Este artículo se publicó hace 16 años.
Los deberes para ser los primeros de la clase
¿Hasta qué puntos son ciertos los malos resultados del último Informe PISA? ¿Cómo deben responder los políticos? Hablan algunos de los actores implicados
Tres expertos en educación: Manuel de Castro, secretario general de la Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE), Carlos López Cortiñas, secretario general de la Federación Estatal de Trabajadores de la Enseñanza de UGT y Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense. Tres visiones diferentes de la enseñanza, pero complementarias. Y un par de objetivos: durante dos horas, conseguir describir el paisaje de la educación en España y detallar cuáles son los puntos que no se le puede pasar por alto al próximo equipo de Gobierno.
El primer tema que se pone sobre la mesa es el informe
PISA, de la OCDE. Los datos relativos a 2006 fueron publicados el pasado diciembre y todavía colean. Trazaba un panorama poco optimista de los escolares españoles. En matemáticas y en ciencias no se produjo ningún avance respecto a los datos de 2003, pero en lectura el retroceso fue significativo. ¿Es necesario que se tomen medidas? ¿En qué contexto se entienden estos datos?
PISA 2006
El sacerdote Manuel de Castro cree que no podemos empeñarnos en negar la realidad. "Los datos están pactados y por tanto aceptados previamente", entiende. Así, lo único que queda es que cada uno
"tome la responsabilidad que tiene sin mirar atrás". Lo que no cree que pueda hacerse es echar las culpas al Gobierno y presionar para que haya un cambio legislativo. "Es muy perjudicial para el sistema educativo que las leyes cambien cada 4 años o cada vez que el Gobierno cambia de siglas".
Desde FETE-UGT, Carlos López Cortiñas reclama una reflexión de todas las partes sobre el tema educativo. Dentro de esa reflexión, considera que deberían tenerse en cuenta los modelos educativos de los países europeos que copan los primeros puestos en PISA, Suecia, por ejemplo. "En estos países hay una gran autonomía en la gestión de los centros y se ha probado que las leyes en sí mismas no son la solución. Además, están muy cerca de destinar el 6% de su PIB a educación". Para López Cortiñas, "a más dinero", más individualizada es la atención del alumno. Un comentario que hace que Julio Carabaña emita gestos de reprobación.
Tras considerar que los datos de PISA "no sirven prácticamente de nada como guía para la política", el catedrático sugiere a los sindicatos que dejen de mezclar los resultados educativos con el gasto en enseñanza. "Entre otras cosas da la impresión de que entran en ese chantaje de o me pagan más dinero o..."
Carabaña precisa que los ingresos siempre son importantes, pero que no está
comprobado que el gasto mejore los resultados. En este sentido, sugiere otra forma de tratar la cada vez mayor diversidad en las aulas españolas: "No concentrar a todo el alumnado diverso en
el mismo aula".
Observando los datos de los estudiantes españoles,
y los del resto de países estudiados, se llega a la conclusión de que todos los alumnos han descendido una media de 10 puntos en la prueba de lectura.
Lejos de pensar que esto se debe a que los jóvenes huyen cada vez más de los libros,
Carabaña sostiene que "es muy posible" que este descenso sea falso. Algo que achaca a un "defecto técnico".
Pese a sus reservas respecto a estos estudios, Carabaña reconoce algún mérito:
"El gran logro de PISA es que por primera vez se marcan los objetivos de medir los conocimientos de los estudiantes. Pero hay que
mejorar los instrumentos".
Manuel de Castro cierra el debate sobre PISA con una pregunta: "¿No puede ocurrir que los resultados se deban a que estamos en la era de los medios de comunicación de masas, en una etapa de comunicación visual? Carabaña intenta responder: "Los alumnos no han leído jamás".
PRESTIGIO DE
LOS MAESTROS
A la hora de buscar los fallos de nuestro sistema educativo, uno de los argumentos más repetidos es que los maestros han perdido prestigio, y con ello, autoridad. ¿Hasta qué punto es esto cierto?
Julio Carabaña tira de teoría. "El prestigio de las profesiones tiene tres fuentes principales: ingresos, formación y autoridad en el ejercicio". En lo relativo a ingresos, no considera que los maestros españoles hayan ido a peor. Tampoco en lo relativo a formación, porque sigue habiendo carrera universitaria. Donde quizá sí han perdido prestigio es, a su juicio, en el ejercicio de la autoridad. ¿Por qué? "Pues porque el entorno ya se ha puesto a su nivel, sobre
todo formativo, y puede llegar a discutirles". También aprecia que en los colegios
se ha roto la jerarquía y se trata a los maestros con camaradería e igualdad.
