Por Serena Chaudhry

El responsable de la federación de atletismo de Sudáfrica confirmó el sábado que la atleta Caster Semenya había sido sometida a análisis para determinar su sexo antes de su victoria en los campeonatos del mundo y dijo que había mentido sobre esas pruebas para proteger la intimidad de la deportista.

El presidente de Athletics South Africa (ASA), Leonard Chuene, dijo que había negado que las pruebas hubieran tenido lugar porque el organismo que rige el deporte a nivel mundial, la IAAF, no había solicitado que se la retirara de los campeonatos del mundo de agosto en Berlín porque tuviera dudas sobre su sexo.

La Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF), que fue quien ordenó las pruebas, dijo el mes pasado que se estaba llevando a cabo una investigación para averiguar el sexo de Semenya,de 18 años, después de la mejora en su forma este año.

"Si la ASA hubiera admitido que lo conocía, hubiera comprometido la intimidad de Caster Semenya...Creí en aquel momento que mi desmentido constante la protegería", dijo Chuene en rueda de prensa.

"En ningún momento la IAAF nos vino, según lo que el protocolo dice que tienen que hacer, para decir (...) necesitamos que retiréis a esta chica por esto", añadió.

La atleta hizo un tiempo de 1 minutos, 55,45 segundos en la prueba de 800 metros femeninos en Berlín, el tiempo más rápido y su mejor marca personal por más de un segundo.

No se espera una decisión sobre las pruebas hasta finales de noviembre, pero la IAAF ha rechazado confirmar una información del Daily Telegraph australiano que dijo que tenía características femeninas y masculinas.

El debate sobre el sexo de Semenya ha enfadado a muchos sudafricanos, que acusan a la IAAF de racismo por ordenar los análisis, y aseguran que la anchura de sus hombros y su imponente musculatura son frecuentes entre las atletas.

Chuene dijo que había ignorado la petición del médico del equipo de la ASA Harold Adams de que retirara a Semenya del campeonato por las dudas sobre su sexo porque las pruebas tenían que seguir siendo confidenciales.

"No había nada, ni en nuestros propios estatutos, en términos de nuestros propios procedimientos y regulaciones, no había nada que dijera que debamos impedir a un chica correr, así que no tenía instrumentos para hacerlo", dijo.

"Si no hubiéramos permitido correr a esta chica, hubiéramos confirmado que la chica no es normal", añadió.