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El Frente Polisario prepara con el Gobierno la vuelta de los niños saharauis en verano tras dos años de ausencia

Gracias al programa Vacaciones en Paz, miles de niños vienen a España durante la época estival a convivir con familias españolas. La pandemia ha interrumpido desde 2019 la llegada de un proyecto que también sirve para visibilizar el conflicto del Sahara Occidental en nuestro país. 

Imagen de archivo de niños y niñas saharauis en España pertenecientes al programa Vacaciones en Paz, que se lleva desarrollando durante décadas.
Campo de refugiados de saharauis en Tinduf, al sur de Argelia. / REUTERS / ZOHRA.

Desde el mes de septiembre de 1979, alrededor de 100.000 niños y niñas saharauis han participado en el programa Vacaciones en Paz. Este proyecto permite la llegada a nuestro país, durante los meses de verano, de miles de personas menores de edad procedentes de los campamentos de población refugiada saharaui de Tinduf (Argelia). La pandemia mundial originada por la Covid-19 interrumpió su presencia en España durante los años 2020 y 2021. La mejora de la situación sanitaria ha permitido que este año se vaya a retomar, salvo imprevistos. El Frente Polisario, a través de su delegación española, prepara ya los trámites necesarios con el Gobierno para volverlo a poner en marcha. 

Así lo señalada el delegado saharaui en España, Abdullah Arabi, en declaraciones a Público. "Hemos despejado la ola de la pandemia y hemos tratado en coordinación con el Gobierno de España ver las posibilidades de retomar el programa Vacaciones en Paz", destaca. Las autoridades saharauis han decidido reorientar el proyecto hacia edades más pequeñas, por lo que este año solo vendrían niños y niñas nacidos en 2014. "Sabemos que es un año complicado pero creemos que tras dos años de parón será necesario. No esperamos alcanzar los 4.000 participantes de otros años, porque sabemos que la decisión de las familias está influenciada por la cuestión sanitaria", añade el representante saharaui.

Los organizadores del programa reconocen que la incertidumbre puede dificultar la captación de familias este años. Pero cuentan con la necesaria e imprescindible participación de las asociaciones solidarias con el pueblo saharaui, que se cuentan por decenas en todo el Estado. Estas entidades ya se están movilizando a nivel local para conseguir familias interesadas. Será durante el mes de abril cuando se decidan los números exactos de niños y niñas saharauis que podrán venir, en función de la cantidad de familias interesadas. 

Arabi destaca que los campamentos de Tinduf han conseguido mitigar la última ola de la pandemia. "Los indicadores sanitarios son buenos, el cierre inicial nos dio buenos resultados. Aunque un campamento que vive de la ayuda humanitaria, si lo cierras, las consecuencias son tremendas. Pero hemos logrado controlar la propagación del virus y la comisión sanitaria ha funcionado", afirma. Desde Moncloa, según varias fuentes consultadas por Público en diferentes ministerios implicados, tienen conocimiento de la vuelta del proyecto, sin realizar por el momento más comentarios. 

Beneficios del programa y visibilidad para la causa

La cercanía de la sociedad civil española al pueblo saharaui y a este proyecto de acogida al concreto es estrecha. Un ejemplo es Carolina García, integrante de la Asociación Navarra Amigos del Sáhara (ANAS) y de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS). Es una veterana del movimiento solidario. En 1997 sus padres acogieron al primer niño saharaui. Era Sidahmed, "el hermano de acogida" de Carolina. Aparte, en su familia han convivido con otros 9 saharauis. "Llevaba mucho tiempo esperando que nos dieran la noticia", destaca en conversación con este medio sobre la vuelta del programa este verano.

"Hay que animar a las asociaciones para que vean que se puede hacer. Hay que animar a las familias", destaca García. En su caso, tuvo la oportunidad de viajar a los campamentos de Tinduf en diciembre. "La situación es como haber vuelto a hace 15 años, sin exagerar", dice, por la escasez de comida y otros productos básicos que ha provocado la pandemia y el freno al flujo de envío de ayuda humanitaria. "Que no haya habido Vacaciones en Paz supone mucho. Son 4.500 bocas que sacamos en 2019 que han tenido que comer allí dos veranos completos", añade. Además, antes de la crisis sanitaria su asociación enviaba furgonetas con ayuda todos los meses. Las caravanas humanitarias que llegaban también se han resentido.

