Este artículo se publicó hace 16 años.
La preocupación expulsa al aceite de los comercios
La retirada a la venta del aceite de girasol desconcierta a los compradores, aunque la mayoría comparte la medida
Centenares de botellas de aceite se apilaban ayer, como cada día, en las estanterías de los grandes hipermercados de España. Marcas diferentes con precios más o menos ajustados al bolsillo, y con distintos grados de acidez. Aceite de oliva, de soja, de maíz... Aunque de girasol, ni rastro.
Hace dos días, el Ministerio de Sanidad paralizó la venta de este producto. ¿El motivo? Una partida contaminada de 125 toneladas que llegó a España, desde Ucrania, en febrero. Por eso, el Gobierno recomienda a los consumidores que se abstengan de usar este aceite hasta conocer las marcas afectadas. Una medida preventiva que también afecta a los centros comerciales.
"En cuanto nos enteramos de la alerta el viernes por la tarde, retiramos de inmediato el aceite de los estantes", explicaba ayer Juan Carlos, el encargado de un supermercado del norte de Madrid. Las botellas esperan, de momento, almacenadas "hasta ver qué pasa". "Oye, nada de girasol en ningún lado. Hasta que se descubra el pastel te digo yo que no lo venden", susurraba un hombre de mediana edad a una mujer.
Donde hasta hace pocas horas había botellas de aceite de girasol, ahora sólo hay un hueco. Como mucho, quedan los precios etiquetados del producto, que oscilan entre 1,65 euros y 1,80 euros.
La mayoría de quienes ayer se acercaban a comprar a los centros comerciales conocían la noticia. Pero había algún que otro despistado. "¿Y qué hago yo ahora con la botella que tengo en casa?", se preguntaba con cara de preocupación Esther. Esta joven madrileña compró un litro de este aceite la semana pasada. "¿Debo contactar con alguien? ¿Cómo puedo saber si es peligroso?", seguía interrogándose.
"Disculpen las molestias"
En otro hipermercado de Madrid, una jubilada leía con atención un enorme cartel de color amarillo, situado en el pasillo de venta de aceite. El mensaje era claro: "Comunicado urgente. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha ordenado la retirada preventiva de todo el aceite de girasol hasta finalizar las investigaciones. Disculpen las molestias".
Fernando, jefe de tarde en esta gran superficie, arrastra un palé con cajas y cajas de aceite de oliva. Confirma que son muchos los clientes que le han preguntado qué tienen que hacer con el producto que tienen en casa. La mañana de ayer fue tranquila. Nada que ver con lo que ocurrió la tarde del viernes. "Se armó la marimorena. No veas el follón y el alboroto que se montó cuando vieron que retirábamos los lotes. Había gente que se abalanzaba sobre las botellas para llevárselas", recordó ayer Fernando. A pesar de la "confusión" que ha generado esta medida, cree que se ha hecho lo correcto. "Lo que hicimos fue trasladar el girasol al almacén, y ahí sigue, hasta ver qué nos dice el director", señaló.
Precio más asequible
Una jubilada alcanzaba allí mismo un litro de aceite de oliva virgen, "el mejor para las ensaladas y los estofados", dice. Y añadió: "Pero también compro de girasol. Siempre lo uso para los fritos y en casa tengo varias botellas". La mujer reconoció que el precio, mucho más económico que el de oliva, es un factor decisivo. "El bolsillo no está para muchos lujos y con el aceite de girasol te ahorras un dinero que siempre viene bien", remachó.
No opinaba lo mismo María, un ama de casa que "jamás" lo ha empleado: "Simplemente porque no me gusta nada. Es insípido y malo. En mi casa no entra". Muchos clientes hablaban incluso con cierto desprecio de un producto que, aunque lleva dos días retirado de la venta, tiene millones de consumidores y mueve millones de euros al año.
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