Este artículo se publicó hace 15 años.
París juzga hoy en rebeldía al histórico de ETA "Josu Ternera" y a su hijo
El Tribunal Correccional de París juzga hoy en rebeldía al histórico dirigente de ETA José Antonio Urritikoetxea Bengoetxea "Josu Ternera" y a su hijo Egoitz Urritikoetxea, ambos en paradero desconocido desde hace años.
"Josu Ternera" será juzgado por hechos ocurridos entre los años 2002 y 2005, periodo en el que se detectó su rastro en pisos utilizados por activistas de la banda armada.
La Fiscalía le acusa de haber participado en un grupo armado "con vistas a la preparación de actos terroristas".
Ese mismo cargo pesa sobre su hijo Egoitz, de nacionalidad francesa, inculpado por hechos ocurridos entre marzo y mayo de 2005.
Entre otras pruebas en su contra, la policía halló su ADN en una toalla que había sido utilizada también por José Manuel Ugartemendia Isasa, detenido ese mismo año junto al considerado entonces como jefe del aparato internacional de ETA Pedro Esquisabel, "Xerpa".
De hecho, el proceso de hoy está vinculado con otro contra Ugartemendia y Esquisabel pendiente de celebración en el Tribunal de lo Criminal de París.
"Josu Ternera", nacido en diciembre de 1950 en Miravalles (Vizcaya), está en paradero desconocido desde el 14 de noviembre de 2002, cuando no compareció ante el Tribunal Supremo, que le había citado para comunicarle su imputación como presunto inductor del atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en el que murieron once personas.
Con tan sólo 20 años, en 1970 pasó a ingresar en las filas de la organización terrorista donde, una década después de su incorporación, ascendió a la dirección.
Su hijo Egoitz, nacido el 24 de junio de 1974 en Bayona (País Vasco francés), fue detenido varias veces en territorio francés, donde llegó a estar en la cárcel por ataques a bienes de policías y por agresión a un agente.
Huido desde el otoño de 2003, ya fue condenado en rebeldía en julio de 2007, cuando se le impuso una pena de cuatro años de prisión porque se detectaron sus huellas en un piso en Burdeos utilizado por miembros del aparato financiero e internacional.
El pasado día 12 fue de nuevo condenado en ausencia. En esta ocasión, a dos años de prisión por el hallazgo de sus huellas en un piso de Vichy (centro de Francia) que había alquilado con nombre falso.
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