Los niños y niñas saharauis representan para su pueblo casi una figura de "embajadores". Eso ha permitido a mucha gente española conocer el conflicto

"Todos los hombres se han ido al frente, por lo que las tiendas están cerradas y no pueden hacer comercio con Argelia o Mauritania. Es muy importante el proyecto, va a dar vida en los campamentos, aunque salgan 500 niños", afirma García. En los territorios ocupados la situación es también preocupante por los abusos contra los Derechos Humanos cometidos contra la población originaria saharaui o activistas como Sultana Jaya o Aminetu Haidar, entre otras

Los niños y niñas saharauis representan para su pueblo casi una figura de "embajadores". Eso ha permitido a mucha gente española conocer el conflicto. "Que te pregunten por la calle de dónde viene el niño y le puedas contar lo que está pasando es primordial. Un niño si va a un pueblo todos se van a enterar del conflicto, de por qué vienen. Y de que hay una guerra también", añade. 

El origen de este programa de acogida se sitúa en septiembre de 1979. Al aeropuerto de Barajas llegaron 100 niños y niñas saharauis. Los esperaban, entre otros, el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, el expreso político Marcos Ana o el histórico dirigente de CCOO Marcelino Camacho. Desde entonces, el programa fue asumido por administraciones de distinto color político y ha llegado a todos los rincones del Estado. Sólo se interrumpió en 1998 por la esperada celebración de un referéndum de autodeterminación que no llegó, además de los dos últimos años por la pandemia. 

Guerra abierta y nuevo enviado de la ONU

Sin acaparar demasiado foco mediático desde hace meses, la realidad es que Marruecos y el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui ante la ONU, libran una guerra desde noviembre de 2020. El Polisario acusó al reino alauí de romper el alto el fuego, vigente desde 1991, por unas maniobras al sur del territorio que un día fue la provincia número 53 de España. En Tinduf, como reflejó un reportaje publicado por este medio, no es difícil encontrar a niños que hayan pasado varios veranos en nuestro país y que ahora se encuentren en el frente de guerra. 

"Los partes de guerra son diarios", señala Arabi. La ONU nombró recientemente un nuevo enviado especial para el conflicto del Sahara Occidental hace unos meses, tras un par de años con la plaza vacante. Staffan De Mistura ha visitado ya a todas las partes implicadas, también a España, que figura como potencia administradora de un territorio pendiente de descolonización. Aquí se reunió con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares

"Nosotros como Frente Polisario hemos reiterado nuestra plena voluntad de cooperación para que su misión tenga éxito", afirma Arabi sobre De Mistura. "Le hemos dicho que el pueblo saharaui no tiene confianza en la ONU, que sus antecesores no pudieron completar la misión porque los países miembros del Consejo de Seguridad no se han implicado y han actuado de una manera totalmente tendiente a mantener el conflicto y favorecer el estatu quo de la ocupación", añade el delegado saharaui.

Desde el Polisario advierten que no firmarán el alto al fuego "sin garantías de nuevos enfoques en las negociaciones" con la ONU. Por su parte, desde el Gobierno insistían en el marco de Naciones Unidas. "España sola no puede resolver el conflicto, estamos con Naciones Unidas, somos parte del Grupo de Amigos del Sáhara, donde hay otros países como Francia y Estados Unidos", señaló el ministro Albares en una entrevista con este medio

Las relaciones de España con el Sahara y Marruecos han estado también muy presentes desde el pasado año, tras la entrada del secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, en nuestro país. Marruecos respondió con un chantaje migratorio en Ceuta por atender de forma humanitaria al dirigente saharaui, gravemente enfermo y el asunto de Gali sigue ahora en manos de la justicia. Pero el pasado viernes se conoció una carta enviada por Sánchez a Mohamed VI, rey de Marruecos, en la que reconocía la "autonomía" como solución, alejándose del tradicional posicionamiento de España. Las consecuencias de este giro histórico realizado por Sánchez están aún por determinar.

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