óvulos de elefante". Espera conseguirlos de zoos y volver a Siberia este verano para buscar más fósiles. El paso final se daría en un continente que nunca pisó el mamut lanudo. "Cuando logremos u embrión de mamut clonado lo transferiremos a una hembra en algún país de África", explica.
Schuster señala otro camino. Es reconstruir el genoma del mamut modificando uno de elefante cuando se obtenga la secuencia completa de la especie extinta. "Es ciencia ficción con las herramientas actuales, pero mucho más factible que la otra técnica", señala. ¿Cuándo tendrá esas herramientas? "En al menos diez años", concluye.
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