Este artículo se publicó hace 16 años.
Edurne Pasaban dice que disfruta haciendo lo que hace y que no le supone ningún esfuerzo
Ser la tercera mujer del mundo que ha coronado diez montañas con más de ocho mil metros de altitud no supone "esfuerzo alguno" para Edurne Pasaban, por la simple razón de que disfruta y es "feliz" haciendo lo que más le gusta.
"Sé que suena un poco raro -admite- pero no hay que buscar más porqués".
Con esta sencillez y sin darle demasiada importancia a sus hazañas, la alpinista de Tolosa (Guipúzcoa) ha hablado hoy con la prensa en San Sebastián, tan solo 13 días después de alcanzar la cima del Dhaulagiri, situada en el Himalaya nepalí, a 8.167 metros.
En la comparecencia ante los medios informativos, Pasaban ha estado acompañada del diputado foral de Deportes de Guipúzcoa y presidente de la Fundación Kirolgi, Iñaki Galdós, quien le ha entregado una placa de reconocimiento de dicha entidad, que es, según la propia montañera, el patrocinador que más estima porque ha apoyado su actividad "desde el principio".
"Como ocurre con los actores, uno empieza aquí y luego va a Madrid", ha dicho la deportista, que ha hablado tanto en castellano como en su lengua natal, el impecable euskera que caracteriza la comarca guipuzcoana de Tolosa.
A la hora de definir lo que le impulsa a tanto esfuerzo y sacrificio, Edurne Pasaban cuenta con asombrosa naturalidad que escalar montañas ha sido su "hobbie" desde adolescente. "Ahora se ha convertido en mi oficio -explica- y sé que soy afortunada porque, cuando alguien se puede dedicar a hacer lo que más le gusta y puede vivir de ello, tiene mucha suerte".
En cuanto a "la pregunta del millón", tal y como ella ha definido la cuestión de qué siente cuando hace cima tras tanto sacrificio, Edurne Pasaban reconoce que "nunca" sabe cómo responderla.
"Verdaderamente en la cumbre misma se disfruta bien poco -asegura-. Para mí, los últimos 20 metros son lo más emocionante que hay, cuando sabes que todo el esfuerzo va a tener recompensa y lloras en esos metros finales".
Parece mentira que esta guipuzcoana que irradia tanta fuerza vital haya pasado hace poco por "una depresión". El último año y medio no ha sido precisamente su mejor etapa deportiva, aunque con la ayuda de sus allegados logró "salir del agujero". "Hubo incluso -ha afirmado- un momento en el que pensé en dejarlo y empecé a enviar currículos a empresas para volver a 'currar', pero mis amigos me decían que estaba loca... y tenían razón".
Ahora sin embargo está "en lo mejor" y se siente "supermotivada". "Todos estamos contentos ahora, con el proyecto, el equipo, la gente... todo está bien". Hasta el punto, agrega, de que ve "muy claro" lo que desea: "terminar los 14 'ochomiles' en dos o tres años".
Le restan cuatro colosos para cumplir su sueño: el Manaslu (8.163 m.), que espera afrontar el próximo septiembre; el Kangchejunga (8.586 m.), que "seguramente" atacará la próxima primavera; y después, sin tener aún "muy claro el orden", el Shisha Pangma (8.046 m.) y "un hueso duro" como es el Annapurna (8.091 m.).
Dice que le gustaría "acabar" su "plan" en el año 2010, aunque advierte de que el calendario "dependerá mucho" de la climatología en la zona y de la disponibilidad del equipo.
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