Este artículo se publicó hace 16 años.
Íñigo Moreno elude los "caminos trillados" en su cervantina primera narración
El periodista y empresario Iñigo Moreno (Sevilla, 1958) ha tratado de "eludir los caminos más trillados" en su primera novela cuyo título remite a Cervantes y a la novela bizantina, "Una pareja peregrina o Los nuevos Trabajos de Persiles y Sigismunda" (Bosque de Palabras).
No obstante, en declaraciones a Efe aseguró que su primera ambición es haber escrito "una novela divertida", y que si ese título que remite a Cervantes ahuyenta a los lectores en vez de atraerlos le trae sin cuidado: "Mi libro no está escrito pensando en el público, sino en los amantes de la literatura".
Y por si queda alguna duda de que ha escrito como ha querido, añade: "Hombre yo tengo un precio, pero alto, y me corrompo por doscientos millones de euros, pero no por veinte mil", tras lo cual señala que el paralelismo con "Persiles y Sigismunda" se debe "al gusto por la aventura continuada y rocambolesca".
Moreno admitió que su cervantismo se debe a "compartir con don Miguel la conmiseración por el ser humano y por la necesidad de reírme de las mismas cosas que me hacen llorar", lo que, en su opinión, no entra en contradicción con la lacónica dedicatoria de su novela: "A los animales".
"Es que para mí los animales valen tanto como las personas; en la novela los protagonistas son animales y humanos y ambos están tratados con el mismo rasero", mezcla que no es la única inaudita en una narración que asume el anacronismo y el disparate, lo que su autor achaca a su devoción por autores como Cunqueiro, Perucho, el Calvino de la "Trilogía de nuestros antepasados" y por obras como "Quebranto y ventura del caballero Gaiferos", de Manuel Ferrand.
"Entre los pocos productos que pierden calidad con la competencia destaca el cultural", afirmó tajante el autor, para poner el ejemplo de que "cuando la emisora de la competencia rebaja el nivel, dirigiéndose a una audiencia más amplia y menos interesada en superarse, incluso menos consciente de las bondades de hacerlo, el círculo vicioso se ha puesto en marcha y sólo puede ir a peor".
"Los políticos, que cosechan sus votos en los bolsillos de los electores, y no en las bibliotecas de éstos, practican el juego de la confusión y dan gato por liebre, hablan de industria cultural en vez de verdadera cultura", señaló.
No dudó en hallar un ejemplo de verdadera cultura: "La cultura son las canciones populares de la Edad Media que han pervivido hasta hoy sin que nadie sepa cómo", mientras que "hoy se venden libros como se venden zapatos, hoy vivimos de venderlo todo y, por tanto, no es preciso hablar de grandes principios, basta con llamar a las cosas por su nombre".
Y puso otro ejemplo: "Se habla de industria del cine, en vez de de cultura del cine, lo que no quita que una obra de esa industria cinematográfica sea también una obra de arte".
En "Una pareja peregrina" se da, según sus editores, una "extravagante sucesión de aventuras" protagonizada por nuevos héroes andariegos de la lucha por la vida" que en estas páginas cruzan tierra de Marruecos, Portugal y España hasta llegar a Sevilla.
Una narración, en definitiva, capaz de incluir un soneto mitológico dedicado al jamón serrano, inspirado en un verso de otro soneto que Nicolás Guillén escribió después de que Rafael Alberti le regalara un jamón, una composición que dice:
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