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Portazo europeo a África

La frontera entre las dos ciudades autónomas españolas y Marruecos es cada vez más infranqueable. 14 inmigrantes subsaharianos murieron en 2005 intentando salvar la valla

DANIEL AYLLÓN

Desde que el primer subsahariano cruzó a pie la frontera de Ceuta, a principios de los años ochenta, los proyectos fronterizos de España han ido blindando el acceso a las dos ciudades autónomas (Melilla y Ceuta), que Marruecos sigue reclamando como propias. Aquel hombre se llamaba York, era camerunés, rondaba los 30 años y apenas tuvo que cruzar un arroyo. La primera barrera una pequeña alambrada militar se levantó unos años antes de su llegada, en 1968.

'Se desplegó para contener una epidemia de cólera y evitar que llegase a los dos ciudades', recuerda Juan Amado, responsable actual de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Ceuta. Él fue quien entabló más amistad con York. Los guardias civiles del puesto de vigilancia le apodaron Pepe, le dieron cobijo tras las agresiones de los policías marroquíes y ejerció de profesor de inglés de sus hijos. Desde entonces, la relación de las fuerzas de seguridad con los inmigrantes que llegan a la frontera ha cambiado.

En los sesenta bastaba con cruzar un arroyo para pasar a Ceuta

En los últimos diez años, la presión migratoria se ha intensificado notablemente, especialmente la procedente de los países subsaharianos. El Gobierno de José María Aznar alegó este motivo para levantar los muros de alambre durante su segunda legislatura.

Primero, la barrera se alzó hasta los tres metros. Después, duplicó su altura. El diseño de tres verjas de distintas alturas y paralelas vigiladas por cámaras, agentes españoles y marroquíes a ambos lados hace prácticamente imposible su traspaso sin ser detectado. Sin embargo, cientos de inmigrantes han tratado de salvarla desde su construcción.

Del control del contrabando se ha pasado al de la inmigración ilegal

Los sucesos más trágicos se produjeron en 2005, con el intento de cientos de subsaharianos de traspasarla. Los inmigrantes, escondidos en los bosques cercanos, construyeron largas escaleras con ramas de los árboles. 14 de ellos murieron en el intento, seis por los disparos de las fuerzas de seguridad.

'Hasta los años noventa, no existía esta valla y el control del perímetro fronterizo se centraba en vigilar el contrabando de droga que llegaba del sur', explica Manuel Céspedes, delegado del Gobierno de Felipe González en Melilla entre 1986 y 1996. 'De Melilla salían grandes cantidades de alcohol, electrodomésticos y cualquier otro producto de Europa que en Marruecos tuviese un precio más alto', añade.

En los pasos fronterizos que unen Ceuta y Melilla con Marruecos, se permite la entrada de los marroquíes empadronados en las provincias anexas de Tetuán y Nador (cerca de 60.000 pasos diarios). La mayoría son porteadores que trafican con mercancías que en Marruecos están gravadas por los aranceles. Esta es una de las principales actividades económicas de las ciudades autónomas y está amenazada por el fin del actual desarme arancelario de Marruecos, en 2012, y la proliferación de grandes puertos como el de Tánger-Med.

Ceuta y Melilla no pertenecen al espacio Schengen comunitario

El resto de inmigrantes aguardan su oportunidad en municipios próximos a Ceuta y Melilla, como Nador o Tánger. Sin embargo, la opción de saltar las vallas ya no es una prioridad. Los flujos migratorios se han reducido y reconducido hacia Túnez y Libia, desde donde resulta más sencillo embarcarse rumbo a Italia. Los que siguen apostando por Marruecos utilizan las rutas tradicionales de los magrebíes y tratan de entrar en España en patera.

La Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) calcula que en 2008 murieron unas 2.900 personas tratando de alcanzar la costa española por mar. No hay un censo oficial.

En la estación de autobuses de Nador, Mustafá, argelino de 22 años, espera la llegada de dos amigos para tratar de entrar en la ciudad. 'Saltar el muro es imposible. Nosotros entraremos por el mar con aletas de bucear', asegura. La costa marítima también está fuertemente vigilada y es frecuente la detención de inmigrantes tratando de acceder en barcas de plástico algunas de juguete, flotadores o con trajes de buceo. Aunque son territorio español, Ceuta y Melilla no pertenecen al espacio Schengen, por lo que los extranjeros que entran en su territorio no pueden acceder a la Unión Europea si no tienen regulada su situación. Sin papeles, incluso ya dentro de las ciudades autónomas, no se puede viajar de forma legal a la península.

Los cazados en el lado marroquí de la frontera son los que reciben un escarmiento más duro, según las ONG. Éstas denuncian que la UE ha trasladado a los países africanos la responsabilidad de frenar las migraciones a cambio de sus ayudas a la cooperación, sin firmar cláusulas de respeto a los derechos humanos.

'Europa no quiere hacer el trabajo sucio', critica un cooperante que prefiere mantener el anonimato por temor a posibles represalias.

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