Este artículo se publicó hace 16 años.
Los diputados británicos rechazan someter a referéndum el Tratado de Lisboa
(incluye más datos de la votación y declaraciones)
Los diputados británicos rechazaron hoy someter a referéndum en el Reino Unido el Tratado de Lisboa, que reemplaza a la fallida Constitución de la Unión Europea (UE).
Al término de un debate de seis horas, los parlamentarios se opusieron a sendas enmiendas presentadas por el Partido Conservador, el principal de la oposición británica, y por el diputado laborista euroescéptico Ian Davidson a favor de la celebración de esa consulta.
La enmienda conservadora fue rechazada por 311 votos frente a 248, mientras que la propuesta de Davidson, que también facultaba al Gobierno para preguntar a los electores si desean que el Reino Unido siga o no en la UE, contó con los mismos votos en contra y 247 a favor.
Ni los "tories", ni Davidson fueron capaces de recabar el suficiente apoyo para sus propuestas, pese a las revueltas registradas tanto en las filas laboristas como en las liberales demócratas.
El resultado de la votación, que significa que será el Parlamento el que tendrá que decidir si ratifica o no el Tratado, supone un balón de oxígeno para el Gobierno laborista de Gordon Brown.
El Ejecutivo de Londres ha mantenido reiteradamente que el plebiscito no es necesario porque el Tratado de Lisboa es distinto a la Constitución europea rechazada por franceses y holandeses y no implica cuestiones constitucionales, por lo que es suficiente con la ratificación parlamentaria.
"Si esto fuera un Tratado constitucional, celebraríamos un referéndum. Si hubiese una votación sobre el euro, celebraríamos un referéndum. Pero el concepto constitucional quedó abandonado", dijo hoy Brown.
Sus críticos, sin embargo, creen que el texto, firmado por los líderes de la Unión Europea (UE) el 13 de diciembre pasado en Portugal, es similar a la Carta Magna, por lo que reclaman la consulta popular y acusan a los laboristas, que llevaban en referéndum en su programa electoral, de incumplir ese compromiso.
Los "tories", que pidieron apoyo a diputados de otros grupos para sacar adelante la enmienda, insisten en que todos los partidos prometieron en la campaña para las elecciones generales británicas del 2005 que habría una consulta sobre la Constitución de la UE e insisten en que el Tratado de Lisboa es igual que la Carta Magna.
"Los tres principales partidos prometimos a nuestros votantes celebrar una votación sobre la constitución. Cuando damos la vuelta y decimos que ya no pueden tenerla, no hay que extrañarse de que la gente se sienta engañada y escéptica porque las promesas hechas son promesas que se están rompiendo", dijo hoy el líder conservador, David Cameron.
Además del Partido Nacional Escocés (SNP) y el nacionalista galés Plaid Cymru, que apoyaban la enmienda, los conservadores contaron con el apoyo de un número aún no determinado de diputados laboristas y de trece liberales demócratas.
Estos últimos, la tercera fuerza política del Reino Unido, fueron los peores parados de la votación de hoy.
Cuando no han pasado ni tres meses de su elección, su nuevo líder, Nick Clegg, que pidió la abstención a sus correligionarios, ha tenido que hacer frente no sólo a su primera rebelión parlamentaria, sino a la dimisión de tres portavoces descontentos con la posición de su partido en la votación.
Los portavoces de Justicia, David Heath; Asuntos Rurales, Tim Farron, y Escocia e Irlanda del Norte, Alistair Carmichael, dimitieron tras desafiar la consigna dada por Clegg, quien lamentó sus bajas, pero precisó que la dirección liberal demócrata no puede funcionar con efectividad si falla el principio de "responsabilidad colectiva".
El Tratado de Lisboa, que debe ser ratificado por los Parlamentos de todos los Estados miembro antes de que entre en vigor, deberá ser aprobado en el Reino Unido por las dos cámaras parlamentarias -Comunes y Lores.
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