Homenaje ante el muro del terror

Sebastián Alganza Pérez fue fusilado en la madrugada del 24 de agosto de 1936 acusado de rebelión militar, “supuestamente, por haber disparado a las tropas de la Guardia Civil y de la Falange cuando tomaron el Albaicín”. Su nombre fue recordado hoy por una de sus familiares. “Sabemos dónde está él, pero no su sobrino, José Alganza Granizo, mi abuelo”, dijo la mujer ante la misma tapia del cementerio de Granada en la que hace 75 años fue fusilado uno de los dos hombres cuyos nombres quiso recordar en voz alta. El segundo nombre era el de su abuelo. “Fue secuestrado por miembros de la Guardia Civil y de la Falange en su casa, en la madrugada del 13 de noviembre de 1936”, relató. No se volvió a saber de él. Sus nietos y su hija, que aún vive, esperan del Gobierno que “al menos se le conceda el reconocimiento como víctima de la Guerra Civil, ya que no se puede hacer justicia castigando a los culpables”.

Como ella, familiares de las víctimas asesinadas en la tapia del camposanto reivindicaron este miércoles la memoria de sus abuelos, padres o tíos. Algunos leyeron un acta de defunción, como la de Francisco Álvarez López, un tornero fusilado en el mismo paredón cuando no había cumplido 20 años y enterrado en la fosa común del cementerio. Su sobrino leyó el acta. Y lo dijo todo: “Hemos tardado 73 años en obtener el certificado de defunción”.

En la tapia del cementerio, donde hoy se homenajeó a las víctimas, fusilaron a 3.968 personas. En ese muro del terror, como lo denominó Francisco Vigueras, portavoz de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH), “estuvieron fusilando durante 20 años”. Allí cayeron sindicalistas, maestros, alcaldes, catedráticos, concejales, trabajadores… Una placa los recuerda desde este miércoles. Es la que los organizadores del homenaje colocan cada año en el paredón y que el Gobierno municipal (PP) retira a los pocos días. Por eso, ante unas 200 personas, el portavoz de la AGPMH pidió al equipo de gobierno popular, cuyos representantes no estaban en el acto, “respeto a la placa” y al lugar.