Este artículo se publicó hace 14 años.
El juez que marcó la diferencia
La trayectoria del magistrado que cambió la Audiencia Nacional
La forma en la que la Audiencia Nacional investiga el crimen organizado debe mucho a los jueces que deciden solicitar ese tribunal como destino. Baltasar Garzón es uno de ellos desde 1988. Su carácter, su ambición, su forma de entender la jurisdicción le ha permitido abrir brecha en muchos de los frentes con los que él y sus compañeros deben combatir a diario: terrorismo, narcotráfico, los delitos económicos más graves y los crímenes de persecución universal.
Quizá por eso sea prácticamente el único juez central de Instrucción cuyo apellido es capaz de encabezar por sí solo un titular. Saltó a la fama nada más aterrizar en la Audiencia Nacional. Su anterior destino fue la Inspección del Consejo General del Poder Judicial, el mismo que ahora tramita con urgencia su suspensión por haberse atrevido a abrir la primera causa penal para investigar el franquismo o por haber impartido cursos en Nueva York financiados por el Santander.
Primer juez en FranciaFue el primer magistrado que se desplazó a Francia para interrogar a la cúpula etarra. Josu Ternera o Santi Potros tuvieron que comparecer ante él. Lo que no supieron nunca los terroristas fue el examen sobre la madurez de nuestro sistema democrático y judicial al que las autoridades francesas sometieron al magistrado antes de autorizar el interrogatorio.
Entonces la lucha contra ETA se centraba en los comandos. Fue Garzón quien amplió el campo de batalla a las instituciones, al entender que no sólo es terrorista quien porta la pistola, sino también el que le financia y le da cobertura social. Para llegar ahí fueron cruciales los papeles que se intervinieron a ETA en 1992 cuando cayó la cúpula de Bidart.Desde entonces hasta ahora ha llovido mucho. Y muchas condenas.
Ni la persona que le llevó a la política se libró de sus investigaciones
El Tribunal Supremo estableció que las organizaciones juveniles del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, Jarrai, Haika y Segi, eran terroristas. Después vinieron Gestoras pro Amnistía y los aparatos políticos de la banda, Ekin y Xaki. El Supremo sólo absolvió a los condenados en el macrosumario 18/98 que se enmarcaban en un proyecto de la desobediencia civil.
Pero su labor en esos casos fue muy tenida en cuenta en la puesta de largo de la Ley de Partidos, con la ilegalización de Batasuna, al igual que ha ocurrido con todas las formaciones con las que la izquierda abertzale trataba de burlar su ilegalización.
Y al terrorismo de ETA se sumó el yihadista. Fue el primero en perseguir al argelino Grupo Islámico Armado (GIA), cuando solo utilizaba España para falsificar documentos y lograr financiación. Por ello fue condenado Allekema Lamari, al que rebajó la pena el Supremo y pudo ser uno de los autores del 11-M que se suicidó en Leganés.
Alcanzó relevancia mundial cuando logró retener a Pinochet en Londres
Garzón no se hizo famoso solo por el terrorismo en la Audiencia Nacional. Instruyó el caso Nécora, uno de los asuntos más recordados por sus detractores como ejemplo de que es un mal instructor. Olvidan que de ese sumario partieron las bases para acabar con los grandes clanes del narcotráfico en Galicia. Los Oubiña y los Charlines lamentaron ese precedente que les obligó a atomizar sus organizaciones.
Y este capítulo tiene que incluir UCIFA y la operación Temple, que durante un tiempo tuvo el triste honor de ser el mayor alijo de cocaína incautado en el mundo. El narcotraficante Urfi Cetinkaya, actualmente en prisión en Turquía, no se olvidó del instructor durante el tiempo que permaneció huido. Le mandaba mensajes en cada alijo de droga que enviaba a España. "Esto es mejor para la salud que Garzón", decían.
Tras un periodo en la política de diez meses, volvió al juzgado con fuerzas renovadas. Fueron los años del GAL. Ya había investigado el caso Amedo y a la vuelta se ocupó de Segundo Marey. Ni la persona que le llevó a la política, Felipe González, se libró de su investigación contra los crímenes de Estado.
Persecuciones universalesEl otro capítulo que no puede olvidarse de los casos que ha llevado Garzón es el de la jurisdicción universal. Se inició con el secuestro del buque Achille Lauro, en el que se asesinó a un ciudadano estadounidense. El sirio Monzer Al Kassar, residente en España, fue absuelto de haber facilitado las armas al comando palestino que cometió el secuestro.
La cima de su fama llegó en 1998, cuando consiguió retener en Londres al dictador chileno Augusto Pinochet por crímenes contra la humanidad. Aún tiene abiertos varios procedimientos por estos delitos, como el genocidio del pueblo saharaui y las torturas de Guantánamo.
Sus casos siguen siendo los más importantes. Siempre en el ojo del huracán. Del BBV Privanza Jersey salió el caso Gürtel y Pretoria y aún habrá más, cuando se examinen los papeles intervenidos.
Esta semana la Sala le examinará otra vez. Será por la instrucción del caso del chivatazo, al resolver los recursos de las partes.
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