Este artículo se publicó hace 17 años.
Boca y Milán se juegan el Mundial de Clubes en una final sin favorito claro
Boca Juniors y AC Milán han hecho justicia a su condición de grandes del fútbol internacional y disputarán este domingo la final del Mundial de Clubes un encuentro que se prevé defensivo, intenso en el centro del campo y con pocos goles, en un estadio que estará lleno hasta la bandera.
Nuevamente la historia de esta competición en la que se enfrentan los mejores clubes de cada continente depara una final entre sudamericanos y europeos, que vuelven a demostrar que están por encima del resto en cuanto a balompié se refiere.
Boca llega al partido definitivo con la baja de una de sus piezas claves en la medular, el colombiano Vargas, expulsado en la semifinal frente al Etoile tunecino por doble amarilla y que será reemplazado por Álvaro González o Ledesma, pero con todas sus bazas ofensivas en disposición de sorprender a la zaga italiana.
Si Palermo y Palacio, junto con Banega, son la mayor preocupación de técnico milanista Carlo Ancelotti, Kaká acapara la atención del banquillo porteño.
La estrella brasileña, que brilla dentro y fuera del campo a la vista de la atracción que genera entre los aficionados japoneses, ha sido calificada por los entrenadores de ambos equipos como un factor fundamental que puede decidir el resultado del partido de mañana, que promete ser ajustado.
Excepto por la baja de Ronaldo, que no logró recuperarse de sus dolencias musculares y se quedó fuera de la lista de Ancelotti para el Mundial de Clubes, el Milán contará con todo su plantel aunque saltará al campo con mentalidad conservadora.
"Tendrá prioridad la defensa para el partido de mañana", aseguró el entrenador italiano en una rueda de prensa celebrada hoy.
En noventa minutos cualquier cosa puede pasar y Ancelotti hace desconfía de la calidad y la experiencia de Boca, no en vano los argentinos ya saben lo que es ganarle al Milán una Copa Intercontinental, antecesora del Mundial de Clubes.
En 2003, Boca superó a la escuadra europea en la tanda de penaltis y en el mismo escenario, el estadio de la ciudad japonesa de Yokohama.
De hecho, estos mundiales parecen solo cosa de clubes sudamericanos.
En 2005, el Sao Paulo derrotó al poderoso Liverpool del técnico Benítez y al año siguiente el Barcelona de Ronaldinho, Saviola y Deco cayó ante el Internacional de Porto Alegre. En ambos casos por idéntico resultado, uno a cero.
"Liverpool y Barcelona nos dieron una lección y hemos aprendido de lo que ellos hicieron", señaló Ancelotti, quien confesó que hasta ahora este título era de poco interés para los conjuntos europeos en contraste con lo que supone para un club sudamericano.
"Pero ahora sí, ahora sí es importante para nosotros", declaró.
Prueba de esta disposición es que el Milán llegó a Japón con más tiempo que en otras ocasiones y con un plan de trabajo destinado a eliminar los efectos del cambio horario.
"Estamos en buenas condiciones y en tensión, una tensión positiva", manifestó el técnico italiano.
El partido de mañana tendrá un significado especial para el arquero brasileño Dida, que disputará su segunda final de un Mundial de Clubes y se convertirá en el jugador que haya participado en más encuentros en esta competición, con el formato actual.
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