Este artículo se publicó hace 17 años.
El cambio climático y los altos precios desafían a la OPEP en su tercera cumbre
Las crecientes medidas que se disponen a adoptar los países consumidores para reducir su dependencia del petróleo y luchar contra el cambio climático serán los principales desafíos que afrontará esta semana la OPEP, en su tercera cumbre de jefes de Estado en Riad.
Además, la cita está marcada por la escalada de los precios del "oro negro" hasta los umbrales de los 100 dólares, la sostenida caída del dólar, los conflictos en torno a Irán, Irak, Nigeria, y el renovado control estatal sobre los hidrocarburos.
Se espera que los más altos mandatarios de Venezuela, Ecuador, Angola, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria y Qatar acudan a la invitación del rey saudí Abdala bin Abdelaziz.
La reunión de los jefes de Estado -la tercera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en sus 47 años de historia- está convocada para los días 17 y 18, después de que los ministros de Exteriores, Petróleo y Finanzas tengan una cita preparatoria el 15 y 16.
El encuentro tiene lugar en un momento en el que la organización aparece más fortalecida que nunca gracias a la carrera alcista del petróleo, que desde la última cumbre, celebrada en septiembre de 2000 en Caracas, aumentó su precio un 220 por ciento.
Además, la organización se ha ampliado con la entrada de Angola y el reingreso de Ecuador, país que la había abandonado en 1992, aunque su salida nunca se había formalizado jurídicamente, con lo cual su participación sólo estaba suspendida.
Una fuente diplomática cercana a la OPEP confirmó a Efe en Viena que Ecuador fue aceptado nuevamente como miembro de pleno derecho el pasado 20 de octubre.
"Ecuador se ha comprometido a saldar la deuda (de casi cinco millones de dólares que tenía con la OPEP) en varios años" y ha vuelto al seno de la organización, explicó la fuente, que pidió el anonimato.
Oficialmente, se espera que la OPEP dé la bienvenida a Ecuador en la cumbre de Riad, y que el presidente Rafael Correa firme el reingreso de su país.
Fundada en 1960 por Venezuela, Arabia Saudí, Kuwait, Irán e Irak, la OPEP controla actualmente, con sus trece miembros, cerca del 42 por ciento de la producción mundial de crudo, un porcentaje que según la Agencia Internacional de Energía (AIE) aumentará al 52 por ciento en 2030.
Y más aún si el grupo se amplía con otros productores como Yemen, o Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tras el descubrimiento de unos yacimientos de crudo que duplican las reservas del país, dijese que el ingreso en la OPEP es un objetivo.
Así las cosas, aunque no se recuerda un momento en el que la OPEP haya estado tan fuerte para encarar el futuro, éste se presenta tan incierto como siempre en el sector petrolero, y aunque no es de esperar que en Riad se agite el fantasma de un desplome de los precios, los productores exigirán garantías sobre la demanda futura.
El grupo proyecta invertir miles de millones de dólares en infraestructuras petroleras, pero teme no encontrar salida al crudo si los planes occidentales de ahorro energético e inversión en fuentes alternativas reducen demasiado el consumo.
En la OPEP no se olvida el descenso de la demanda en la década de 1980, cuando el mundo industrializado logró superar el impacto de los altos precios (causados por la revolución iraní y la guerra Irán-Irak) gracias al ahorro energético impulsado por la AIE.
Tanto la AIE como la ONU promueven medidas de ahorro y las energías renovables para paliar el impacto del cambio climático, mientras que la OPEP ha advertido de que estos planes pueden disuadir a los inversores en el sector del petróleo.
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