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El ejemplo de Jacinda Ardern: cómo se para el discurso de odio
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El discurso de odio está por todos lados pero se puede parar. Aquí te vamos a explicar cómo.
No hay que hacerlo crecer. Los creadores del discurso de odio son expertos en hacernos hablar de lo que quieren y meter bombas de humo que desvían la atención de temas importantes.
Dicen barbaridades, nos provocan y sentimos que tenemos que responder. Y así ya nos tienen amplificando su mensaje en nuestros espacios de debate.
Un ejemplo, en 2017 Wilders, candidato ultraderechista holandés, llega al primer debate electoral y dice "¿qué vamos a hacer con el problema del islam en nuestro país?"
No era un tema de debate nacional en absoluto. Pero el resto de candidatos, sorprendidos, se lanzaron a responder a la pregunta. Así el islam se convirtió en el “gran problema" de ese debate electoral, y todavía sigue siendo un temazo del debate publico holandés. Y por supuesto, ese año 2017, Wilders y su partido consiguieron tener diputados por primera vez en su historia.
¿Esto se podría haber evitado? Sí. ¿Cómo? Sino hubieran entrado al trapo y hubieran abierto otro debate alternativo. Eso fue lo que hizo, por ejemplo, Manuela Carmena con Esperanza Aguirre en el debate de Telemadrid el 24 de mayo de 2015.
Aguirre empezó a acusar a la jueza intentando provocarla pero Carmena le respondió: “Es una pena que a tu edad tengas que decir estas cosas para poder participar”. Ese debate y concretamente esa respuesta cambió el marco narrativo en la campaña. Se empezó a hablar de respeto, de dignidad e incluso de bondad, rompiendo la crispación que era el marco de partida.
Hacen falta nuevas historias que respondan a lo que las personas necesitamos escuchar. Llevamos desde 2001 encadenando crisis,una detrás de otra. Primero el 11S, el terrorismo internacional, el 11M en España, luego el Bataclan y cuando empezábamos a estar mejor, crisis del 2008, subidón de movimientos sociales,bajonazo de Brexit, Trump, y finalmente, el covid.
Y la verdad es que estamos agotadas, tenemos miedo y una capa de tristeza. Y todas las historias que nos ofrecen,cuando entramos en las plataformas de series, por ejemplo, son distopías, muerte y destrucción.
Y así no dan ganas de luchar, ni de hacer, porque todo es oscuridad e incertidumbre. Y odio. Necesitamos nuevas historias de éxito y comunidad, historias de amor.
Pero no estoy hablando de amor ñoño y romántico. Estoy hablando del amor entendido como un acto político consciente. El amor reivindicado desde el procomún.
El amor como parte de la construcción de una sociedad que puede ser aquella de los derechos y la paz que dejamos atrás, y la utopía de un mundo con un bienestar colectivo que queremos construir.
Estarás pensando que esto suena muy bien pero es imposible. Eso es lo que quieren que creas pero, hay casos de éxito.
LUCILA RODRÍGUEZ-ALARCÓN, directora de porCausa.