Este artículo se publicó hace 16 años.
Venezuela interviene una unidad local del grupo Stanford
Venezuela intervino el jueves el pequeño Stanford Bank, del multimillonario texano Allen Stanford, después de que la entidad sufriera una retirada masiva de depósitos al conocerse que el magnate y sus empresas fueron acusados de fraude en Estados Unidos.
Pese a que el Gobierno del presidente Hugo Chávez trató de calmar el miércoles a los depositantes argumentando que la entidad estaba sana y sólida, decenas de clientes retiraron su dinero del banco, que posee apenas el 0,2 por ciento de las captaciones totales del sistema financiero venezolano.
El ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez, dijo el jueves ante la prensa que Stanford Bank Venezuela resultó afectado por factores externos y no internos.
El responsable dijo que la posibilidad de los clientes de Stanford Bank Venezuela de hacer retiros a través de la banca por Internet "ha colocado en situación sumamente precaria a este banco, obligando a las autoridades (...) a tomar la decisión de intervención, que esta seguida de la venta inmediata de este banco".
Rodríguez agregó que el banco será subastado muy pronto para que se pueda responder a las obligaciones con los depositantes, ya que existen interesados en adquirir la institución.
"Se va a hacer una operación de subasta muy pronto (...) (para que) un grupo de bancos u otro banco adquiera tanto el activo como el pasivo del Stanford de manera que responda a las obligaciones que se tiene con los depositantes", dijo el ministro en una entrevista con el canal privado Venevisión.
En el decreto de intervención, que apareció en la Gaceta Oficial del país que circuló el jueves, se incluyó también el "cese de intermediación financiera".
OFICINAS CERRADAS
En Caracas, los trabajadores del banco permanecían dentro de las sucursales, cerradas al público, mientras a los incautos clientes que se acercaron se les informaba que las oficinas abrirían el viernes.
Una mujer no identificada protestaba frente a las puertas de la entidad ubicada en un exclusivo centro comercial del este de Caracas alegando que tenía que procesar el pago de una nómina de empleados y disponer de sus fondos.
La Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Sudeban) agregó en el documento oficial que la entidad debió utilizar recursos del encaje en el Banco Central de Venezuela para cubrir la retirada de efectivo del público.
Según cifras del Gobierno, el banco contabilizó activos al cierre de enero por 632,6 millones de bolívares (294 millones de dólares).
Pero el drama de los clientes en el país sudamericano no queda aquí.
Las autoridades han estimado que inversores venezolanos tienen además entre 2.300 y 3.000 millones de dólares colocados en Stanford International Bank, en Antigua, un punto clave en el imperio de Stanford.
La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por su sigla en inglés) acusó el martes a Stanford, a tres de sus empresas y a otros dos ejecutivos del grupo, por la venta fraudulenta de 8.000 millones de dólares en certificados de depósitos.
Este caso llega cuando aún hay coletazos del fraude con un esquema piramidal (o Ponzi) del que se acusa al inversor de Wall Street Bernard Madoff -que podría haber causado pérdidas de hasta 50.000 millones de dólares- y mientras la crisis financiera global sacude a grandes bancos de todo el mundo.
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