Este artículo se publicó hace 15 años.
Franz Ferdinand pone a prueba la estructura del Palacio de los Deportes
Más bajos de revoluciones de lo habitual, los escoceses volvieron a agitar al público de Madrid con sus canciones
El grupo que revitalizó el rock como música para bailar prácticamente en horario de club en un gran recinto. Con su rudimentario mecanismo -bajo, batería, guitarra y teclados- engrasado y los casquillos recién cambiados en su último trabajo, en el que la electrónica es la argamasa que da consistencia a su sonido.
Esa era la excusa para el concierto de anoche, pero el protagonismo se lo llevó Tonight por sus canciones y porque las novedades que aporta tiranizaron a sus clásicos: más lentos y espesos para que el repertorio encajara de modo más uniforme.
La máquina de ritmos trotones y efectivos guitarrazos de Glasgow, a pesar de ir más baja de revoluciones que de costumbre, sigue desarrollando su máxima potencia con Take me out, Matinee, The fallen o This fire. Cuatro canciones de una frescura, contundencia y efectividad insultante, que distribuyeron en diferentes pasajes del repertorio, la última a modo de descarga final, porque juntas, con la locura de brincos que provocan entre el público, la estructura del Palacio de los Deportes podría quedar dañada.
A nadie proveniente de la escena alternativa se le ha dado también agitar a las masas. Para más señas Franz Ferdinand lo hacen sin realizar un gran derroche físico o aspavientos. Después varias giras mundiales y de multiplicar exponencialmente sus seguidores con cada disco, todavía se apoyan en lo esencial: buenas canciones, carisma y confianza en si mismos. La próxima cita en julio, en el Festival Internacional de Benicàssim.
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