Este artículo se publicó hace 11 años.
Acampadas extremeñas para pedir a Monago renta básica y el fin de los desahucios
Dos marchas ciudadanas llegarán el día 9 a Mérida para protestar contra la ley de Renta Básica de Monago, que consideran "un subsidio para pobres y no un derecho"
Los extremeños que han levantado los Campamentos Dignidad saben que la suya es una lucha situada en la periferia. "En la periferia de lo político y socialmente correcto: una lucha de clase obrera, de gente de abajo, que ha arraigado frente a las oficinas de empleo. Y además en Extremadura, una comunidad periférica alejada de los centros mediáticos", afirman ellos mismos. Las primeras tiendas de campaña frente a las oficinas del INEM se levantaron hace 75 días y su lucha apenas ha tenido eco en el resto del país, pero siguen adelante. En una de las comunidades más empobrecidas, cientos de trabajadores, en paro o en precario, se han organizado para reclamar a la Junta una renta básica, el fin de los desahucios y 25.000 empleos públicos.
Con más del 35% de la población en paro, Extremadura se encuentra a la cabeza del desempleo. "La Junta está echando de viviendas sociales a familias enteras y mujeres embarazadas. Somos un millón de habitantes y hay más de 80.000 personas sin ninguna fuente de ingresos. Muchos pasan hambre, hay niños que van al colegio sin desayunar. En Mérida hay más de 600 hogares que no tienen agua". Es el testimonio de Marisa Prudencio, portavoz del Campamento Dignidad de Mérida y la Plataforma por la Renta Básica. "Todo esto no lo vamos a permitir y por eso nos hemos organizado en este movimiento", asegura. No tiene ni tres meses de vida, pero es ya un movimiento "multicolor", formado por "la gente de los barrios, las personas que peor lo están pasando son las que mantienen los campamentos".
Las dos marchas llegarán a Mérida el día en que Monogo aprobará la ley de renta básica
El 20 de febrero se alzaban las primeras tiendas de campaña frente a la Oficina de Empleo en Mérida. Una semana después nacía el Campamento hermano ante la Catedral de Plasencia y días más tarde se levantaban dos nuevas acampadas ante las oficinas del SEXPE-INEM de Badajoz y Almendralejo. En Plasencia, después de que las autoridades expulsaran a los activistas de la plaza fue el propio obispo quién les dio cobijo y les ha permitido plantar tiendas de campaña en la misma catedral. En este tiempo se ha construido un sólido movimiento por los derechos sociales.
El movimiento por la renta básica, de donde nacen estas acampadas, presentó una ILP con 27.000 firmas haciéndose eco de esta demanda. Ahora, el gobierno regional del PP, presidido por Monago, se dispone a aprobar el próximo día 9 de mayo una ley que él llama de renta básica, pero que acogerá sólo a unas 5.000 de las más de 80.000 personas en paro que actualmente no tienen ningún tipo de cobertura. Y ese mismo día confluirán en Mérida para manifestarse contra esta legislación las dos marchas de extremeños que ha impulsado el movimiento. Una salió el pasado viernes, 3 de mayo, desde Plasencia, a 160 kilómetros de Mérida, y la del sur partirá el día 7 desde Ribera del Fresno, a 54 kilómetros de la capital extremeña. Todos, unidos a los acampados de Mérida, protestarán frente a la Asamblea.
Marisa Prudencio explica que la renta básica exigida por el movimiento era de 600 euros para todos los que no tuvieran ingresos y debía ser otorgada a través de las oficinas de empleo. Por eso, ahora se muestra indignada con la iniciativa de Monago que es de 372 euros, no llega ni a una décima parte de los necesitados y será repartida a través de los servicios sociales. "Esto no es una renta básica, es un subsidio para pobres", aclara la activista. "Yo invito a los diputados a que vivan 6 meses con ese dinero, a ver qué dicen".
Al de Mérida van unas 300 personas al día. "A nuestros campamentos viene mucha gente a comer y también desahuciados que buscan donde dormir", explica Prudencio, para quien se trata de "un movimiento que nace del desempleo, pues a la gente le falta de todo". De hecho, ella misma cuenta cómo en más de una ocasión han tenido que llamar al 112 porque hay a quien le dan ataques de ansiedad debido a su situación personal. "También hay quien toma tranquimacín y quien pregunta cuándo vamos a coger las escopetas", asegura. Pero ella siempre responde lo mismo: "Hay que crear un movimiento pacífico y de desobediencia civil, que defienda los derechos humanos".
"Es un movimiento pacífico y de desobediencia civil, que defiende los derechos humanos"
En tan poco tiempo de vida el movimiento cuenta ya con una larga lista de protestas que ha llevado a cabo, lo que le ha hecho crecer muy rápidamente. A partir del 1 de marzo, día en que se acompañó al primer caso de desahucio por vivienda privada resuelto favorablemente, comenzaron las llamadas Rutas de la Estafa Financiera. Días después, tuvo lugar una movilización contra los cortes de agua por impago a 600 familias.
Monago y su gobierno en la Festividad del Cerezo en Flor fueron recibidos con un escrache, que dio lugar a toda una campaña de señalamientos públicos contra los consejeros de Salud y Política Social, el de Vivienda y contra el propio presidente de la Junta. El 19 de abril tuvieron lugar manifestaciones de apoyo a los campamentos de Mérida, Plasencia, Almendralejo y Don Benito. La última acción de protesta tuvo lugar el 25 de abril, cuando los activistas hicieron un escrache con chorizo a los diputados del Grupo Parlamentario Popular mientras comían en un hotel de 5 estrellas.
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