Entrevista a Juana Ruiz"Con mi detención, Israel quería mandar un mensaje a las organizaciones humanitarias"
Núria Martínez Ribot
Madrid--Actualizado a
La cooperante española Juana Ruiz -detenida por Israel en Cisjordania el abril pasado- salió en libertad hace más de un mes, tras pasar diez meses en la cárcel. Ruiz fue condenada por trabajar para una organización ilegal para el Estado israelí y por haber "introducido dinero con falsas pretensiones en Cisjordania". Ruiz trabaja desde 1993 como coordinadora de proyectos de los Comités de Trabajos para la Salud, una ONG palestina que dota de servicios médicos a la población de los territorios ocupados.
Primero de todo, ¿cómo se encuentra?
Recuperando un poco la tranquilidad, la estabilidad. Tengo mis momentos, pero cada día mejor. El cariño de mi familia, de mis amistades y de todas las personas que han estado conmigo en todos estos momentos está haciendo su efecto. He pasado por estados que nunca había vivido: de depresión, de tristeza, de lloros, de añoranza… Todo eso lo he ido, poco a poco, masticando como he podido.
Lleva casi 30 años con una labor humanitaria en Palestina. ¿En algún momento había imaginado que le podía pasar algo similar?
No, jamás lo pensé. Nunca tuve ningún problema. Durante todos estos años, 28 años de trabajo, nunca nadie me ha dicho que hiciera algo malo o ilegal. Yo trabajo en una organización sanitaria. Era impensable. Esto ha sido una locura, que no sé a qué ha venido a cuento. Bueno, más o menos sé porque ha venido a cuento... Yo no tengo inquietudes políticas de ningún tipo. Mi trabajo y mi persona son dados a la defensa de la persona.
De su experiencia en la cárcel, sobre todo destaca cómo le ayudaron sus compañeras.
He tenido la inmensa suerte de conocer a mis compañeras. Ellas tenían mucho más por lo que estar enfadadas o dolidas. Y sin embargo, ellas eran positivas y me han dado una lección de humildad, de alegría, de respeto. He decidido ser la portavoz de Palestina, de sus voces, de las personas, de lo que necesitan, de lo que son, de lo que ha pasado. Contar un poco en qué situación estaban y pedir que desde fuera no dejen de apoyarlas, que tengan en cuenta que son mujeres, muchas madres de familia, muchas chicas que les han destrozado su vida y que están condenadas a muchos años. Hay que estar ahí para apoyarlas y ayudarlas.
La solidaridad y empatía entre mujeres fue muy importante para poder soportar la cárcel.
Salí muy machada de la primera cárcel donde estuve, después de muchos interrogatorios. Ya me habían acusado formalmente y estaba bastante destrozada moralmente, con una depresión bastante grande. Cuando llegué, me mostraron una solidaridad, una empatía, un cariño... Yo era la única cristiana, la única extranjera y la mujer más mayor. Y, sin embargo, era la más consentida, la más mimada. Me cuidaron muchísimo.
¿Qué buscaba Israel con su detención?
Querían demostrarle a Europa -y sobre todo a España, que tiene muy buenas relaciones con organizaciones de derechos humanos en Palestina- que nosotros hacíamos aquello de lo que se me acusaba y que yo estaba enterada de ello. En ese sentido, han salido un poco escaldados porque Europa y España han presentado documentación de que Juana es una trabajadora humanitaria que no tiene nada que ver con la política. Además, todos los proyectos han sido auditados y se ha visto que no había ninguna facturación falsa. A mí me detuvieron en abril de 2021 y no sabía nada. Ilegalizaron la organización en julio de 2020, pero no nos informaron. Para ellos soy culpable de trabajar en una organización y de traer fondos. La realidad es que yo no traigo fondos, mi trabajo no tiene nada que ver con esto.Para ellos, si te detienen, aunque seas inocente, eres culpable.
¿Cree que, con su detención, Israel quería mandar un mensaje a las organizaciones de ayuda humanitaria de Palestina?
Exactamente. Ha colado en algunos sitios, como Holanda y Francia. Pero España ha tenido mucha presión por parte de cientos de organizaciones de todo tipo, también de partidos políticos. Se han pasado tres pueblos y esto ha dolido mucho en España.
¿Cómo le ha afectado física y mentalmente todo este proceso?
Mentalmente me ha afectado, le doy muchas vueltas a la cabeza. Tengo sueños de mis compañeras, tengo preocupaciones…Físicamente, estoy tratando de recuperarme, tengo una presión en el pecho que todavía no se me ha quitado. Yo creo que todo eso es psicológico y necesita tiempo. Necesito un poco de paz. Tengo muchas ganas de irme de vacaciones, de estar frente al mar, de bañarme, de olvidarme un poco de Palestina. Te lo digo con sinceridad, Palestina es muy estresante, muy agobiante y aquí se sufre mucho. La gente está pasando por una crisis económica muy grave, están muriendo todos los días muchachos jóvenes.
¿Esta paz pasa por prejubilarse?
Sí. Tengo 63 años y mi salud no es que esté muy allá. Necesito estar con los míos. Sí que querré escribir un libro. Primero, de mi experiencia en Palestina y luego dedicarle otro a mis chicas, las prisioneras, para contar todo lo que ha pasado.
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