Este artículo se publicó hace 17 años.
La mudanza kilométrica de una histórica iglesia tiene en vilo a los alemanes
La mudanza de la histórica iglesia alemana de Heuersdorf desde su emplazamiento actual a la localidad de Borna, distante 12 kilómetros, tiene en vilo a los alemanes, fascinados por la operación técnica de mover un edificio completo y el peligro que éste corre de resultar destruido en el traslado.
El templo, de origen románico y considerado la iglesia defensiva mas antigua de Sajonia, tiene mas de 750 años y mañana iniciará su lento peregrinar sobre ruedas, tras ser protegido con un corsé de acero, apoyado sobre una plataforma de hormigón y hierro y elevado a 1,60 metros del suelo, la altura del gigantesco remolque sobre el que ya se encuentra colocada.
La operación de rescate de la iglesia, de 20 metros de longitud, 14 de altura y un peso cercano a las 800 toneladas, se inició cuando se decidió que Heuersdorf, al igual que otros pueblos sajones en el pasado, debía desaparecer devorado por una de las minas de carbón a cielo abierto de la región.
Pese a las protestas de sus habitantes, de los que sólo unos 60 permanecen en sus hogares, aunque listos para mudarse también, la justicia de Sajonia acabó dando la razón a la empresa carbonífera MIBRAG, que ha sido autorizada a barrer Heuersdorf del mapa para que sus gigantescas máquinas puedan extraer el carbón que se encuentra depositado a pocos metros de la superficie.
Frank Preussler, el ingeniero que dirige tan voluminosa mudanza, se ha hartado estos días de explicar a los medios que lo primero que se hizo "es arrastrar un gigantesco felpudo bajo el piso de la iglesia" para depositarla sobre el mismo y fijarla con la ayuda de un corsé de acero.
Preussler asegura que ese suelo es tan estable que no ha sido necesario retirar preventivamente del interior de edificio más que el órgano, mientras el altar y el campanario, con sus campanas inclusive, permanecen en su lugar y se moverán con el conjunto de la Iglesia de Emaús, que figura documentada desde 1297.
Carente prácticamente de ventanas y concebida en el medievo como templo y pequeña fortaleza defensiva, la iglesia fue perforada también unas 1.800 veces para introducir en sus paredes un mortero especial que las refuerce y las haga más resistentes a las vibraciones que se producirán durante la mudanza.
Complicado resultará el viaje con seguridad, ya que el remolque, del que tirarán y al que simultáneamente empujarán varios camiones de gran potencia, recorrerá en gran parte carreteras comarcales, pero también campo a través, para lo que será necesario ir abriendo un camino y haciendo firmes nuevos que resistan tanto peso.
Los 12 kilómetros de recorrido se realizarán a velocidad de tortuga y se calcula que la iglesia llegará a su destino como muy pronto el 31 de octubre, coincidiendo con la festividad de la Reforma, la más importante de la Iglesia Luterana y Protestante.
La mayor dificultad del viaje se plantea con el vadeo de los ríos Pleisse y Whyra, cuyos puentes no resistirían la pesada carga, por lo que las vías fluviales serán desviadas con tuberías y cubiertas de tierra para construir una pista provisional que permita el paso del convoy.
Y para asegurarse de que todo marcha literalmente sobre ruedas, el remolque será acompañado permanentemente por varios ingenieros especializados en cálculo estático que vigilarán los sensores de control de la situación del edificio, depositado también sobre ocho gigantescos pilares hidráulicos para evitar que la iglesia llegue a inclinarse más de dos grados hacia cualquier lado.
A unos tres millones de euros (4,2 millones de dólares) ascienden los costes del traslado de la iglesia de Emaús, dinero que será aportado en su totalidad por la empresa MIBRAG, cuyo carbón alimenta la cercana planta térmica de Lippendorf, una de las mas modernas de Europa.
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