Este artículo se publicó hace 14 años.
De 175.000 turistas al año a visitas restringidas a la cueva de Altamira
La reapertura al público de Altamira acordada hoy ha escrito un nuevo capítulo en el complejo equilibrio que mantienen en la cueva su condición de icono turístico y la necesidad de preservar su patrimonio, y en el que durante décadas se impuso lo primero, con hasta 175.000 visitantes al año.
Los famosos bisontes pintados en el Paleolítico fueron descubiertos a finales del siglo XIX y hace 60 años la cueva era ya un destino turístico afianzado.
Los visitantes eran cada vez más numerosos y, por eso, en 1971 se inauguraron junto a la cueva original un restaurante, una tienda y una recepción para los turistas, que dos años más tarde alcanzaron el récord de 175.000.
Esa masiva presencia de personas en la que está considerada la "Capilla Sixtina" del arte rupestre, hizo que en 1979 saltaran "las alarmas" y la cueva se cerrara al público siguiendo las recomendaciones de los expertos. Aunque los científicos llevaban décadas alertando del deterioro de la cavidad.
El primer cierre de Altamira se prolongó tres años, mientras la Universidad de Cantabria analizaba el estado de conservación de las pinturas y se creaba el Museo y Centro de Investigación.
Y en 1985, tras la reapertura de la cueva, la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad.
Tras esta declaración se intensificaron las medidas para preservar esta gran obra maestra del arte rupestre, con la adquisición de las fincas colindantes a la cueva, la elaboración de nuevos estudios por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y la creación de una réplica para reducir al mínimo las visitas a la cavidad original.
De hecho, en esos años el régimen era restringido, con una lista de espera para los visitantes, que no fue suficiente medida para garantizar la conservación de las pinturas y se produjo el segundo cierre de la cueva, en 2002.
En los últimos ocho años, los visitantes han tenido que contentarse con las pinturas de Altamira sólo en su réplica, una instalación que ha atraído ya a 2,5 millones de turistas.
Mientras la réplica era "el único consuelo" para los visitantes, el CSIC elaboraba un estudio, que advertía del deterioro de las pinturas y de la necesidad de su conservación y aconsejaba la restricción de las visitas.
Y este consejo científico ha sido hoy aceptado por el nuevo Patronato de Altamira, que ha decidido reabrir la cueva, pero después de que un grupo de expertos fije cuál es el número de personas que puede acceder a la cavidad sin dañar sus pinturas.
Las primeras visitas podrían producirse a finales de este año. Ahora, el deseo del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, es que el primero en contemplar, tras ocho años, los famosos bisontes de Altamira sea el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
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