Por Steve Gorman

Más de una década después de que gran parte del mundo observara como O.J. Simpson salió libre de un juicio donde estaba acusado de homicidio, el ex jugador de fútbol americano se prepara para pasar en prisión los que podrían haber sido los mejores años de su jubilación.

El ex deportista de 61 años, actor de Hollywood y símbolo del éxito afroamericano, fue condenado el viernes a 33 años de cárcel, por haber robado en Las Vegas, aunque tiene la posibilidad de optar a la libertad condicional en el noveno año de cautiverio.

Mientras que el ex héroe deportivo era conducido con esposas, muchos de los que siguieron su decadencia a través de los años aún se preguntaban cómo una figura que inspiró a una generación pudo terminar tan lejos de su antiguo camino.

Incluso la ex cuñada de Simpson, Denise Brown, quien piensa que es culpable del asesinato de su hermana, lamentó su suerte.

"Es muy triste pensar que un individuo que lo tenía todo, una impresionante carrera, una hermosa mujer y dos preciosos niños, haya terminado así", expresó Brown en una declaración tras la sentencia.

El caso estalló ya que Simpson intentó recuperar ciertos artículos que supuestamente le habían sido robados. Junto a cinco hombres se introdujo en una pequeña habitación del hotel Palace Station en septiembre de 2007 y se apoderó de objetos deportivos de colección valorados en miles de dólares.

Mientras solicitaba el indulto Simpson dijo con la voz temblorosa: "no quise herir a nadie y no quise robar nada".

Sin embargo, la jueza del tribunal del distrito de Clark County, Jackie Glass, rechazó los argumentos de la defensa acerca de que Simpson hubiese actuado sin intención criminal.