La cara más conocida del ecologismo español, Juan López de Uralde, Juantxo, se plantea seriamente dar el salto a la política. De momento, asegura, sólo es una opción, pero el director ejecutivo de Greenpeace, junto a otros personajes del mundo de la cultura, la política y los movimientos sociales, está tanteando el entorno verde para sumar fuerzas y presentarse a las elecciones generales de 2012 bajo unas mismas siglas. López de Uralde (San Sebastián, 1963), que abandonará el timón de la ONG el 31 de agosto, incluso lanza el guante a la ex ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona, desterrada en París como embajadora permanente de España ante la OCDE por su excesivo ecologismo.
La nueva fuerza política, si finalmente se concreta, presentaría un programa de izquierdas, siguiendo el modelo de Europe Ecologie, el partido político francés impulsado por uno de los protagonistas de Mayo del 68, Daniel Cohn-Bendit. Europe Ecologie, que ha conseguido aglutinar al movimiento ecologista galo, logró más del 16% de los votos en Francia en las elecciones europeas de 2009, alcanzando a los socialistas.
Dice que falta una fuerza política verde en España. ¿Qué tipo de fuerza?
En nuestro entorno europeo, la opción verde es una realidad. El ejemplo más cercano es Europe Ecologie en Francia. Yo creo que una fuerza así en España sería interesante.
¿Por qué no se siente representado con los partidos verdes españoles?
La opción de las personas que estamos en la lucha ambiental es trabajar para influir sobre los partidos, para que lleven adelante políticas ambientales. Pero en los últimos años vemos un abandono de estos temas. Nos movemos entre el primo de Rajoy y el 'ahora no es el momento por la crisis'. Nuestra estrategia ahora tiene unos límites. Llevar nuestro discurso a las instituciones puede fortalecerlo y hacerlo interesante. Sobre los partidos existentes, los respeto. De lo que se trataría es de sumar a lo que hay. Esto es más o menos lo que se hizo en Francia.
¿Fusionar lo que hay?
Más bien sumar. A lo mejor no es necesario que todo confluya en una formación concreta. Las cosas pueden ser de una manera mucho más abierta.
Pero sí habría que ponerse bajo unas mismas siglas, como IU y sus federaciones.
Sí, exactamente.
¿Podría caer en el error de José María Mendiluce [ex director de Greenpeace Internacional que fracasó con Los Verdes-Izquierda de Madrid en 2003]?
Yo no lo llamaría error. Si realmente me decidiera a dar ese paso, sería una opción, como en su día lo fue la de Mendiluce. Es una aventura. Si nadie lo intenta nunca se va a conseguir. El hecho de que haya experiencias fracasadas no quiere decir que no haya que seguir intentándolo.
¿Por qué no se siente representado por partidos como Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), cuyo discurso coincide muchas veces con el de Greenpeace?
En primer lugar, yo no puedo votar a ICV porque está en Catalunya. Y no digo que no me sienta representado, digo que si pudiéramos sumar todas las fuerzas que trabajan en este sentido, habría mucho ganado. Y facilitaría que se desarrollara una opción de este tipo.
¿Ha contactado ya con los partidos verdes?
Hemos hablado con mucha gente y seguiremos hablando.
¿Por qué dice 'hemos'?
Porque, evidentemente, cuando se piensa en una historia así, no se piensa en solitario, se piensa colectivamente.
¿Quién le acompaña?
Tendrán que decirlo ellos cuando quieran.
Pero son caras conocidas.
Sí.
¿Del ecologismo o de la política?
De mundos diversos.
Para aglutinar esa masa social, también necesitarían figuras del mundo de la cultura.
Sí, claro. De todos los ámbitos. Gente progresista en general, que no se sienta representada con lo que se ofrece.
¿Le han pedido que dé un salto a la política desde el mundo de la cultura?
Sí, hay mucha gente que quiere que eso ocurra.
¿Cuál es el techo de otra fuerza verde en España?
No tiene techo, pero en Europa los verdes se mueven en torno al 10% de los votos. Y creemos que en España sería posible una opción así.
En el movimiento ecologista español se echan de menos caras conocidas. En su caso, fue decisiva su detención en Copenhague. Con esa premisa, si se forma un partido político, ¿sería usted el líder?
Tenemos un problema de fondo: el modelo económico está destruyendo el planeta y hay que hacerle frente en distintas trincheras. Algunas son fuertes en nuestro país, entre ellas el ecologismo social. Otras son muy pobres y es necesario buscar la fórmula para fortalecerlas. Esa es la idea. No creo que debamos hablar de personas, de caras y de listas, sino de si hay capacidad de generar un espacio social fuerte para sostener una iniciativa así. Eso es lo importante, al margen de los rostros.
Pero usted sí estaría dispuesto a liderar una nueva fuerza política verde en España.
Si se dieran estas condiciones de las que estoy hablando, sí. Es una de las posibles opciones que tengo de cara al futuro. Es una opción, no una decisión.
¿Cuáles son las otras opciones?
Retirarme del ecologismo activo de primera línea y buscar trabajo en otro ámbito del medio ambiente. O seguir en la brecha en otra organización o incluso dentro de Greenpeace Internacional.
¿Cómo se bautiza un partido verde? Hay tantos que parece que todos los nombres están cogidos.
Si el apoyo social existe, el nombre da lo mismo, porque puede ser uno de los que ya están cogidos u otro cualquiera. Vuelvo a Francia: también había diversos partidos verdes y se optó por otro nombre, Europe Ecologie.
¿Por qué todos los partidos verdes han fracasado?
No lo sé. Es algo que hay que analizar. Probablemente, lo verde en España se sigue percibiendo como relacionado con las ballenas, cuando ahora la opción verde da una respuesta global al sistema. Uno de los temas que más se trata ahora mismo es el Green New Deal, la búsqueda de una respuesta verde y social a la crisis económica.
¿Cuál sería para usted el programa político ideal de una fuerza verde?
Lo bueno que tiene el asociarse a una familia política que ya lleva muchos años trabajando es que no hay que inventarse nada. Basta con ir a los programas de los partidos verdes que están ahí, como el Grupo Verde Europeo. El planteamiento que yo haría está en esa línea: un proyecto que trate de superar el capitalismo e ir hacia un modelo en el que las personas y el medio ambiente sean lo más importante, y no el beneficio económico de las corporaciones, que es lo que está ocurriendo ahora mismo.
¿El modelo europeo del que habla es el de la sandía: verde por fuera, rojo por dentro?
Detrás de esta crisis está el sistema económico neoliberal, que promueve el crecimiento continuado sobre una base física finita. Es absolutamente insostenible.
O sea que la suya sería una opción de izquierdas. ¿Cree que no se puede hacer ecologismo político desde la derecha?
Ecologismo de fondo, no. Pero también creo que el ecologismo supera la idea tradicional de izquierda y derecha.
¿Narbona dejaría París para integrarse en una fuerza verde en España?
Nosotros estaríamos encantados de que viniera.
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