Este artículo se publicó hace 15 años.
El secuestrador de México, un predicador de sórdido pasado
El secuestrador de un avión mexicano no quería tratos políticos ni dinero, sino comunicar una "revelación divina", recibida tras años de cantar y predicar el evangelio después de librarse de un pasado ligado a las armas y el consumo de drogas.
El hombre puso en jaque los sistemas de seguridad de México al secuestrar el miércoles un avión con 104 pasajeros a bordo que viajaba desde la localidad turística caribeña de Cancún a la capital, portando una Biblia y unas latas de refresco llenas de tierra y luces de colores simulando una bomba.
Josmar, como se hace llamar José Mar Flores, un boliviano de 44 años, es un predicador evangélico que hace 17 años llegó a México "al borde del suicidio", según dijo a periodistas, huyendo de un pasado negro que incluyó cárcel por asalto a mano armada, robo de camiones y adicción a las drogas.
El secuestro acabó sin víctimas ni heridos tras negociaciones con el capitán del avión de Aeroméxico. El hombre después explicó que lo que quería era comunicarle al presidente, Felipe Calderón, la inminencia de un terremoto.
"Quiero informarles que oremos, porque vienen cosas tremendas. Lo podemos evitar de una forma: que nos unamos, que clamemos donde estemos (...) que clamemos a Dios para que esto no ocurra", dijo Josmar, ya esposado y rodeado por policías federales de casco y cara tapada.
En Internet es posible hallar varios videos de canciones de "Josmar" donde el hombre, robusto y de voz gruesa y cascada, canta baladas a Dios con títulos como "Ya no está crucificado" y "Jesucristo, la dosis superior".
DIOS DIRÁ
También aparece en www.youtube.com un vídeo donde el secuestrador con sombrero de vaquero muestra su puntería con una pistola y luego rueda teatralmente por el piso. También muestra su habilidad con un "nunchaku", un arma formada por dos palos cortos unidos por una cadena.
En el vídeo, Flores dice que está usando un arma "por última vez" para después convertirse al evangelio y, tras disparar varias veces a una moneda en el aire y a su billetera, tira el arma a las aguas del caño del Sumidero, al sur del país.
El hombre vivía en la sureña ciudad de Oaxaca con su esposa, Elizabeth Melgar, y sus tres hijos, pero viajaba a menudo a Cancún para atender un pequeño restaurante donde también actuaba como predicador, cantaba y jóvenes del lugar se encargaban de promocionar sus discos.
"Nunca me comentó nada de secuestrar un avión. Obviamente a mí me parece una locura, el tiempo solamente dirá si realmente Dios lo mandó", dijo Melgar a la prensa poco después de que Flores fuera llevado a declarar ante las autoridades, que presentarán cargos por terrorismo y secuestro.
En Oaxaca, sus seguidores dijeron que tenía el don de curar a los enfermos y sus vecinos lo describieron como un hombre tranquilo, según medios locales.
Al parecer, Flores había intentado divulgar sus revelaciones ante medios de comunicación en Cancún, sin éxito.
"Me dijo hace un tiempo por teléfono de sus revelaciones, me dijo que quería que todos los cristianos lo supieran y por ello fue a algunos periódicos, pero creo que no se publicó nada", dijo a Reuters en Cancún el pastor evangélico Emanuel Arzate, quien conocía a Flores.
En medio de un combate contra el narcotráfico con decenas de miles de policías y militares desplegados en todo el país, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, reconoció que el fanático religioso sembró dudas sobre la seguridad en el tráfico aéreo mexicano.
"Lo que él trae como maleta tuvo que ser revisado por rayos X y sin duda era algo que tenía que haber sido detectado y detenido porque tenía cables, tenía un tipo de reloj digital que mostraba todo un artefacto ilegal. Sin duda ahí hubo una falla de detección", dijo García Luna a la cadena Televisa.
García Luna dijo que Flores le contó a la policía que eligió realizar el secuestro el 9 de septiembre de 2009 porque la fecha 09-09-09 al revés es 06-06-06, un número asociado con el demonio.
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