Este artículo se publicó hace 17 años.
El Ayuntamiento dice que el consumo de agua no supone riesgos y pide disculpas por la alarma
El Ayuntamiento de Barcelona ha asegurado hoy que el consumo del agua del grifo de la red pública no conlleva ningún riesgo para la salud por la presencia de trihalometanos -un producto cancerígeno a largo plazo- y ha pedido disculpas por haber generado una "alarma social injustificada".
La delegada de Salud Pública, Isabel Ribas, ha entonado un 'mea culpa' por haber transmitido ayer un mensaje erróneo en una rueda de prensa sobre el estado de la calidad del agua de la capital catalana, y ha recalcado que, tal y como aclaró horas después la empresa Aguas de Barcelona, los ciudadanos pueden seguir bebiendo tranquilamente agua del grifo en cualquier barrio de la ciudad, porque cumple todos los controles sanitarios.
Ribas ha señalado que el Ayuntamiento quiere que la ciudadanía esté "tranquila", ya que "sería el primero" en pedir que no se bebiera agua si ésta no cumpliera todos los requisitos de salubridad, y ha añadido que ayer no se profundizó lo suficiente en los aspectos técnicos para transmitir el mensaje de que el agua supera todo los controles, y que se trabaja en reducir aquellos parámetros, incluidos los trihalometanos, y en mejorar su sabor.
En esta línea el gerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), Joan Guix, ha aclarado que los valores de referencia de la UE con los que se mide la presencia permitida de este elemento en el agua establecen un margen de seguridad muy amplio, es decir que el valor límite podría ser diez veces superior al detectado en algunos puntos de la red de suministro.
El límite de la UE para este compuesto en el agua (que se genera durante el proceso de potabilización con cloro) es de 150 microgramos por litro, aunque en algunas zonas de la capital catalana se hayan detectado hasta 156,6 microgramos por litro, unas puntas que según Guix son corregidas de forma inmediata.
En la conferencia de prensa de ayer de la Agencia de la Salud Pública se explicó que un 8% de los barceloneses, en su mayoría residentes en la zona sur de la ciudad, se abastece con agua procedente del río Llobregat que, en ocasiones y no de forma constante, supera los niveles máximos permitidos de trihalometanos, un compuesto químico que, consumido a largo plazo, puede tener efectos cancerígenos.
"La UE tiene unos valores de referencia con márgenes enormes en los valores de control del agua o el aire, pero eso no quiere decir que si en un momento determinado se superen ello conlleve un riesgo inmediato para la salud", ha indicado el gerente de la Agencia, quien ha recordado que los organismos europeos son cada vez más exigentes con estos parámetros.
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