Este artículo se publicó hace 15 años.
Descenso récord de las muertes en carretera
El año se cierra con 2.180 muertos, un 20% menos que en 2007
En el año 2000, el número de fallecidos en las carreteras españolas se elevó hasta 4.295 personas y la Unión Europea fijó como objetivo prioritario de los países miembros la reducción de ese número de muertos hasta el 50% para 2010. Muy pocos lo vieron factible, pero España ya roza ese logro. Según datos que maneja la Dirección General de Tráfico (DGT) y que están pendientes de una confirmación definitiva, 2.180 personas fallecieron en las carreteras españolas durante el año 2008.
La cifra supone un descenso récord del 20,4% respecto a 2007, cuando se contabilizaron 2.742 fallecidos en accidentes de tráfico. Estas 560 muertes menos respecto al pasado año suponen el mejor registro desde el año 1994, pero porcentualmente el año recién acabado supera largamente los números de entonces. Además, los buenos datos de 2008 dejan a España a las puertas de las 2.147 muertes en carretera que reclamó la Unión Europea para el año 2010.
Las medidas aplicadasEste descenso récord llega tras cinco años de mejoras sucesivas en este apartado y se explica, principalmente, por la entrada en vigor, en diciembre de 2007, del nuevo Código Penal. La nueva legislación tipifica como delitos que pueden comportar hasta seis meses de prisión la conducción bajo los efectos del alcohol y los excesos de velocidad. Los casos de grandes excesos de velocidad, que se fijan por encima de los 140 km/h, se han reducido al 1% del total, cuando en 2005 eran el 7%.
Esta reforma legal vino acompañada de la implantación del carné por puntos que comenzó en julio de 2006 y que según el RACC salvó 500 vidas en sus dos primeros años. También aumentaron gradualmente los radares para controlar la velocidad y se redujeron los puntos negros en la red vial española, aunque aún suponen el 16,2% del total de carreteras.
La crisis económica ha tenido efectos positivos en lo que se refiere a la siniestralidad en las carreteras. El precio del combustible, que se disparó en verano, ha propiciado un 6% menos de desplazamientos, el equivalente a cuatro millones de viajes. La situación económica también se tradujo en un descenso en la venta de vehículos y en una reducción de un 4,5% del parque automovilístico respecto a 2007.
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