Este artículo se publicó hace 11 años.
"Papá Noel es para los hijos de los políticos mientras nosotras vamos camino de perderlos"
Las víctimas de violencia de género de Ve-laluz, en huelga de hambre por segunda vez, denuncian sentirse estafadas por los dirigentes de la Xunta y el Gobierno central. Nadie ha vuelto a ponerse en contacto con ellas en la última sema
"'¡Qué barbaridad, qué tristeza!', nos dicen los políticos cuando vienen a vernos, pero ellos se van a ir a pasar la Navidad con sus hijos y su familia mientras nosotras nos quedamos pasando frío en este local con humedades". La presidenta de la asociación Ve-laluz de A Coruña, Gloria Vázquez, usa la ironía para protestar por la falta de atención que los dirigentes de la Xunta y el Gobierno central están dando a su huelga de hambre. Las víctimas de violencia de género que conforman este colectivo cumplen este lunes una semana de su segunda protesta y, en esta ocasión, nadie se ha preocupado por su situación, aseguran. Aunque tampoco confían en que les hubiera servido de mucho.
La primera vez que ocuparon un local prestado cercano a la Audiencia Provincial de A Coruña aguantaron más de un mes sin comer. En ese tiempo, según Vázquez, Susana López Abella, secretaria general de Igualdade del Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo, y Blanca Hernández, delegada del Gobierno para la Violencia de Género, entre otros políticos de la oposición, sí se interesaron por su situación. "Sólo me queda hablar con Feijóo, con [el ministro de Justicia, Alberto Ruiz] Gallardón o con el propio [presidente del Gobierno, Mariano] Rajoy", bromea la presidenta de Ve-laluz ("Ver la luz", en gallego).
"Nunca debimos abandonar la primera huelga de hambre" Bromas aparte, las mujeres que secundaron la protesta aseguran sentirse "estafadas". "Nunca debimos abandonar la primera huelga de hambre", se lamenta Gloria. Porque los contactos con la Xunta de aquella primera huelga se quedaron, aseguran, en papel mojado. "Nosotras pedíamos la creación de una Comisión de Investigación que revisara los casos de denuncia sobreseídos en los últimos cinco años", relata la portavoz del colectivo. "Ellos [la Xunta] lo aceptaron, pero luego crearon una Comisión de Igualdad donde se tratan por encima los temas de violencia de género", denuncia. "Fue un engaño: se suponía que íbamos a tener voz y voto en esa Comisión, pero se quedó en ir a comentar nuestras quejas de vez en cuando al Parlamento", afirma Vázquez.
Además, aseguran haber salido perjudicadas tras su primera protesta. "El Parlamento gallego y el Ayuntamiento de A Coruña se comprometieron a hacer un seguimiento de nuestros casos para evitar represalias, pero no ha sido así; ha habido un ensañamiento brutal desde que abandonamos la huelga", afirma la Vázquez. Según su versión, los casos de gran parte de las mujeres que secundaron la primera protesta y que habían denunciado a sus maltratadores se resolvieron justo después de abandonarla y con el sobreseimiento de los mismos. Una versión rebatida por el juez de violencia de género de A Coruña, Miguel Filgueira, que asegura en una entrevista con Público no moverse por "ánimos oscuros".
"Tenemos pruebas suficientes como para que nuestros maltratadores estén en la cárcel"
Sea como sea, las peticiones de Velaluz (mejorar la protección judicial para las víctimas de violencia de género y, sobre todo, la de sus hijos) siguen sin encontrar respuesta. "En Galicia hay un alto índice de casos sobreseídos —un 57%— y eso significa que los maltratadores, al no ser condenados, tienen barra libre para pedir la custodia de nuestros hijos", recuerda Vázquez. "También significa que, al alegar que sí hay pruebas pero que no son suficientes, si luego el maltratador termina matando al hijo o a la mujer, los jueces también quedan impunes", añade. "Y nosotras tenemos pruebas suficientes como para que estén en la cárcel", asegura.
Volviendo a su ironía habitual, Vázquez bromea con que estas Navidades van a pedir "el indulto a Gallardón". "No sé qué delito hemos cometido, pero las condenadas somos nosotras", explica. "Papa Noel es para sus hijos [de los políticos], mientras nosotras estamos en huelga de hambre, algunas sin hijos, y otras camino de perderlos", denuncia.
Control médico insuficienteContra todo ello, las mujeres de Ve-laluz continúan en pie de guerra protestando en un local "construido hace 60 años, con mucho frío y en el que no se puede enchufar calefacción porque salta la instalación eléctrica". El pasado viernes, por primera vez en una semana, médicos del Servicio Galego de Saúde (Sergas) fueron a visitarlas, aunque en un principio las huelguistas se habían mostrado reticentes a aceptar sus servicios.
"No es que queramos autolesionarnos; en la primera ocasión cuatro de nosotras tuvimos que ser ingresadas y no queremos eso", aclara Gloria. "Lo que solicitamos es una revisión como Dios manda: analíticas de sangre y de orina, que es lo habitual en las huelgas de hambre", añade. "Pero lo único que nos hicieron es pincharnos el dedo y controlarnos las pulsaciones y la respiración", se queja.
Pese a todo, y con sus niveles de potasio y hierro por los suelos, las mujeres de Ve-laluz piensan continuar con su segunda protesta. ¿Qué tiene que pasar para que pongan fin a la huelga de hambre? "Que los gobiernos tomen medidas reales: que creen una Comisión que revise todos los expedientes de los casos sobreseídos de toda España, que son el 61%; que las madres dejen de ser condenadas por proteger a sus hijos de sus maltratadores; y que le quiten la guardia y custodia y la patria potestad a los maltratadores", concluye Vázquez.
016. Teléfono de atención a víctimas de violencia de género. Es gratuito y no deja rastro en la factura telefónica.
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