Este artículo se publicó hace 12 años.
El G8 debate cómo superar la crisis de deuda y los altos precios del petróleo
Los líderes del G8 han iniciado hoy su segunda y última jornada de diálogo en la residencia presidencial de EE.UU. en la que dedicarán especial atención a cómo superar la crisis de la zona euro y los altos precios del petróleo.
Los jefes de Estado y de Gobierno de las siete economías más desarrolladas -EE.UU., Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia- y Rusia están a favor de impulsar políticas que fomenten el crecimiento.
Pero mientras hace un año el debate entre Washington y las capitales europeas giraba en torno a la palabra estímulo frente a la austeridad, ahora también el presidente de EE.UU., Barack Obama, reconoce que es necesario buscar un equilibrio.
Con vistas a las elecciones de noviembre, en las que buscará un segundo mandato, a Obama le interesa que la eurozona salga de la crisis porque eso repercutirá favorablemente en la recuperación económica en EE.UU., todavía frágil, pese a que Washington recurrió a una política de fuerte estímulo para hacer frente a la crisis financiera entre 2007 y 2009.
La Comisión Europea propuso hace tiempo medidas para reactivar la renqueante economía, como unos bonos para financiar proyectos de infraestructura claves, un mejor uso de los fondos estructurales para fomentar el empleo y una mejor implementación de Europa 2020, la estrategia de crecimiento del bloque, entre otras medidas.
Pero estas medidas deben aplicarse en paralelo a las reformas estructurales y la consolidación fiscal "imprescindibles".
Lo que ha cambiado en Europa es el discurso, porque hace poco lo único que se mencionaba en Bruselas era la austeridad, pero la presión que ejerció el nuevo presidente francés, François Hollande, durante su campaña a favor de "un pacto de crecimiento" ha provocado un giro en el debate europeo y también en Berlín.
Más allá de la crisis de la deuda, en la agenda de hoy figura el problema de los precios del petróleo que quiere abordar Obama, quien podría intentar convencer a sus socios del G8 para que recurran a las reservas estratégicas este verano, cuando entrarán en vigor las nuevas sanciones de EE.UU. y de la UE contra Irán.
El G8 hará además una promesa para garantizar un suministro asequible de la energía y un esfuerzo para reducir los contaminantes medioambientales de corta duración.
Habrá, asimismo, un llamamiento por parte de EE.UU. a que los demás socios no abandonen, tras la retirada de las tropas de Afganistán en 2014, las ayudas económicas a ese país.
El G8 pretende avanzar igualmente en el "Partenariado de Deauville", lanzado el año pasado para apoyar el proceso de reformas en los países árabes y que en esta ocasión se centrará en la gobernanza, los acuerdos comerciales y la recuperación de activos.
La llamada "nueva alianza para la seguridad alimentaria y la nutrición" impulsada por Obama buscará, por su parte, más inversiones del sector privado en la agricultura en seis países africanos: Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Costa de Marfil, Tanzania y Mozambique.
Por ello, el mandatario ha invitado a cuatro líderes africanos. .
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