Este artículo se publicó hace 13 años.
La obra social de las cajas cae al nivel de 2001 mientras lucha por subsistir
Las actuaciones en beneficio de la sociedad de las entidades nacionalizadas corren serio riesgo de desaparición tras ser subastadas. La inversión de 2012 rondará los 1.000 millones, una cifra elevada en un contexto tan difíc
Cuando la crisis financiera ya había comenzado, en el año 2008, pero todavía no había tocado de lleno a bancos y cajas en España, la sociedad española disfrutó de un momento histórico que, no obstante, no fue capaz de valorar en su justa medida. Las cajas de ahorrosdedicaron 2.059 millones de euros a actividades en beneficio de los ciudadanos, lo que se conoce como su obra social. Es una labor que siempre ha estado ahí (quizá por eso no se valore tanto) y que procura llegar a los lugares a los que los recursos de las Administraciones públicas no alcanzan, como la atención a mayores y dependientes, o la lucha contra la exclusión social.
Pero ahora, estas inversiones millonarias también están en crisis. Las cajas de ahorros están atravesando una seria crisis, no sólo económica sino también de modelo, y por obligación están disminuyendo fuertemente los recursos que emplean en la obra social. En 2011 han dedicado 1.400 millones a estos fines, pero 2012 pinta mucho más feo. Los recursos descenderán entre un 20% y un 30%, calculan las cajas, con lo que quedarán en unos 1.000 millones, es decir, lo que se invertía hace una década. Sigue siendo una cifra elevada (500 millones son de La Caixa) si se tiene en cuenta que los resultados de estas entidades han disminuido en mayor proporción y en septiembre se elevaban a 3.226 millones, un 31,6% menos en un año.
La caída de beneficios no es el mayor problema que tiene la obra social
Pero la caída de beneficios no es el mayor problema que tiene la obra social, "porque eso es una cuestión de ciclos y cuando vengan mejores tiempos podría volver a crecer la cuantía", dicen en una entidad. El verdadero caballo de batalla del sector es el cambio de estructura jurídica, que puede dar al traste con las actuaciones sociales ("siempre por imposición externa, no por deseo de las entidades", insisten en el sector). El traspaso de toda la actividad financiera de las cajas a sus nuevos bancos ha dejado únicamente la obra social en las cajas, que no tardando mucho acabarán siendo fundaciones. Y como el accio-nariado de los bancos poco a poco irá repartiéndose entre accionistas privados (con la cotización en Bolsa o la venta de parte del capital), las dotaciones que las cajas o fundaciones recibirán de sus bancos será cada vez menor.
"De momento, ya hemos empezado a reestructurarla, a inventar la manera de conseguir ingresar más fondos por las actuaciones que ya hacíamos para poder mantener lo máximo posible", dicen en una caja donde están aplicando fuertes recortes. "La idea es ser más selectivos y enfocarnos más en los temas más necesarios y que sabemos que tienen más impacto, como el fomento del empleo, la educación y el envejecimiento", dicen en otra entidad. Y dentro de esta estrategia se acaba el gratis total en muchas actividades. "Si antes no costaba nada entrar en un centro de mayores, ahora puede cobrarse un euro, por ejemplo", explican en el sector, y justifican que hay proyectos que a partir de ahora van a tener que autofinanciarse o incluso financiar a otras (como las casas de acogida) que por sí solas no pueden conseguir recursos. La entrada de más socios o colaboradores en cada programa también permitirá mantenerlos en pie.
Si las cajas pierden todo el accionariado de su banco, no hay dinero para sus actividades
No obstante, ni toda la imaginación del mundo conseguirá que sobrevivan las actuaciones de entidades como la CAM. La nacionalización o intervención es prácticamente sinónimo de desaparición de la obra social, sobre todo cuando es un banco de toda la vida quien gana la subasta y toma las riendas de la entidad. Así ha quedado manifiestamente claro en la CAM una vez que ha llegado Banco Sabadell. "Intentaremos tener alguna vinculación con la obra social de la CAM; ha hecho una gran labor, pero en el futuro deberá ser más limitada y modesta", dijo Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, al día siguiente de que el Banco de España comunicara la venta de la entidad alicantina.
La razón es que si las cajas pierden todo el accionariado de su banco, ya no hay dinero para sustentar sus actividades. Y en el caso de la CAM, la caja no se ha quedado con una sola acción de Banco CAM. Tampoco tiene ninguna participación Unnim de su banco, con lo que la obra social poco a poco irá decayendo. Sobrevivirá el tiempo que pueda con lo que tenga acumulado en el fondo de reserva, pero eso es apenas un par de años, como mucho, así que en realidad depende de quién sea el comprador de la entidad. Novacaixagalicia está en una situación similar, ya que apenas es propietaria del 7% de las acciones del banco, con lo que sus posibilidades de invertir en obra social han quedado muy menguadas. Y CatalunyaCaixa posee sólo el 10% del capital, porque el 90% restante está en manos del fondo de rescate, con lo que también cuenta con muchos menos recursos, aunque en su caso tiene centros que generan muchos ingresos, con lo cual podrá subsistir aunque de forma más austera.
Efectos de la reestructuraciónLa cuestión es si con la nueva reestructuración del sector en ciernes habrá otras entidades que necesiten ayudas públicas y, por tanto, se vean en una situación similar a la de las nacionalizadas. Por ahora, siguen manteniendo una obra fuerte La Caixa, BBK, Unicaja o Ibercaja, por ejemplo, pero todas las cajas intentan definir en este momento "qué quieren ser de mayores" con la obra social porque tienen claro que ya no se puede mantener la propiedad de tantos centros de atención ni ser "repartidoras de dinero como hasta ahora, sino impulsoras de proyectos", dicen en una de ellas. El reto es que no se elimine este tesoro como ocurrió en Italia.
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