Este artículo se publicó hace 17 años.
Un sistema pionero determinará el clima en el Patio de los Leones para su conservación
Una estación de monitorización instalada en el Patio de los Leones, el más emblemático de la Alhambra, ofrecerá información continua sobre la humedad, la temperatura, la condensación y el riesgo sísmico en el recinto, lo que se convertirá en un sistema pionero para contribuir a su preservación.
Según ha explicado, en una entrevista con Efe, la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca, se trata de un método "innovador y del que no hay otro ejemplo en el mundo" en monumentos a la intemperie, en los que los efectos climáticos constituyen una de las principales causas de deterioro.
Será un paso más en una de las actuaciones de conservación más emblemáticas de las acometidas en el monumento nazarí y cuyos efectos podrán contemplar sus visitantes a finales de 2008: la restauración de la fuente de los leones, con un presupuesto de 550.000 euros.
El estudio durante años del microclima del Patio de los Leones ha permitido determinar que la importante insolación en algunas zonas, los cambios bruscos de temperatura que se producen en la primavera y el otoño granadinos y, sobre todo, la condensación, son los principales factores de degradación de sus elementos.
Con la estación de monitorización se hará un "control exhaustivo" de todos los datos climáticos, y "dará alertas" para actuar en consecuencia, por lo que, por ejemplo, se podrá proteger la fuente de los leones de forma puntual si se pronostican heladas, además de adoptar otras medidas preventivas que se establecerán en un protocolo, ha explicado a Efe el jefe del Servicio de Conservación de la Alhambra, Francisco Lamolda.
En este proyecto trabajan expertos de la Universidad de Granada, del Instituto Control del Restauro y del Instituto del Patrimonio Histórico Español, que tendrán en cuenta la incidencia del cambio climático en este espacio.
Tras siete siglos a la intemperie y funcionando como surtidores de la fuente, los doce leones, de mármol de Macael (Almería), presentaban una costra calcárea carbónica, microorganismos, algas y fracturas ocasionadas por filtraciones de agua, que se helaba, en las tuberías que los recorren desde la pata izquierda hasta la boca.
El número cuatro fue el primero en pasar por las cuidadosas manos de los restauradores y en volver a exhibir la precisión de la talla y todos sus detalles escultóricos, aunque seguirá aguardando en el Museo de la Alhambra a que sus once hermanos -que no gemelos- pasen el mismo proceso para volver, con todo su esplendor, a su patio.
Siguiendo sus pasos, se encuentran en un taller donde los restauradores de la empresa granadina Tarma les han aplicado las últimas tecnologías -radiografías, fotogrametría o escáner-láser en tres dimensiones- para conocerlos a fondo antes de acometer su limpieza.
En esta tarea se ha descubierto que, al contrario de lo que se creía, no hay dos leones iguales sino que presentan distinta expresividad en sus rostros, el pecho más o menos henchido, diferente disposición de la cola, mayor o menor relieve en las garras e incluso pesos que oscilan entre los 250 y los 300 kilos.
Una vez finalizada esta fase se procederá a la restauración, en la que se "completarán las lagunas de las piezas, trabajando con datos fehacientes", según ha referido a Efe la coordinadora del equipo de restauración de Tarma, Carmen Tienza, que se refiere a estas esculturas zoomorfas como "pacientes".
Los leones también reciben tratamiento para minimizar los efectos adversos de la climatología y del agua, aunque aquí tendrán la ayuda de la rehabilitación del circuito hidráulico con la incorporación de un sistema de depuración de agua.
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