Este artículo se publicó hace 13 años.
La banca fuerza a Loterías a aplazar indefinidamente su salida a Bolsa
Las entidades colocadoras se han negado a valorar la compañía en 21.000 millones como había previsto el Ministerio de Economía. El PP ha presionado públicamente en los últimos días para frenar la opera
El Ministerio de Economía ha comunicado que "desiste" de la que iba a ser la mayor colocación en Bolsa de la historia de España, la privatización del 30% de Loterías y Apuestas del Estado, que estaba prevista para el próximo mes de octubre.
En el comunicado oficial se alegan las adversas condiciones de mercado como el motivo para dar marcha atrás a una operación que fue autorizada por el Consejo de Ministros el pasado viernes. El debut de Loterías en el mercado estaba previsto para la tercera semana de octubre.
"Con el debido asesoramiento, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado considera que no se dan las condiciones adecuadas para garantizar unos ingresos que reflejen el valor de la compañía. La operación podrá retomarse cuando las circunstancias del mercado lo recomienden", recoge el comunicado oficial.
El Estado tenía previsto ingresar entre 7.000 y 8.000 millones de euros, en función del precio de salida a Bolsa que se fijara en el documento que debía registrarse hoy en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Loterías tenía previsto ofrecer una rentabilidad del 8% a los inversores
El principal escollo con el que ha topado la operación, según apuntan fuentes financieras consultadas por Público, ha sido esa valoración de la compañía. En un principio, el organismo presidido por Aurelio Martínez había estimado una valoración entre los 21.000 y los 23.000 millones de euros, ya que sólo así podría conseguir los ingresos necesarios para el objetivo de reducción del déficit previsto con la operación. Al parecer los bancos colocadores (Goldman Sachs, JP Morgan, UBS, Crédit Suisse, BBVA y Santander) no han estado dispuestos a superar los 18.000 millones alegando el mal momento de los mercados y el escaso interés de los inversores internacionales para frenar la operación. Y eso a pesar de que unos de los principales atractivos de la operación era precisamente el carácter anticíclico del negocio, los ingresos recurrentes y la excepcional ausencia de deudas de la compañía.
La operación había sido muy bien calificada por los analistas financieros, quienes estaban recomendando activamente a sus clientes acudir a la colocación en Bolsa, por considerarla una de las mejores inversiones de los últimos tiempos, frente a las críticas que había volcado sobre las últimas realizadas por la banca española.
Estaba previsto que la compañía destinara el 80% de sus beneficios (en 2009 ganó 2.900 millones de euros) a repartir dividendos. Por ello, los cálculos que habían hecho los analistas apuntaban a que los inversores podrían conseguir un 8% de rentabilidad. Y además la entidad tenía previsto un novedoso reparto de esos beneficios, que se haría mensualmente y no anual o trimestralmente como es habitual.
La operación era una de las OPV mejor valorada por los analistas
Con ese atractivo, la inversión entraba en conflicto directo con los depósitos de la banca que durante estos días compite desesperadamente por captar los ahorros de las familias españolas con rentabilidades que como mucho llegan al 5%. Y eso a pesar de que el Banco de España ha advertido que podría sancionar a aquellos depósitos que superen el 4% si la entidad financiera no cumple las condiciones de liquidez adecuadas.
Más allá de esta competencia a la banca, la privatización de Loterías había sido férreamente criticada por la oposición alegando que se las pésimas condiciones del mercado iban a llevar al Gobierno a "malvender" la compañía y a privar al Estado de los suculentos ingresos que proporciona cada año.
En los últimos días las criticas desde el Partido Popular habían arreciado. Hace apenas dos días, el coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro, exigió al Gobierno que fuera "sensato" y detuviera el proceso de salida a Bolsa de Loterías porque no se pueden hacer "privatizaciones en mitad de procesos electorales" máxime si suponen "malvender" el patrimonio del Estado con la pérdida de ingresos de recursos "recurrentes" en un momento en el que son imprescindibles para reducir el déficit público. "No vamos a permitir que un monopolio público acabe en manos de un monopolio privado", advirtió Montoro.
En la misma línea se había manifestado la portavoz parlamentaria de la oposición Soraya Sáenz de Santamaría, al asegurar que era una "desfachatez" que el Gobierno hubiera adelantado para antes de las Elecciones esta salida a Bolsa.
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