Desde UGT consideran que, aunque el maestro debe estar en contra del autoritarismo, la autonomía del profesor debe remarcarse. Y se atreve a dar alguna línea de acción: "Mayor agilidad a la hora de sancionar cuando sea necesario y que la familia apoye las decisiones que tome el profesor".
De Castro no tiene ninguna duda de que el maestro ha perdido autoridad en el aula y que se trata de la profesión que acumula más estrés.
La "cultura de que todos somos iguales" es para el secretario general de la FERE una de las raíces de este vacío de autoridad. "Todos
somos iguales en dignidad, pero luego cada uno tiene
su papel y eso hay que respetarlo", aprecia.
El secretario general de
FERE apela a la familia como uno de los principales promotores del respeto al maestro: "Hoy se ha llegado a la situación absurda de que los padres justifican las ausencias de los hijos y los defienden ante los maestros".
CIUDADANÍA
Todavía no se imparte en todas las comunidades autónomas, pero el hecho de haber sido concebida como obligatoria ya ha levantado ampollas.
La asignatura de Educación para la Ciudadanía ha aglutinado todos los extremos
posibles: o se apoya incondicionalmente o se rechaza frontalmente. ¿Es necesaria o se puede tirar de la transversalidad para inculcar valores democráticos a los chavales?
La Federación Española de Religiosos de la Enseñanza se han negado a objetar contra la asignatura. Aún así, se opusieron a que se instaurara. "Había otros caminos para introducir la educación cívica", dice De Castro. No obstante, "como demócratas no podemos llamar a no cumplir la ley".
López Cortiñas, por su parte, recuerda que FETE-UGT apoyó la necesidad de impartir una asignatura como ésta. Considera que el debate generado en torno a la materia no fue educativo, sino social, para crispar desde el punto de vista político. "Ahora ha bajado
el nivel de crispación, cuando los padres han visto los libros de texto y las escasas horas
que se imparte".
Julio Carabaña se declara partidario de distinguir entre hechos y valores. De aquí, deduce que las asignaturas están para enseñar hechos "y lo que no sean hechos no cabe en una asignatura". Así, considera que "la introducción de Educación para la Ciudadanía no conduce a nada bueno".
El legislador, a juicio de este catedrático, da unas definiciones muy vagas sobre la asignatura, y es después el maestro el que va a tener a su disposición horas para sentarse y adoctrinar a los alumnos,
a volcar sobre ellos sus opiniones personales.
No obstante, cree que decir que se trata de adoctrinamiento del Gobierno es exagerado. "Es adoctrinamiento de las escuelas".
PROCESO DE BOLONIA
La universidad camina hacia la homogeneización de los
títulos en Europa, el conocido proceso de Bolonia. ¿Qué
supone para el sistema universitario español?
Carabaña cree que se trata más de un nombre que de una realidad. Al fin y al cabo, considera que se homologan los años que duran las carreras, pero si se viaja a un país en el que ese título no existe no se puede hacer nada. También cree que el hecho de que se hable de que la industria
se va a implicar en proponer títulos es algo que hay que coger con pinzas. "Llevo oyendo hablar de la sintonía universidad-empresa desde hace 40 años".
De Castro y Cortiñas coinciden en que la transición hacia Bolonia va a ser compleja. Y que no basta con decir que las carreras en Europa tienen todas los mismos años. Hace falta que tengan un tronco común de contenidos.
PACTO POR
LA EDUCACIÓN
Carabaña, López Cortiñas
y De Castro concluyen el debate acordando que sería necesario llegar a un pacto por la educación en el que figurara como prioridad que no
se cambien las leyes educativas cada vez que cambia el color del Gobierno.
No obstante, Carabaña no es muy optimista. Cree que el debate de la educación se va a politizar cada vez más. Al estar trasferidas las competencias a las comunidades autónomas, al Gobierno sólo le queda, "agitar la situación". La parte buena de todo esto es que estas cuestiones no influye en el aprendizaje de los alumnos. "Son muy felices, creo que no se enteran", concluye Carabaña.
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