Un Mike Tyson tímido, muy parco en palabras y "vulnerable" presentó hoy en el Festival de Cannes el documental que sobre su vida ha realizado el estadounidense James Toback, una visión franca de todas las etapas por las que ha pasado el boxeador.

Aún intimidante por su envergadura y por el enorme tatuaje que luce en la mitad de su cara, Tyson se mostró hoy ante la prensa como un niño pequeño, con poca facilidad para expresarse y un claro deseo de acabar cuanto antes, a pesar de decir que estaba a gusto.

El ex boxeador dijo sentirse "vulnerable" en Cannes ante el despliegue de cámaras y medios de comunicación y de la gente que le esperaba tanto anoche para el estreno oficial de la película como hoy en la rueda de prensa.

"Estoy alucinado y verdaderamente conmocionado. Cuando he visto las cámaras y tanta gente me he sentido vulnerable", dijo el que fue, con 20 años, el campeón del mundo de los pesos pesados más joven de todos los tiempos.

Ahora, con sólo 41 años pero una larga experiencia a sus espaldas, Tyson reconoce su recorrido "extremo": "Me he drogado, he frecuentado gente poco recomendable, han querido matarme. Es sólo un milagro que esté aún vivo", para agregar enseguida: "ahora me porto bien".

El ex boxeador neoyorquino contestó a los periodistas de forma escueta, pero desde una honestidad propia de un adolescente arrepentido: "Siempre estoy en los extremos y poco a poco me doy cuenta de que las cosas no funcionan así en la vida".

"Es cierto que he abusado un poco de mujeres en mi vida. He sufrido la sanción", pero, "me he preguntado sobre la justicia de esa decisión", señaló en referencia a la condena de seis años de prisión que le impusieron en 1992 por la violación de una joven de 18 años.

A pesar de todo y de asegurar que nunca se ha considerado un modelo "para nadie", concedió dar un consejo a las nuevas generaciones: "hay que creer en uno mismo incluso cuando te critican y te hacen caer. Vale la pena. No hay que desesperar. Hay que luchar. Incluso si los demás te dicen que no lo vas a lograr".

Esa filosofía de vida le llevó probablemente a ser uno de los deportistas más valorados de todos los tiempos, aunque sus logros deportivos fueron superados por sus escándalos en el ring y fuera de él.

Ha sido acusado en diversas ocasiones de conducir en estado de embriaguez, de posesión de drogas, de agresión violenta o incluso de morder una oreja a Evander Holyfield en un combate que disputaron el 28 de junio de 1997. Todo ello dejó arrinconada una brillantísima carrera como boxeador.

Todas esas luces y sombras están presentes en el documental realizado por Toback, quien no ha querido incluir testimonios de terceras personas, si no sólo el del boxeador.

"Lo interesante no es lo que la gente tenía que decir. Ver a Mike, escuchar su voz, ver su forma de explicar su vida", frente a eso "poco importa lo que digan los demás", afirmó el director.

Toback conoce a Tyson desde hace años e incluso el boxeador interpretó un pequeño papel en una de sus películas. Esa relación hizo que se planteara el documental. Y también esa amistad fue la que llevó a Tyson a preguntarse: "¿por qué no?".

Cuando estaba preparando el documental, Toback pensó que sería "extraordinario un filme directamente sobre Mike Tyson, en lugar de llenarlo de testimonios de otros que nada aportarían".

El resultado es el retrato de "un héroe americano con lado oscuro", definición realizada por un periodista y aceptada como correcta por el director.

Toback afirmó rotundo que decidió hacer el documental sobre Tyson porque es el boxeador más interesante, "mítico desde su debut", además de poseer una "excelencia" y "maestría" imposibles de comparar a ningún otro.

Puso como ejemplo a Michael Jordan, Marlon Brando u Orson Welles como "iconos de sus profesiones" y en el boxeo lo es Tyson.