Este artículo se publicó hace 15 años.
Rajoy usó a Rato contra Aguirre
Gente muy próxima a la presidenta de Madrid asegura que lo que le resulta indigerible no es la pérdida del estratégico control de Caja Madrid, sino el haber sido ahorcada momentáneamente en sentido figurado con la cuerda de
A Esperanza Aguirre le cuesta digerir esta derrota. Gente muy próxima a ella asegura que lo que le resulta indigerible no es la pérdida del estratégico control de Caja Madrid, sino el haber sido ahorcada momentáneamente -en sentido figurado- con la cuerda de Rodrigo Rato, esto es, que el ascenso del ex vicepresidente segundo de Aznar haya sido utilizado como el ariete de su derrota. ¿Sólo por la larga amistad que ha unido a Esperanza con Rato? No. Porque, según insisten sus colaboradores, fue ella quien muy en el comienzo de la carrera por sustituir a Miguel Blesa propuso a Rajoy el nombre de Rato. Y más: en mayo de este año, Esperanza volvió con la sugerencia. Y Rajoy, una vez más, le insinuó que no lo veía.
Es muy probable que Rajoy no haya visto la película Chirac, del realizador francés Patrick Rothman, que esta semana ha ofrecido el semanario francés Le Nouvel Observateur a sus lectores, un espectacular documento sobre la conspiración permanente en la derecha francesa durante la V República.
El caso es que Esperanza, después de ver la frialdad de Rajoy, tampoco llevó la candidatura de Ignacio González, su número dos en la Comunidad de Madrid, en secreto. El propio González se entrevistó en septiembre con Rajoy en Génova y, al salir el tema, el líder del PP no puso objeción. El mismo ritual lo repitió González con Ruiz-Gallardón. La verdad es que tanto Rajoy como el alcalde madrileño jugaron sus cartas en silencio.
Esperanza y sus colaboradores entendían que la operación estaba dirigida a crear la sensación, en el partido y en la opinión pública, de que se estaba desarrollando un combate Rodrigo Rato versus Ignacio González. El viernes 23 de octubre, por la noche, la presidenta de la Comunidad y su estado mayor concluyeron que si el candidato para presidir Caja Madrid era Rato no había nada más que discutir. Ese fin de semana hubo negociaciones. Pero el lunes 26, las declaraciones, sin precedentes, del número dos de Ruiz-Gallardón, el vicealcalde Manuel Cobo, llevaron a la comprensión del verdadero alcance de la operación Rato. Esto es: crear la impresión de una derrota sin par de las fuerzas de Aguirre.
En estas condiciones, Esperanza, afligida por haber quedado entrampada, decidió que no le daría el gusto a Rajoy de acudir a la reunión extraordinaria del comité ejecutivo del partido. Uno de sus colaboradores dice: "El PP es como el PCUS [el antiguo partido Comunista de la Unión Soviética], todo estaba preparado para que la gran mayoría de sus miembros aplaudieran a Mariano Rajoy. ¿Qué sentido tenía para Esperanza estar allí presente? ¡No podía salir más que lo que ya estaba previsto!".
Esperanza Aguirre tiene que diseñar ahora sus nuevos pasos. No está, según ha trascendido, muy contenta con la defensa que han hecho algunos de sus dirigentes próximos en la reunión del comité ejecutivo del martes 3. Pero va a esperar. Tanto en relación con el partido, donde ha quedado pendiente la sanción de Manuel Cobo, como en lo que se refiere al Gobierno de la Comunidad, ahora que Ignacio González ya no va a Caja Madrid, Esperanza necesita ganar tiempo.
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