Este artículo se publicó hace 2 años.
Badalona busca una solución para los 250 migrantes que malviven en "nidos de miseria"
Dos años después del incendio de la nave en la que murieron cinco personas, los supervivientes aseguran que podría volver a repetirse la tragedia.
Badalona--Actualizado a
Mamadou Keita nació en Mali, vive en Catalunya desde el 2006, no tiene papeles y realiza trabajos que los conocidos le ofrecen. Ahora vive en una nave abandonada en la calle Antoni Bori de Badalona. Durante meses, lo hizo en la que estaba en la calle Guifré que se incendió y en la que murieron cinco personas, algunos amigos suyos. "No ha cambiado nada desde entonces y se puede volver a repetir, seguro", lamenta Mamadou, "hay gente que no puede olvidar lo ocurrido porque sufrimos mucho". Apenas se han cumplido dos años de la tragedia del barrio del Gorg y, en estos momentos, el Ayuntamiento de Badalona tiene contabilizadas 250 personas que siguen viviendo en asentamientos en la ciudad, el 45% de los cuales tienen menos de 30 años.
En la nave donde vive Mamadou duermen hasta unes sesenta personas, sobre todo ahora con la llegada del frío. La mayoría provienen de Senegal o de Gambia, algunas son supervivientes de la nave calcinada y otras de la antigua fábrica de la calle Progrés que fue desalojada el pasado mes de enero. Mamadou agradece la labor que realizan las entidades sociales de la ciudad que les traen alimentos y ropa de abrigo, pero recuerda que el problema que tienen sigue siendo el mismo: están en situación irregular y por tanto no pueden conseguir un trabajo y un techo donde vivir.
"En estos asentamientos hay nidos de miseria", asegura Jaume Ventura, miembro de la Plataforma Badalona Acull, que está formada por diversas entidades sociales de la ciudad. "A los políticos les seguimos pidiendo que ayuden a estos colectivos porque las intenciones son buenas, pero a la hora de hacerlo efectivo, la maquinaria es demasiado lenta", dice Ventura, quien reclama un albergue y un comedor social.
"No hemos aprendido", lamenta Carles Sagués, de la Plataforma Sant Roc som Badalona y que también forma parte de Badalona Acull. "Es una desgracia tener que vivir de esta forma, las circunstancias no han cambiado y podría volver a ocurrir algo similar", añade.
Con la llegada del frío, la sombra de la tragedia que sufrieron hace dos años les persigue. "Se quieren abrigar y estar a cubierto; ¿cómo deben hacerlo? ¿Haciendo fuego? ¿Pinchando la luz?", se pregunta Jaume Ventura. "La única manera de evitarlo es que no haya tanta gente junta y nosotros debemos poner de nuestra parte", reconoce Mamadou.
12 contratos para residentes de las naves
El Ayuntamiento de Badalona contratará a 12 personas que malviven en naves para realizar trabajos en las brigadas de vía pública y de medio ambiente a través del programa ACOL de la Generalitat, que está financiado con fondos europeos. Tendrán un contrato de un año y les permitirá acceder a un permiso de residencia temporal y tramitar un permiso de trabajo. "Es un trabajo sigiloso", afirma el concejal de servicios sociales del Ajuntament de Badalona, David Torrents.
Desde el consistorio también promueven programas de formación y acompañamiento para las personas que viven en estos asentamientos. "Es un trabajo lento que debemos seguir haciendo pero si no solucionamos el problema de la documentación, podremos tener personas preparadas pero que no pueden acceder al mercado laboral", añade Torrents. Una cuestión que preocupa al responsable municipal es la salud mental de estas personas. "Algunos de los casos evolucionan en problemas de adicciones, tanto drogas como alcohol", dice el concejal.
David Torrents hace autocrítica: "Todos los gobiernos acabamos expulsándonos los problemas y el de los asentamientos es uno de ellos". Recuerda que muchos de los que malviven en naves en Badalona provienen del barrio de Poblenou de Barcelona cuando se marcharon de otros espacios parecidos de donde los desalojaron. "Deberíamos tener una mejor coordinación entre Badalona, Sant Adrià y Santa Coloma y tener estrategias compartidas", reconoce Torrents.
En cuanto a la demanda de las entidades, el responsable de servicios sociales recuerda que tanto el albergue, que contará con 180 plazas, como el comedor social "están en procedimiento técnico". El comedor podría abrir, según los cálculos de Torrents, en el primer trimestre de 2023 pero el albergue parece que tardará un poco más. "Es una apuesta clara para que nadie se quede sin un sitio donde vivir y sin una comida caliente", asegura David Torrents.
Esta semana, además, se pondrá en marcha la Operación Frío, que permitirá que las personas sin hogar puedan dormir en un espacio cubierto mientras dure el invierno, entre el 20 de diciembre y el 20 de marzo.
Una nave incendiada y otra desalojada
El 9 de diciembre de 2020 a las nueve de la noche se originaba el fuego en la antigua nave industrial de la calle Guifré, ocupada desde hacía más de una década por cientos de personas, la gran mayoría de origen subsahariano. Muchos de los residentes que estaban dentro saltaron al vacío para huir de las llamas que se habían originado en un edificio de cuatro plantas. El incendio provocó la muerte de cinco personas.
Algunos de los supervivientes se trasladaron a otra nave cercana, en la calle Progrés, sobre la que recaían dos órdenes de desahucio. En medio de un gran dispositivo policial, con una quincena de unidades de los agentes antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, se produjo el desalojo el 13 de enero de 2022. Un centenar de personas volvían a quedar fuera del espacio donde residían y volvieron a dispersarse por otros asentamientos de la ciudad.
Una situación que podría repetirse el próximo mes de febrero ya que sobre uno de los inmuebles ocupados por personas sin hogar en el barrio de Pep Ventura recae una orden de desahucio que podría dejar en la calle a una treintena de afectados. "Debemos hacer un esfuerzo de concienciación", dice Jaume Ventura de Badalona Acull, "es frustrante pero seguiremos luchando". "Algunas de estas personas dependen de las entidades sociales que les podamos ayudar, siguen viviendo al margen de la sociedad", lamenta Carles Sagués.
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