Este artículo se publicó hace 17 años.
Las cenizas de la viuda del pintor Esteban Vicente reciben sepultura en Segovia con una nana judía
Las cenizas de Harriet Vicente recibieron hoy sepultura junto a las de su esposo, el pintor Esteban Vicente, en el jardín del Museo de Arte Contemporáneo de Segovia, mientras se entonaba una nana judía sefardí y se leían fragmentos de salmos de la Biblia.
Harriet Vicente, presidenta de honor del consorcio del museo segoviano que lleva el nombre de su esposo, ubicado en parte del palacio medieval de Enrique IV, falleció en Nueva York el 4 de octubre pasado, cuando contaba con 87 años de edad, aunque sus restos reposan en Segovia, como fue su última voluntad.
En una ceremonia celebrada en la antigua capilla del palacio, de bóveda gótica, presidida por un cuadro titulado "Harriet" de 1984 que Esteban Vicente regaló a su esposa con motivo de su cumpleaños, el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, ha dado la bienvenida a los familiares y amigos de la fallecida.
La urna con sus cenizas se ha situado en la estancia dedicada al altar de la antigua capilla, donde se encuentran los sepulcros de Pedro López de Medina y de su esposa, en piedra caliza con sendas estatuas yacentes.
Las paredes de la nave, con artesonado de madera, se han decorado con obras de la etapa de madurez de Esteban Vicente, el único español que perteneció a la llamada Escuela de Nueva York del expresionismo abstracto.
El presidente del consorcio del museo y de la Diputación de Segovia, Javier Santamaría, ha recordado la generosidad de la donación realizada por el matrimonio Vicente, a partir de la que se creó el museo, en 1997, y de las posteriores aportaciones de Harriet, de quien ha destacado su "inteligencia y calidad humana".
La Fundación Esteban Vicente, que presidía Harriet Vicente, aporta anualmente para el mantenimiento de las nuevas instalaciones que se llevan a cabo en la ampliación del antiguo recinto palaciego, un total de 280.000 euros, a los que hay que sumar otros 230.000 que subvenciona ahora al museo.
Para Santamaría, el cariño de Harriet hacia el museo no sólo ha llegado hasta el umbral de su muerte sino que va más allá, al haber decidido descansar junto a su esposo y al haber mantenido un compromiso de continuidad de colaboración con la pinacoteca.
En representación de la Fundación Harriet y Esteban Vicente, Robert Warshaw, abogado y albacea testamentario del pintor, ha mantenido que las obras del pintor "cobran hoy nueva vida y nueva belleza", mientras que ha subrayado que "Harriet también era artista en la generación de la amistad".
Warshaw, que acompañó a Harriet a la última visita a su médico, ha explicado que la viuda del pintor se marchó con una profunda sensación de haber realizado lo que quería y diciendo que "había vivido una vida muy rica y plena, aceptando que le había llegado su momento, se marchó sin remordimientos".
El amigo del matrimonio Vicente ha confesado que ha estado en el momento del fallecimiento de los dos miembros del matrimonio, Harriet, hace dos meses, y Esteban, en 2001, y le "ha resultado extraordinario que hayan muerto con tanta paz, lo que espiritualmente ha sido muy enriquecedor".
Tras recordar la concesión al matrimonio de la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, en 1999, como reconocimiento a su apoyo a la cultura española, el diputado del PP por Valladolid Miguel Ángel Cortés ha dicho que "Harriet, por el amor a un hombre excepcional, se enamoró de España".
Asimismo han intervenido la galerista Elvira González y el diplomático José Luis Pardos, para concluir con la directora del museo, Ana Martínez de Aguilar, quien ha dicho que la extraordinaria obra pictórica de Vicente es resultado del amor, de la libertad y de la seguridad material que Harriet le supo proporcionar.
La urna con las cenizas de Harriet Vicente ha sido colocada junto a la que conserva las de su esposo, después de la intervención del poeta y crítico de arte Marcos Ricardo Barnatán, que ha leído salmos de la Biblia, para concluir con la voz de la solista María del Barrio, que ha cantado una nana judía.
Harriet Godfrey nació en Nueva York en el seno de una familia de comerciantes judíos procedentes de Europa oriental, y conoció al pintor en 1957, con el que contrajo matrimonio cuatro años después.
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